Contenido creado por Gerardo Carrasco
Ciencia

Es un sentimiento, no puedo parar

¿Por qué todavía amamos tanto leer en papel?

La magia del libro impreso seduce incluso a los nativos digitales ¿cómo lo logra?

20.02.2019 14:50

Lectura: 4'

2019-02-20T14:50:00-03:00
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No es sólo el peso del libro en el regazo, la textura bajo los dedos, o ese aroma tan particular, enumera Bárbara Ramos Dias, psicóloga portuguesa especializada en el área de los adolescentes.

"Aparte de esa experiencia sinestésica que es el leer en papel, hay toda una interacción con el libro físico que pasa por doblar las páginas, destacar contenidos con marcadores y post-its o escribir anotaciones al margen, lo que hace que sea más fácil aprender leyendo textos en hojas que en una pantalla de ordenador ", dice en declaraciones reproducidas por el periódico lisboeta Diário de Notícias.

Esto sucede porque la habilidad de leer es un aprendizaje continuo, donde el cerebro tiene un papel central en el proceso de descodificar el mensaje, interpretar su contenido y comprenderlo, explica en rasgos simples la investigadora Teresa Silveira, autora del libro Cerebro y Lectura.

Este desarrollo de un cerebro capaz de leer eficazmente, a su vez, implica que el sistema para la lectura "sea preactivado en el primer período sensible - a través de la vivencia en ambientes de calidad léxica y comunicacional - y que al inicio de la escolarización haya una "adquisición eficiente de estos mecanismos", añade Silveira, especialista en comportamiento y especializada en investigar la forma directa en que las tecnologías repercuten en el desarrollo de la arquitectura cerebral necesaria para la lectura.

Contrariamente a la opinión al uso, Silveira no cree que los nativos digitales hayan dejado de leer: están constantemente haciéndolo. Lo que cambió fueron las exigencias de velocidad y agilidad, a nivel del raciocinio y de la acción, que condujeron a la aparición de una lectura fraccionada y virtual, en detrimento de la lectura contemplativa y secuencial, a la que Teresa Silveira llama lectura literaria.

"El hecho de estar moldeando el mediante estímulo-acción, y no por estímulo-reflexión / análisis, genera un comportamiento lector más pobre por tener como base la lectura fragmentada, la cual es excelente para dar y obtener respuestas puntuales , pero insuficiente si se trata de estimular una intelectualidad activa y curiosa ", añade la investigadora.

Por otra parte, leer en pantallas "compromete el pensamiento abstracto y la profundidad de razonamiento", subraya Ramos Dias. "La causa es la dificultad en la estimulación metacognitiva, que nos lleva a pensar que la lectura, allí, es más fácil de lo que parece y empleando menos recursos cognitivos de lo que realmente necesitamos", explica.

Todo ello sin siquiera hacer referencia a otros problemas relacionados con ese tipo de lectura: se estima que para el año 2050 media humanidad padecerá miopía, una dolencia que no es nueva pero que se verá agravada por la exposición a la azulada luminosidad de los monitores.

Además, recuerda que escribir a mano es más eficiente que teclear en el ordenador, ya que los apuntes - más elaborados - garantizan a quien los toma mejores resultados en las pruebas. "En términos cognitivos, diversos estudios indican que leer en papel nos permite retener contenidos más abstractos y amplios, además de aportar calma, fortalecer lazos familiares y contribuir con el desarrollo neurológico y emocional", dice.

En ese mismo sentido apunta un estudio llevado a cabo el año pasado en la Universidad de New Castle, Australia, trabajo que revela que los niños a quienes su padres les leyeron cuando tenían menos de 5 años (antes de entrar al preescolar) mostraron un desempeño académico significativamente más avanzado en su primer año de clases, en comparación con los compañeritos que tuvieron poco contacto con la lectura en esa misma etapa.

"Aún así, con los ebooks y los ereaders, muchos jóvenes cambian el papel por estas opciones que salen más baratas, son ecológicas y fáciles de transportar", observa Ramos Dias, basada en lo que ve en sus consultas con adolescentes. ¿Quién, en su sano juicio (piensan ellos), puede negarse ante la posibilidad de tener una biblioteca entera en un pequeño Kindle que se transporta bajo el brazo?
Nadie, y no es eso lo que se pretende, enfatiza la escritora lusa Ana Maria Magalhães, sumamente adepta al formato digital para consultas o menajes cortas, pero que no concibe leer una novela o una biografía en pantalla.

"Los libros son objetos muy personales, en los que se tiene una intimidad mayor con el texto", asegura en declaraciones publicadas por el citado medio. Para ella, corresponde a los padres y a los profesores ayudar a los jóvenes - sobre todo a los niños -por tratarse de un hábito que se adquiere temprano- a descubrir el placer de leer.