Contenido creado por Maximiliano Latorre
Eduardo Gudynas

Escribe Eduardo Gudynas

Opinión | Nosotros nos congelamos, y ellos hierven

Una capital europea entiende que se inundará y una asiática decide mudarse porque se está hundiendo: los efectos del cambio climático.

08.07.2019 16:19

Lectura: 5'

2019-07-08T16:19:00-03:00
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Eduardo Gudynas@EGudynas

Mientras nosotros aquí, en Uruguay, padecemos lo que se califica como olas de frio polar, en el hemisferio Norte otros sufren eventos de calor extremo. En las últimas semanas distintas zonas de Europa batieron records de altas temperaturas; en localidades francesas el termómetro llegó a 45 grados centígrados.

Más o menos al mismo tiempo, en Alaska, un sitio que todos asociamos con el frío y la nieve por su cercanía al polo norte, también batía records de altas temperaturas. Se alcanzaron 30 grados, el número más alto desde que se hacen registros. Una temperatura tan elevada que las autoridades temen que puedan ocurrir masivos incendios forestales. Una situación similar ocurre en Groenlandia, donde se padecen períodos de altas temperaturas cada vez con más frecuencia.

A su vez, las altas temperaturas en aquellas zonas se deben, en parte, a la reducción de los hielos marinos, que en cada verano desaparecen antes y en mayor volumen. El hielo refleja mucho más la energía del sol, pero al reducirse, ésta queda en las aguas marinas y ello contribuye a elevar la temperatura del aire. En el cambio climático reduce las masas de hielo y eso a su vez genera un nuevo factor que hace todavía subir más la temperatura.

Los escépticos del cambio climático insistirán en que esas circunstancias están dentro de una natural variación, con días más calientes y otros más fríos. Sin embargo la evidencia de las causas humanas es abrumadora, y todas convergen en la responsabilidad de los llamados gases invernadero, como el dióxido de carbono. Los estudios más recientes indican que el cambio climático aumenta esa variabilidad natural, y entonces se incrementa la probabilidad de eventos extremos, como pueden ser las altas temperaturas, y que cuando ocurren sean todavía más agudos.

La India y otras zonas de Asia muestran un posible futuro cercano dominado por los desarreglos climáticos.  A lo largo de unos pocos meses, hay zonas bajo extremas olas de calor que baten records, ocurren sequías, y enseguida se intercalan otros eventos extremos en otros sitios, como lluvias torrenciales e inundaciones. El país sigue sufriendo recurrentes episodios de déficit de lluvias en amplias zonas, poniendo en riesgo su agropecuaria. El monzón de 2019 llegó con retraso, pero en los primeros días llovió tanto como en todo un mes. Los que solo miran los promedios se sienten aliviados, pero para el poblador común ese diluvio significaba un desastre.

Mientras que aquí en Uruguay se lidia con el invierno, cada nuevo reporte sigue confirman que está en marcha un cambio en la dinámica climática planetaria. Y cada informe es más preocupante que el anterior. Se asumía que bajo el actual ritmo, el nivel promedio de los océanos subiría un poco más de un metro al final del siglo XXI, pero ahora se lo calcula en 2 metros.

Pero antes de llegar a ese tiempo, ya aparecen problemas de creciente gravedad que deben ser enfrentados. Por ejemplo, la capital de Indonesia, Jakarta, se está hundiendo, en parte por estos cambios. Esto ha obligado a que su gobierno se vea forzado a anunciar planes para mudar su capital. Similares riesgos viven otras ciudades capitales que están en costas o asociadas a estuarios o ríos. La municipalidad de Londres (Inglaterra) está considerando en estos meses un informe que explica la devastación que generará el cambio climático y el aumento del nivel del mar, como pueden ser inundaciones generalizadas en sus subterráneos o en algunos barrios. Entretanto, aquí en Uruguay, poco se trata sobre el futuro de las ciudades que están en la costa oceánica.

Es que la mirada simplista sobre el cambio climático pone el acento en imaginar algo así como veranos más cálidos o que en un futuro lejano el nivel del mar será más alto. Lo que se olvida en ello es que esos cambios ya están en marcha y ocasionan efectos que se articulan unos con otros, como el caso de los hielos del Artico indicado arriba. Se potencian entre sí desde pequeños a grandes procesos.

Como ejemplo de esto, un reciente estudio muestra que el actual cambio en el clima ya tiene efectos en los diez principales cultivos mundiales, como maíz, arroz, soja, sorgo, caña de azúcar o maíz. La situación para cada cultivo es distinta y además difiere de un sitio a otro del planeta. Los datos actuales sugieren que hay caídas en la disposición de alimentos en varias zonas de Africa y Asia, pero en América Latina podría haber algunos aumentos, por ejemplo con la soja, y esto contribuye a que nosotros y países vecinos nos hagamos los distraídos. A su vez, allí donde llueve menos, caen las cosechas, y entonces las familias tienen menos recursos económicos, y comienzan a tener menos bebés. Se produce una caída en las tasas de reproducción; otro ejemplo de la cascada de efectos vinculados.

Si no entendemos esta complejidad, con procesos encadenados unos con otros, volveremos a pecar de negligentes. La misma negligencia que es responsable de la masiva contaminación que está ocasionando el cambio climático.

 

Más información

Climate change made Europe's mega-heatwave five times more likely, Nature, 2 julio 2019, https://www.nature.com/articles/d41586-019-02071-z

Climate change risk for London, City Hall Greens, abril 2019, https://www.london.gov.uk/sites/default/files/climate_change_risks_for_london_-_a_review_of_evidence_under_1.5degc_and_different_warming_scenarios.pdf

The Impact of Climate Change on Fertility, B.S. Walsh y otros, Trend Ecology Evolution, enero 2019, https://www.cell.com/trends/ecology-evolution/fulltext/S0169-5347(18)30283-0