Contenido creado por Maximiliano Latorre
Cybertario

Escribe Gerardo Sotelo

Opinión | Nebulosa: El anuncio de UPM instaló el debate político en pleno año electoral

El tema es tan complejo y abarcador que el balance de los pros y los contras no surge con facilidad.

26.07.2019 12:14

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2019-07-26T12:14:00-03:00
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Gerardo Sotelo@Cybertario

El anuncio de UPM de que construirá su segunda planta de celulosa se instaló en el debate público en pleno año electoral. El tema es tan complejo y abarcador que el balance de los pros y los contras no surge con facilidad. Al menos si consideramos sus implicancias en tres niveles: la utilidad social, el impacto ambiental y la dimensión institucional.

La confirmación es una buena noticia porque destaca a Uruguay como un país con la suficiente seriedad, estabilidad y respeto a los contratos como para que una empresa de ese porte y jerarquía continúe invirtiendo a largo plazo.

La empresa ha sido testigo de que, en sus treinta años de inversiones en el país, los vaivenes de la economía, los ciclos electorales y los cambios de gobierno no afectaron el respeto a las reglas de juego. Este es un activo que debe valorarse adecuadamente y preservar como un tesoro.

La utilidad social del emprendimiento parece clara pero, si la entendemos como el saldo de factores económicos, técnicos, infraestructurales y ambientales de corto, mediano y largo plazo, no surge como una verdad contundente. Por el contrario, ofrece tantas sombras, matices y escenarios imprevisibles que genera una preocupación razonable en buena parte de la sociedad.

La perspectiva cambia si el observador se ubica entre los habitantes de Paso de los Toros, con sus urgencias laborales y de desarrollo, o entre las miles de familias montevideanas que verán su vida afectada severamente por el trazado del tren. Fuera de eso, el negocio ofrece otros aspectos nebulosos.

Uruguay asume obligaciones a largo plazo por una cifra muy elevada, aunque según las optimistas cifras oficiales, la operación producirá un aumento considerable de la recaudación, más los beneficios de la generación de empleo, el aumento de la capacidad productiva y técnica, la mejora de la infraestructura y el desarrollo local en la zona de la planta.

Según fuentes del gobierno, el saldo de caja será favorable en unos 600 millones de dólares en treinta años (a razón de 20 millones de dólares por año) pero el cálculo requiere tantas variables en tantos escenarios tan diferentes y durante un plazo tan prolongado que su fiabilidad es incierta.

El otro nivel de análisis es el ambiental, especialmente en el Río Negro, que ya presenta altos niveles de contaminación. El director nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, ha mencionado las altas exigencias del Estado, la severidad de los controles futuros y la expertise de sus técnicos, pero eludió referirse de manera concreta y precisa a los efectos ambientales esperados.

¿Pudo Uruguay obtener más beneficios? ¿Pudo el gobierno evitar así la renuncia del director de Asesoría Macroeconómica, Andrés Masoller?

Parece claro que la mejor opción para UPM era la que planteó y las mejores condiciones posibles, las que consiguió. En frente tuvo a un Estado sin urgencia por contar con otra planta de celulosa con esas exigencias, pero cuyo Presidente estaba acuciado por mostrar algún logro al final de su deslucida gestión.

Tal vez, con la mirada de un estadista, Uruguay hubiera podido negociar desde una posición de relativa fortaleza y obtener la inversión en mejores condiciones y con menores exigencias. En suma, algo menos nebuloso de lo que consiguió.