Contenido creado por Nicolás Delgado
Jorge Larrañaga Vidal

Escribe Jorge Larrañaga Vidal

Opinión | Uno tiene que saber de dónde viene para saber a dónde va

Reflexiones sobre el "Encuentro con el Patriarca", una recorrida a caballo anual para homenajear a Artigas que fue ideada por el Guapo.

15.10.2021 20:45

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2021-10-15T20:45:00-03:00
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Hace unos días participé de un evento que removió mis mejores recuerdos y caló en lo más profundo de mi corazón. Asistí al "Encuentro con el Patriarca", una emblemática recorrida a caballo anual para homenajear a José Gervasio Artigas que fue ideada por el Guapo cuando daba sus primeros pasos para convertirse en un referente de la política nacional.

Mientras viajaba a Paysandú para formar parte del evento me acordaba de la primera vez que asistí. Yo tenía apenas seis años pero esas imágenes quedaron grabadas a fuego en mi memoria. La noche anterior me había acostado temprano para estar bien descansado, pero era tanta la emoción que no pude dormir en toda la noche. Sobre el amanecer, cuando mi padre vino a mi cuarto a levantarme para ir a ensillar los caballos yo ya estaba despierto. Agarré el bolso que estaba al lado de mi cama en el que había guardado la bombacha de campo, las botas, el cinto, el pañuelo, la camisa, el sombrero, y salimos. Yo ya era un apasionado de las salidas a caballo, y por más que no entendía bien el significado de la marcha, sabía que era algo especial. Lo podía ver en la cara de entusiasmo de mi padre.

Con el tiempo me enteré que se trataba de una iniciativa que se le había ocurrido al Guapo en pleno ejercicio de la Intendencia de Paysandú en honor al jefe patrio en la fecha de su fallecimiento. Aquella vez, el 21 de setiembre de 1995, salieron rumbo a la meseta unos 18 jinetes desde pueblo Arbolito y 14 desde la ciudad. A medida que la marcha avanzaba se fueron sumando otros paisanos de distintos pueblos para terminar subiendo el 23 de setiembre más de 200 jinetes. Ese mismo día se acercaron unas 1500 personas para acompañar. El encuentro cobró fuerza año a año, al punto que en el último antes de la pandemia participaron unos cinco mil jinetes y se arrimaron más de 25 mil personas.

El viejo decía que "uno tiene que saber de dónde viene para saber a dónde va", y ese era el objetivo de esta recorrida. Se trataba de una renovación del compromiso que demostró el pueblo que acompañó a Artigas cuando se retiró en la redota. Y así se pensó como una peregrinación para conectarnos con nuestro prócer y nuestros orígenes, tener una charla en silencio con los constructores de la patria y reflexionar sobre el rumbo a seguir.

La edición de este año adquirió para mí y mis hermanos otro significado. Fue la primera sin el Guapo, y una oportunidad para reencontrarnos con él. Fue darle un abrazo a la distancia en sintonía con el amor que nuestra familia siente por la tierra sanducera. También fue la primera vez que se hizo en un gobierno del Partido Nacional y nos dolió que no estuviera para disfrutarlo. Pero al mismo tiempo nos llenó de orgullo ver al presidente Luis Lacalle Pou y a toda la gente amiga que lo ayudó desde el inicio de esta actividad, que lo acompañó en todo momento y que hoy sigue manteniendo vivo este acto que ya trascendió a su creador y es de todos los uruguayos.

Durante estos cuatro meses, que para nosotros fueron años, recibimos muchos homenajes al Guapo que nos llegaron hasta el alma y por los que vamos a estar eternamente agradecidos. Y días como ese domingo en la meseta me hacen pensar en que el mejor legado que deja es el del ejercicio de la política para la gente. La política del hacer, de construir, de ideas, de la honestidad, de no separarse nunca de su gente y de ir siempre para adelante pero recordando las raíces de forma permanente. En definitiva, la política del bien. Ojalá se le siga haciendo honor a ese legado.