Este es un país ganadero. Han pasado muchas sequías y las vacas han sobrevivido, y pase lo que pase somos un país ganadero. Pero también podemos dejar de serlo. Las últimas noticias son que con un millón de hectáreas plantadas en mono cultivo para árboles de celulosa -eucaliptos, pino- un plan que costó muy barato -100 millones de dólares- empezó en el año 1987 y es el origen de inversiones por 2.700 millones de dólares, que es una cifra -para un país de tres millones de habitantes- absolutamente sideral.
La producción ganadera está en un momento culminante y la aspiración es una exportación de alrededor de U$S 700 millones. En una primera etapa maderera, teniendo cubierta la tercera parte de las tierras llamadas forestales -que son las que a la ganadería no le interesan- vamos a producir lo mismo en el término de un par de años. Es para pensar que se ha producido una mutación productiva que no es casual, que es hija de un plan, de un esfuerzo, de una inversión de trabajo y de inteligencia y cuyo porvenir es muy importante en el mundo.
Al Uruguay le ha pasado eso: ha cambiado su producción casi sin darse cuenta y los próximos veinticinco años van a estar signados por esa mutación. Yo le llamo a esa mutación Hernandarias II . Creo que ya está asegurada como una potencialidad productiva de la misma cantidad, de la misma importancia para nosotros que la producción ganadera. Este es un cambio que no va a poder dejar de efectuarse porque ya tiene sus bases. Y los árboles, lejos de disminuir, van a crecer: tenemos una reserva para llegar a tres millones de hectáreas cuando estamos en menos de la tercera parte todavía.
Sobre esa base parecería que se abren buenas perspectivas para nosotros. El Uruguay tiene que encarar la vinculación con Suecia y con Finlandia como su única manera inmediata de poder entrar en la economía del conocimiento, porque son dos países con un desarrollo de punta en el mundo que se van a vincular estrechamente con nosotros, porque la actividad primordial que va a desarrollar la madera no va ser una simple fuente de materia prima sino que va a ser transformada por empresas agro industriales. El proceso de plantar para tener celulosa y hacer papel es un proceso perfecto y determina consecuencias muy grandes. Yo pienso que esos dos elementos van a determinar una tercera mutación posible, fruto de nuestra asociación con dos países tan particulares, tan extraños son Suecia y Finlandia.
Los países que dejaron su denominación un tanto peyorativa de países del tercer mundo o subdesarrollados e hicieron las cosas bien dentro del sistema global que el mundo ha impuesto, se han convertido en países emergentes. Esos países se caracterizan por focalizarse, se hacen especializados en algo de lo que corresponde a la economía actual y del futuro. Cada uno ha agarrado una de esas ramas y ha hecho la transformación que necesitaba. Un plazo de veinticinco años para este proceso no es largo.
Yo pienso que después de la economía de Hernandarias I (vacas y ovejas) después de la economía de Hernandarias II (árbol, celulosa y papel) podríamos aspirar, si hiciéramos las cosas como corresponden, a tener una economía focalizada en una de las actividades que no trafica con átomos, sino que trafica con bytes: software, hardware.
LO NEGATIVO
Uno de los factores más negativos referidos al Uruguay es el lugar que ocupa la enseñanza terciaria. Ha sido desmantelada, dejada de lado. No digo perseguida, pero sí sitiada por razones políticas. La Universidad durante mucho tiempo fue un bastión de la izquierda y, del otro lado, los partidos tradicionales la encararon de esa manera y poco a poco fue desmantelada.
La sigla I + D Investigación + Desarrollo- es el tema de todos los países en el mundo actual. Pero no ha penetrado en el Uruguay, porque Uruguay no tiene investigación, no tiene universidades como son las universidades verdaderas que hay en el resto del mundo. China llegó a ser unos de los países más pobres del mundo, donde moría gente de hambre en la capital y había un sistema para recoger los cadáveres diariamente de la calle. ¿Qué es lo que ha hecho China para salir de esa situación? Creó un corredor en el sudeste donde las universidades son de la mejor categoría del mundo, abundantes y perfectas y con esa locomotora ha hecho un país con dos sistemas, uno dentro de la franja marítima del sudeste donde están las grandes ciudades y las grandes universidades y otro el resto del país. En Uruguay no se estudia eso, se piensa que es un país comunista. Es una simplificación muy triste.
