El número de muertes en los Estados Unidos a causa del COVID-19 está en franco aumento, algo esperable dada la experiencia en otros países y la evolución de la denominada curva de contagio.
Y si bien se espera que a situación empeore antes de mejorar. El coronavirus podría tener un lado positivo: las muertes en el país -provocadas por cualquier causa- bajaron en estas fechas en relación al año pasado, y también respecto al último lustro.
El economista Siddhartha Sangi, líder de un estudio que se encuentra en fase preliminar, sugiere que esta baja podría deberse a que las personas han modificado su comportamiento debido a la pandemia.
Sangi y sus colaboradores trabajan con datos publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) para hacer un seguimiento de las muertes semanales en el país.
Will continue to update as we get a more complete picture in the coming weeks and months from CDC and other sources:https://t.co/AghRIalQcs@prasanthir30 @hayleywabi @DvSchwartzman
— Siddhartha Sanghi (@SidSanghi) March 30, 2020
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Según el investigador, "hay una clara tendencia a la baja en el número de muertes en todas las edades para el año actual en comparación con los 5 años anteriores". Además, el corriente años parece marcar un quiebre en la tendencia de los cinco anteriores.
Comparando la diferencia del promedio de los últimos cinco años con las muertes de 2020 hasta el 7 de marzo, "descubrimos que durante la semana 10, hubo cerca de 9,000 menos muertes. Esto es casi un 20 por ciento de disminución". La baja n es más evidente después de la semana 7 (que termina el 15 de febrero de 2020).
Dado que las medidas de prevención del coronavirus se incrementaron a medida que la propagación en el país se hacía más notoria, la disminución de las muertes en las últimas semanas sugiere que podría tratarse de un "beneficio colateral del COVID-19 debido a que la gente ajustan su comportamiento para evitar contraer y contagiar el virus.
Esto a su vez permite suponer que "a medida que las personas se quedan más en casa, el crimen y las muertes accidentales pueden disminuir", señala Sangi, quien permanecerá durante las próximas semanas atento a los datos que se publiquen.
Sin embargo, admite que en la medida en que las muertes por COVID-19 ganen relevancia en el conjunto de datos, éstos serán más difíciles de discriminar.
Para el autor, el análisis por edad podría estar apoyando la hipótesis planteada, "ya que la población más joven tiende a ser más móvil, y es más probable que la población de más edad muera por otras causas naturales.
Al dividir la tendencia en grupos por edad, "vemos que la caída más marcada entre menores de 18 años, con una disminución de 297 muertes, que es ni más ni menos que un 76 por ciento", subraya.
Mientras tanto, en el grupo de 18 a 65 años, la baja es de 27 por ciento.
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