Arqueólogos hallan evidencia de olvidado episodio de represión franquista ocurrido fuera de España

Esquirlas de granadas y de mortero, vajillas rotas, una vieja insignia perdida de la antigua Guardia Fiscal, y marcas de balas en la pared de un edificio. En sólo una semana de trabajo, un equipo arqueológico dirigido por el portugués Rui Gomes Coelho y el gallego Xurxo Ayan Vila dio con los vestigios del ataque que las fuerzas combinadas de la Guardia Nacional Republicana de Portugal (GNR) y la Guardia Civil Española lanzaron contra la aldea de Cambedo da Raia, situada en la región lusa de Trás-os-Montes, y muy cerca de la frontera con España.

La acción militar ocurrió en la madrugada del 20 de diciembre de 1946 y causó varias muertes, recuerda Gomes Coelho en declaraciones al periódico lisboeta Diário de Notícias.

"Para quien todavía abrigara dudas sobre ese brutal bombardeo a la población civil de la aldea, quedan completamente disipadas luego de los hallazgos de nuestra excavación", asegura el científico. Las investigaciones se centraron en las ruinas de un inmueble que fue destruido en el ataque y así quedó hasta hoy, como un despojo enquistado en el medio de la aldea.

"Las poblaciones de ambos lados de la frontera tenían un antiguo historial de convivencia, de compartir una vida en común en base a un intercambio de bienes y productos que, contrabando mediante, era una actividad importante para la gente de la región", narra el arqueólogo portugués.

Por eso, existía -y todavía existe- una identidad común y una familiaridad, a favor de la proximidad geográfica: las fiestas tradicionales eran las mismas y abolían la frontera, que también se desdibujaba por los lazos de sangre creados por los casamientos entre personas de uno y otro lado.

Huyendo del brutal régimen franquista, los guerrilleros que se movían en la región de Galicia buscaban a menudo refugio cruzando la frontera, a pesar de que el Estado Novo -régimen que gobernaba entonces Portugal- era una dictadura de corte fascista y con una relación más que cordial con la tiranía española.

Pese a ello, en los pueblos fronterizos primaban las viejas amistades y parentescos, por lo que los fugitivos solían ser bien recibidos y encubiertos. Sin embargo, las cosas no siempre salían bien. Si las autoridades portuguesas los capturaban, eran extraditados de manera expeditiva a España, donde solían terminar ante un pelotón de fusilamiento.

Este movimiento de personas había sido frecuente durante la Guerra Civil Española (1936 - 1939) y continuó mientras grupos de resistencia armados estuvieron operativos, hasta finales de la década de 1940.

Tal fue el caso de los gallegos Demetrio Álvarez, Juan Ribera y Bernardino García, quienes en diciembre de 1946, en fuga de las fuerzas policiales españolas, encontraron asilo en Cambedo da Raia, donde dos de ellos tenían parientes.

Sin embargo, la estadía duró poco. En acción coordinada, la GNR y la Guardia Civil cercaron la aldea y la atacaron a balazos y con morteros.

Juan Ribera y Bernardino García murieron, al igual que dos efectivos de la GNR, alcanzados por disparos de los guerrilleros. Demetrio Álvarez fue capturado y cumplió una larga condena en la prisión de Tarrafal, en el archipiélago de Cabo Verde. Unas veinte personas de la aldea fueron apresadas -algunas durante más de un año- acusadas de colaborar con sediciosos.

En aquella época, la prensa local informó del incidente como la cacería de un grupo de maleantes que asolaban la región. Esa fue la versión oficial y la que prevaleció con los años, luego de que el caso se silenciara por completo.

"En los años 80, la antropóloga Paula Godinho, de la Universidad Nova (Lisboa) estaba haciendo un trabajo de campo en la región y dio con un relato de los hechos, narrado por una anciana residente en la aldea, y decidió reconstruirlo y estudiarlo", cuenta Rui Gomes. Godinho escribió varios artículos al respecto y fue consultora de la campaña arqueológica que acabó por hallar "pruebas materiales" del ataque.

Las investigaciones culminaron su trabajo el sábado pasado y -según el arqueólogo- dieron resultados positivos. Además de la evidencia hallada en la finca y descrita líneas arriba, los investigadores dieron con cuatro refugios en los montes cercanos, que eran usados por los guerrilleros, y que hoy están ocultos por matorrales. "Tres nos fueron señalados por habitantes de la aldea, y el cuarto lo hallamos en base a relatos orales de la región", explica.

"Hay una enorme actualidad en el episodio de Cambedo, donde una comunidad pobre y aislada arriesga su seguridad para cumplir con una ética de solidaridad y hospitalidad para con extranjeros", apunta Gomes Coelho, quien aspira a que sus trabajos -de próxima publicación- contribuyan al debate acerca de lo que denomina "el deber de la hospitalidad en la sociedad contemporánea, de cara a la actual crisis humanitaria global".