Mundiales: curiosidades de camisetas
Sudarla siempre
01.06.2014 09:00
Las curiosidades en torno a las camisetas de las selecciones nacionales se han sucedido a lo largo de la historia de los Mundiales. Para celebrar el lanzamiento de una particular remera de la marca italiana Versace, repasamos las historias más llamativas que giran alrededor de las casacas.
Diseñar remeras vinculadas al mundo fútbol no es exclusivo de las marcas deportivas como pueden ser Nike o Adidas. A muy pocos días de comenzar el Mundial en Brasil, la conocida firma de moda italiana Versace lanzó su propio modelo de camiseta, "Versace loves Brasil".
El modelo se basa en la variedad de colores y excéntricos estampados que hacen alusión al evento deportivo del año. Pelotas de fútbol, flores, cadenas de oro y hasta un leopardo aparecen en la remera que cuesta ¡500 dólares!
Aprovechando la salida de esta exótica camiseta, repasamos las historias más curiosas que a lo largo de los Mundiales han rodeado a las indumentarias deportivas.
El baúl de los recuerdos
Esta historia comenzó en 1930, y Bolivia fue la protagonista del primer hecho curioso de los Mundiales: en el debut frente a Yugoslavia, los 11 jugadores decidieron ingresar a la cancha con una camiseta blanca, cada una con una letra en el pecho. Cuando posaron frente a los fotógrafos, se pudo ver que formaban la frase "Viva Uruguay", en homenaje al anfitrión.
Con ese hermoso gesto jugaron y perdieron 4-0. Días después enfrentaron a Brasil pero no pudieron repetir la gracia, porque sus rivales también llevaban casacas blancas. Por ese motivo, Bolivia jugó con camisetas celestes prestadas justamente por sus colegas uruguayos.
Hablando de Brasil, conocemos a esa selección como la Verdeamarela, por sus colores verde y amarillo. Pero no siempre los usó: de hecho, desde su inicio en 1914 hasta el Maracanazo en 1950 jugaba de blanco.
Cuando Brasil perdió la final del Mundial frente a los charrúas, el diario Correio da Manha señaló que esas camisetas estaban "malditas" y que no se podía seguir jugando con ellas. Fue el periódico, junto a la Confederación Brasileña de Deportes, el que organizó un concurso en donde la premisa era innegociable: la nueva vestimenta debía combinar los colores de la bandera del país norteño. El mismo fue ganado por un joven escritor de 18 años, que se imaginó la camiseta amarilla con vivos verdes, el pantalón azul y las medias blancas.
La verdeamarela fue estrenada en el Mundial de Suiza 1954 frente a México, y al parecer, camiseta que debuta gana, pues la seleçao goleó 5-0. El problema fue que en Suecia 1958 el equipo llegó a la final y tenía que enfrentar a la selección anfitriona que vestía también de amarillo, por lo que hubo que realizar un sorteo, el que ganaron los europeos.
Los brasileños se vieron obligados a cambiar y volver al blanco no entraba en consideración. A dos días de la definición, la delegación compró unas casacas azules, a las que les quitaron los escudos originales y les cosieron los de la CBD. Así salieron a la cancha, para ganar su primera Copa del Mundo liderados por el joven Pelé.
Su clásico rival, Argentina, organizó el Mundial de 1978 y en el último partido del grupo A entre Francia y Hungría en Mar del Plata hubo una confusión: a media hora del arranque del partido, al volante francés Henri Michel le llamó la atención que debajo de la campera del equipo húngaro había una camiseta blanca. Preguntó por qué tenía una casaca de ese color, el mismo con el que jugaría su selección.
En un principio se pensó que la culpa de este mal entendido era de FIFA, porque ambas directivas decían tener un comunicado que indicaba que debían jugar de blanco. Finalmente, el delegado de la selección francesa, Henri Patrelle, se hizo cargo del asunto diciendo que no había leído la circular que cambiaba la primera.
