Contenido creado por Cecilia Franco
Pablo Ferreri

Escribe Pablo Ferreri

Opinión | Mirar el Bosque

Sobre la fiscalidad internacional y sus profundos impactos en Uruguay

11.10.2021 10:09

Lectura: 4'

2021-10-11T10:09:00-03:00
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La crisis financiera de 2008 y la consiguiente necesidad de mayores ingresos públicos que generó, llevó a la fiscalidad internacional -al influjo de los países centrales- a avanzar veloz e intensamente en transparencia, intercambio de información y combate a los regímenes tributarios nocivos o de baja tributación.

La transparencia fiscal y la cooperación internacional pasaron a ser pilares esenciales para la inserción internacional. Uruguay no podía, y no debía, quedar ajeno.

Para ello tuvimos que adecuar fuertemente nuestra normativa, lo que se dio con intensos debates políticos y sociales: se flexibilizó sustancialmente el secreto bancario, se estableció la obligación de declarar los beneficiarios finales de las sociedades anónimas, y se dio un tratamiento fiscal más gravoso a la tenencia de sociedades de “paraísos fiscales”. Además, se firmaron intercambios de información tributaria con decenas de países, entre otros cambios importantes.

La forma de encarar estos cambios permitió no sólo cumplir con requisitos internacionales, sino que tuvo efectos positivos en lo interno, porque permitió tener mejores herramientas para que cada quien pague los impuestos que le corresponden, con un sistema tributario más justo a la hora de repartir las cargas entre los ciudadanos.

Entre 2010 y 2020, desde la DGI primero y desde el Ministerio de Economía después, fui un testigo privilegiado de este proceso de cambios, y debí jugar un papel activo de primera línea en el tema.

Estoy convencido que lo fundamental es mirar el bosque y no el árbol; ir a la sustancia, a los temas de fondo y no perderse en lo puntual o anecdótico.

Hoy, tras la crisis de la Covid-19, los países vuelven a tener mayores necesidades de recursos, y por lo tanto se vuelve a una oleada de transformaciones en materia de fiscalidad internacional, no sólo por transparencia, sino también en temas tributarios. Eso es con impulso a cambios a la tributación de la economía digital, impuesto a la renta corporativa mínimo a escala global, eliminación de prácticas tributarias nocivas, combate a la tributación offshore cuando no hay sustancia (actividad económica relevante), entre otros.

Estos cambios impactarán fuertemente no sólo en nuestro sistema tributario, sino en la economía toda; los efectos serán múltiples y diversos.

Por ejemplo, la imposición de un impuesto corporativo global mínimo lleva a que se vean amenazados regímenes como el de Zonas Francas, los de exención del software o la biotecnología.

Por otro lado, el combate a lo que se consideran practicas tributarias nocivas (“harmful tax practices” en inglés), pone en cuestión el criterio uruguayo de gravar solamente las rentas empresariales generadas en nuestro territorio, empujándonos a avanzar hacia el criterio de renta mundial - al menos respecto de las rentas pasivas que obtengan los contribuyentes de acuerdo con la reciente evaluación publicada en el ámbito de la Unión Europea-.

Estos son sólo algunos ejemplos, de cómo el esquema que Uruguay tiene para promover la inversión y la radicación de empresas se ve seriamente cuestionado.

Esto afecta las posibilidades de generar trabajo para los uruguayos.

Y he aquí la discusión importante: Uruguay debe repensar su esquema de incentivos, para estar alineados a las exigencias internacionales y a la vez seguir siendo un país atractivo para invertir y generar empleo de calidad y bien remunerado.

En la “caja de herramientas” hay varias que dejarán de estar disponibles y hay que pensar cuáles van a apuntalar los procesos de inversión.

Dada la relevancia de estos cambios, se requiere una amplia convocatoria por parte del gobierno a discutir en profundidad estos temas, lo que debe involucrar al sistema político, pero también a la academia, el sector privado y a los trabajadores.

Es demasiado lo que está en juego, es mucho lo que puede impactar al país, y todos debemos estar a la altura.

La única forma de dar la talla es mirando el bosque.