Namibia ha decidido subastar 170 elefantes procedentes de distintas zonas del país por el aumento de la población de estos animales en los últimos años y en respuesta a los crecientes desafíos de conservación por culpa de la sequía, según informó el Gobierno hoy a través de la prensa local.
La subasta está abierta tanto a compradores locales como internacionales y se refiere a animales vivos para ser vendidos en grupos o familias, dado que los elefantes son seres para los que los vínculos sociales tienen gran importancia.
"Es una oferta para animales vivos, no para trofeos de caza", recalcó el portavoz del Ministerio de Medioambiente y Turismo de Namibia, Romeo Muyunda, en declaraciones recogidas este viernes por el diario Namibian Sun.
El Gobierno dio a conocer la subasta a través de anuncios oficiales colocados en la prensa local esta semana.
Los animales proceden de distintas áreas de la mitad norte del país, como Omatjete, Kamanjab o las zonas de Grootfontein-Kavango y Grootfontein-Tsumkwe.
La decisión se toma en respuesta al crecimiento poblacional de los elefantes en Namibia en las últimas tres décadas, lo que está resultando en conflictos con la actividad humana.
Según estas fuentes, Namibia cuenta con alrededor de 24.000 paquidermos y la tasa de incremento poblacional medio en los últimos años ha sido del 5,36 %.
En ese contexto, las secas condiciones del desértico país austral complican las garantías de supervivencia de los animales.
El crecimiento de las poblaciones, sin embargo, no es la tendencia más habitual en África, donde, durante las últimas décadas, en la mayoría de países su número se ha visto severamente afectado por el impacto de la caza furtiva por su preciado marfil y por la destrucción de su hábitat.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA o ONU Medioambiente), a principios del siglo XX había diez millones de elefantes en África y actualmente queda menos de medio millón.
Los países del sur de África son los que más ejemplares conservan, especialmente Botsuana (nación vecina de Namibia), con una colonia de alrededor de 125.000 ejemplares.
Su conservación, sin embargo, no está exenta de retos y gastos para estos países, tanto en cuanto a los propios animales como al almacenamiento de las existencias de marfil.
Liderados por Botsuana, Namibia, Zimbabue y otras naciones vecinas, solicitaron en 2018 a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) vender el marfil que tienen almacenado, pero la petición fue rechazada, lo que generó mucho rechazo en el sur de África.
EFE
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