Este es el primer factor negativo del Uruguay. Tiene una insuficiencia en la educación terciaria con la cual no podrá seguir y con la cual nada de los planes de la economía del conocimiento es viable.
El segundo factor negativo que acosa al Uruguay, que lo disminuye, que hace que las presunciones de futuro se vean dificultadas en la proyección del pensamiento, es el sistema de organización del Estado, donde las principales industrias del país son desarrolladas por entes autónomos.
Nada peor le podía pasar al Uruguay que tener a las grandes empresas en manos de burócratas, que tener un conjunto de empresas enormemente determinantes en todo lo que es la economía y que están regidas por un interés corporativo y no por el interés común del país. Si el Uruguay no se sacude de encima el régimen de los entes autónomos, no creo que sea un país apto para tener un cambio, una mutación.
Sin reforma del Estado no creo que haya mayor posibilidad de desarrollo y aprovechamiento de las oportunidades que se nos están dando servidas. El mundo actual, la globalización, es un ámbito particularmente apto para los países emergentes. Yo pienso que no hay ni justicia social, ni calidad de vida, ni cualidad de vida, si no hay satisfacción de las necesidades primarias. Donde la gente se muere de hambre, cuando la gente está bajo la miseria no hay solución ninguna, más que buscar recursos materiales para sacarlos de esa situación y formarlos de otra manera. Pero mientras se mueran de hambre tampoco pueden admitir formación.
El Uruguay tiene un déficit enorme en materia de formación y tiene un déficit enorme en materia de organización del Estado.
El tercer factor negativo que tiene el Uruguay es la inferioridad regional. Es muy difícil progresar con los vecinos que tenemos. Es muy difícil aguantar el Mercosur encasquetado arriba de la cabeza, y la solución para salir de la región vuelve al principio: podemos salir si tenemos una producción suficiente que no dependa de los vecinos. Pienso lo que sería una Ence produciendo papel en la medida que puede hacerlo; lo que pueden hacer las fábricas de los países escandinavos es absolutamente electrizante. Nokia produjo en el 2004 seis teléfonos y medio por segundo. Repito: seis teléfonos y medio por segundo, que son 207.000 millones de teléfonos en un país de cinco millones de habitantes, que tiene el tercio de su territorio dentro del círculo polar.
Si estos señores finlandeses pueden hacer eso basándose en la creación de veinte universidades yo pienso que nosotros, imitando medianamente eso, podríamos tener una exportación de papel que saliera por un puerto oceánico, La Paloma, que esté lejos del Río Uruguay, del otro lado. Y sacar todo el papel que quisiéramos por ese puerto oceánico.
UN PAIS CON FUTURO
Cuando me pongo a soñar la parte buena de este país lo pienso así, con fábricas en Durazno y Fray Bentos y exportaciones por La Paloma. Eso nos daría el despegue de la región y entonces sí, podríamos confraternizar con los argentinos y los brasileros. Podríamos tener una economía que realmente se hubiera liberado de las zancadillas brasileras cuando devalúa o de las tesis argentinas cuando necesiten votos para una elección del 23 de octubre.
El panorama puede ser visto -y creo que debe ser visto- con un gran optimismo, el Uruguay no es un país quebrado, ni es un país sin futuro. Al revés, es un país lleno de futuro. Es un país que se ha equivocado mucho, donde hay que cambiar muchas cosas de base, donde hay que cambiarle la cabeza a la gente en muchos aspectos y hay que reordenar los valores, empezando por lo primero: la humildad para aprender, la humildad de plantear los fenómenos de la enseñanza con la debida jerarquía que deben tener.
Cuando el señor Presidente dice que la enseñanza tiene que tener un 4,5% del PBI, yo pienso que hace muy bien en decirlo y que se queda corto, muy corto. La enseñanza tiene que tener mucho más de eso si este Uruguay quiere tener futuro. Este Uruguay tiene esa posibilidad. Con la calidad y la inteligencia de la gente estas cosas que están en formación, pueden realizarse y llegar a buen puerto.
Síntesis de se exposición en el seminario de Cofac
Carlos Maggi es periodista y escritor
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