Los franceses tenían una casaca suplente para usar, pero a 400 kilómetros, en Buenos Aires, y hacía allí partieron a buscarlas. Pero demoraban en volver, el comienzo del encuentro se retrasó 45 minutos y entonces el club marplatense Kimberley les dio la solución a los galos. Francia jugó y ganó 3-1 con la camiseta a bastones verde y blanca de la institución local, que sólo tenía números del 1 al 16 en sus dorsales. Por eso, Dominique Rocheateau hizo un gol con el 18 en el short pero con el 7 en la espalda.
Los franceses no fueron los pioneros en eso. Ya en el Mundial de 1950 México jugó ante Suiza con una azul y blanca a rayas verticales de Cruzeiro, y en 1958 Argentina jugó con la casaca amarilla del IFK Malmö suizo, frente a Alemania Federal.
Pero volvamos al Mundial de Argentina, donde México llamó la atención por su vestimenta que fue hecha por la marca norteamericana de jeans Levi´s, que confeccionó tanto el uniforme titular como el suplente. El suplente, de fondo blanco con dos bastones en el pecho de color verde y rojo, era más agradable a la vista: tanto que el diseño fue copiado por la marca Nike para diseñar la casaca de la selección de Portugal en el Mundial de 2010.
Justamente México fue el primer país en organizar dos veces un Mundial, en 1970 y en 1986. Y conocido por su intenso calor y humedad, las selecciones estaban buscaban la manera de eludir estas condiciones climatológicas. Para ello, en 1970 Inglaterra introdujo una nueva basada en una tela más liviana con pequeños agujeros. Estas camisetas fueron conocidas como Air-Tech.
Los ingleses no se quisieron quedar con ese solo avance y decidieron, como los colores claros absorben en mejor medida al calor, retirar la camiseta roja y pasarla al tercer lugar en los uniformes, y jugar con una blanca, teniendo como segunda opción una toda celeste, pantalón y medias inclusive. Con esa jugaron ante Checoslovaquia, que también usó indumentaria clara, por lo que eso se consideró como un error.
Al partido siguiente, frente a Alemania, usaron entonces la roja, con un calor agobiante y afrontando un tiempo suplementario. Inglaterra perdió 3-2 y quedó eliminada del Mundial, haciendo honor a aquello de lo que mata es la humedad.
También en México, pero en 1986, Argentina copió la tecnología inglesa, y solamente la aplicó a la titular blanca y celeste. Cuando tuvo que enfrentarse a Uruguay en octavos tuvo que hacerlo con la azul en su versión común, pesada y agobiante como la definió Carlos Bilardo.
Por eso, para el próximo partido que era ante los británicos, Bilardo le pidió a la marca que vestía al equipo, Le coq sportif, que confeccionara casacas azules y livianas. Eso fue imposible por una cuestión de tiempo, y hubo que recurrir a las tiendas de la zona. Fue Rubén Moschella el que partió con esa misión y regresó con dos modelos azules, pero la última palabra la tuvo Diego Maradona, cuando dijo "Qué linda esta camiseta; con esta le ganamos a Inglaterra".
El ayudante volvió a la tienda y compró 38 ejemplares de la camiseta elegida por el capitán, sobre la que se aplicaron rápidamente los escudos y los números. Horas después y con una casaca improvisada, Maradona hizo historia con un gol con la mano y otro que fue considerado el mejor gol de los Mundiales.
También será muy recordada la vestimenta que utilizó Costa Rica en Italia 1990. Tras ganarle a Escocia en el debut con una camiseta roja con cuello blanco, llegó el Brasil de Careca, y la selección tica saltó a la cancha de la Juventus con una inédita remera negra y blanca a bastones.
La federación costarricense la llevó a Italia como homenaje al club decano de ese país, el CS Libertad, pero la usó ese día por el equipo turinés, buscando que los lugareños se identificaran con ellos. Pero las cosas no salieron bien, porque perdió 1-0. Para su suerte, la volvió a usar cuatro días después, le ganó 2-1 a Suecia y logró la clasificación.
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Editor responsable: María Noel Domínguez













