Contenido creado por Manuel Serra
Columnistas

Escribe Julián Kanarek

Es solo una cuestión de actitud: el uso de las redes en las elecciones que se vienen

¿Cómo integra la política uruguaya la voz de las redes sociales en su periodo electoral? Por Julián Kanarek

30.07.2018 15:33

Lectura: 4'

2018-07-30T15:33:00-03:00
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El ya lejano y abrupto final del mundial (así fue para los amantes del fútbol, aunque conocido e inamovible: abrupto) dejó la agenda ciudadana a merced de la inminente, si no iniciada, campaña electoral.

Ya pasaron más de dos semanas del mayor evento deportivo del mundo y tres desde la eliminación de Uruguay. Pero incluso antes de todo ello se empezaban a generar movimientos políticos, reuniones partidarias, filtraciones de prensa y anuncios que construyen el escenario político de cara a las internas partidarias.

Negociaciones, conversaciones, operaciones, postulaciones y especulaciones. El sistema político nos mostró en sólo veinte días todas sus caras, pero, sobre todas sus formas, en relación a una temática que marca el inicio del largo proceso electoral que termina en noviembre del año entrante.

Todas. O casi todas. Lo que no nos dejó ver, por acción, pero sobre todo por omisión, es cómo están dispuestos los partidos y las figuras políticas de nuestro país a integrar la(s) opinión(es) de la ciudadanía en torno a la definición de esas precandidaturas.

Claro está que el sistema democrático tiene previstos los momentos y mecanismos en los que los que se requiere la opinión ciudadana: es en las urnas y en las instancias electorales previstas por la Constitución. La pregunta es si los partidos y sus dirigentes entienden o no esta nueva era, este nuevo paradigma, que acostumbró a los individuos a tener voz sobre todas las temáticas que se vuelcan en la conversación pública.

Hablar de conversación pública es hacer referencia -también- a redes sociales. Con las herramientas actuales, los ciudadanos están más empoderados que nunca. Empoderar es una palabra que está de moda. Implica todo a lo que referimos cuando hablamos de ciudadanía y redes. Es la piedra fundamental sobre la que se cimienta la capacidad actual que tienen los ciudadanos de exigir, cuestionar e interpelar a los políticos en el nuevo sistema mediático. Empoderar a alguien tiene como consecuencia natural restar o quitar poder a otro. Ese otro puede ser individual, colectivo o hasta un sistema complejo como lo es el sistema político.

De acuerdo a Foucault: "El poder no es, se ejerce". Esta manera de entender al poder muestra la pugna a la que están expuestos quienes creen ejercerlo hoy: los políticos. Entender quién posee hoy el poder es entender las nuevas formas que va tomando la política siempre que es interceptada por las redes, como herramienta que permite interpelar el poder.

Escuchar, leer y construir con la ciudadanía, incluso antes del momento previsto institucionalmente, implica ceder en la posición de poder y, a su vez, considerar nuevas opciones para fortalecer la democracia. No hacerlo muestra una desconexión con los hábitos actuales de comentar, cuestionar y protagonizar la política por parte de la ciudadanía.

Las dos fuerzas políticas más grandes del país han puesto en agenda, de distintas formas, las precandidaturas presidenciales. Ninguna de ellas se planteó un mecanismo de diálogo -actual- con la ciudadanía en torno a la temática. Este diálogo no pretende ni debe sustituir los mecanismos establecidos de definición política, pero sí puede aportar una actitud de cercanía para con ese otro (abstracto y cada vez más lejano) que representa la ciudadanía en la pugna por el poder.

La política uruguaya sigue utilizando a las ¿nuevas? redes con viejos paradigmas. Quizá sea un reflejo de nuestra pirámide poblacional y de nuestra política envejecida, ya no sólo en sus protagonistas sino también en sus formas.

Integrar a la ciudadanía en la conversación de cara a las elecciones, más allá de los espacios institucionales, es una oportunidad para todos los partidos políticos. Hacerlo y capitalizar la cercanía que esto representaría es sólo una cuestión de actitud.

Por Julián Kanarek