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Duro de Qatar



Los jeques qataríes dominan por completo el deporte en su país, y su incidencia a nivel mundial va en ascenso. Sin demasiado conocimiento técnico y como si fuera una cuestión de familia y de nación, invierten en profesionales extranjeros para mejorar y le apuntan a los Juegos Olímpicos de 2020.

El deporte qatarí y, por efecto dominó, una parte cada vez mayor del panorama deportivo internacional, está dirigido por un puñado de hombres y mujeres pertenecientes a la familia reinante, la dinastía Al-Thani, que se viene apoyando en su éxito para captar a gestores.

Hijo del Emir, el príncipe heredero que pronto lo sucederá, el jeque Tamim bin Hamad Al-Thani, es el verdadero patrón del deporte en Qatar, y el iniciador de esta política de adquisiciones y de candidaturas a diestra y siniestra. Instalado en 2001 a la cabeza del Comité Olímpico de Qatar (QOC), elegido luego miembro del COI, Tamim, de apenas 31 años de edad, multiplica sus cargos: presidente del Comité de organización del Mundial de fútbol 2022, del Comité de candidatura a los Juegos Olímpicos de 2020, y además es patrón-propietario de QSI (Qatar Sport Investment), empresa creada con fondos propios para financiar las inversiones en materia de deportes en Qatar y en el exterior, la que compró en particular al París Saint Germain francés.

Su madre, la jequesa Moza bint Nasser, preside la Qatar Foundation, verdadero "think-thank" del desarrollo qatarí y primera patrocinadora de la camiseta en la historia del Barcelona español, mientras que su hermano mayor, Jassim, es uno de sus más cercanos consejeros. Para dirigir la QSI, Tamim eligió a un hombre de su absoluta confianza, presidente de la Federación nacional de tenis y de Al-Jazira sport, quien se volvió célebre en Francia en tanto presidente del PSG, Nasser Al Khelaifi, con quien en otros tiempos intercambiaba algunos raquetazos.

Las elecciones que realiza Tamim giran siempre alrededor de una misma exigencia: los directores operacionales de las instituciones que él preside son todos políglotas y formados en las mejores universidades anglo-sajonas, como Hassan Al-Thawadi, director general del Comité supremo de Organización de 2022, la financiera Noora al-Mannai para la candidatura de los JO-2020, y el jeque Saud Bin Abdulrahman Al-Thani, emparentado con la familia real, quien es el secretario general del COQ.

El Comité Olímpico es el centro neurálgico de la organización del deporte y oficia también como ministerio. Las Federaciones, por supuesto, dependen del mismo, así como los clubes de fútbol, las selecciones nacionales y las candidaturas. Nada se le escapa al jeque Saud, ejecutor del proyecto deportivo de Tamim y de Qatar.

Pero, si bien las instituciones están dirigidas por elementos autóctonos, su funcionamiento cotidiano está gestionado por expatriados de lujo. "Los qataríes tienen el mérito de constatar y aceptar que no tienen los conocimientos técnicos suficientes cuando compran", consideró uno de ellos, el entrenador del club de fútbol de primera división de Lekhwiya, Djamel Belmadi.

El fútbol catarí, obligado a lograr resultados de cara a la Copa del mundo, ha sido modelado por extranjeros: el brasileño Sebastiao Lazaroni está al frente de la selección, y hay 13 entrenadores foráneos en los 14 equipos de la primera división, entre ellos Diego Aguirre, además de tres consejeros para orientar a los directivos federativos, que son el holandés Ronald de Boer, el serbio Bora Milutinovic y el argelino Alí Benarbia.

Todas las federaciones buscan a sus expertos en el exterior. En Aspire, la academia deportiva de alto rendimiento, ninguno de los entrenadores es qatarí. Una "anomalía" que buscan solucionar reclutando formadores extranjeros para instruir a los propios.

AFP l Montevideo Portal


Montevideo COMM / www.montevideo.com.uy

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