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Si hubiese habido VAR, el defensor hoy todavía estaría cumpliendo su condena.
Hay imágenes que duelen con solo verlas. Lo que hizo Darío Rodríguez en aquella noche de Copa Libertadores en el Estadio Centenario es un claro ejemplo de ello.
Sucedió en el partido que disputaron Peñarol y Liga de Quito en Montevideo en el año 2011. Digamos que es bastante reciente en el tiempo y había suficientes cámaras y replays como para animarse a semejante atrocidad. Sin embargo, Darío lo hizo. La víctima: Hernán Barcos.
Teniendo en cuenta esto, a uno se le ocurre preguntarse qué hubiese hecho este hombre en las viejas Copas Libertadores cuando la ausencia de tecnología permitía que se cometieran ciertas picardías.
¿Le hubiese mutilado el miembro para luego tirarlo al foso del Centenario? ¿Hubiésemos visto una fatality como en la Mortal Kombat 1, con Darío extirpándole los huevos al rival y mostrándoselos al cielo?
¡Imagínense a Mariano Closs relatando un hecho de tal magnitud! Bueno, mejor no, no se lo imaginen porque podemos morir de un ataque de nostalgia, que es mucho más doloroso que un pellizcón de huevos propinado por los gruesos dátiles de este moreno elemento.
Las ememérides de hoy encuentran su inspiración debajo de ese short blanco del delantero del conjunto ecuatoriano. Barcos, si estás leyendo esto en alguna parte del planeta, queremos que sepas que tu dolor hoy dio sus frutos. Te agradecemos por eso.
Del ministro del Interior y el tapabocas

De la gran T y el fútbol uruguayo

De los chinos, los murciélagos y el proyecto de vida



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