La Botnia atómica

Para que La Haya acepte la medida cautelar propuesta por Argentina, la Corte deberá entender que se trata de un daño inminente, grave e irreparable. El antecedente a nivel ambiental es la experiencia atómica en el atolón de Mururoa.

Estos conceptos fueron vertidos en una reunión informativa en el 6° piso del Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de los embajadores José Luis Cancela, Director General de Secretaría del M.RR.EE y Gustavo Alvarez, Director de Asuntos Multilaterales.

Ambos intentaron dejar en claro algunos aspectos de cara a las próximas audiencias en La Haya, en las que Argentina intentará lograr la detención temporal de las plantas de celulosa.
Allí, Cancela y Álvarez aclararon que prácticamente es imposible hacer lobby sobre los miembros de la Corte, encargados de decidir si aprueban la medida cautelar. Se trata de juristas del máximo prestigio, qe son electos por 9 años.

El 8 y 9 de junio únicamente se tratará de resolver el pedido de Argentina. Para que sea aprobado, el país vecino deberá comprobar que el daño causado por las plantas de celulosa es inminente, irreparable y grave.

A nivel medioambiental, el antecedente que se registra -en el que sí fue aprobada la medida cautelar- fue el recordado episodio del atolón de Mururoa, en el que Francia realizó varias pruebas atómicas.

El primer día Argentina expondrá su caso durante tres horas, seguido por una constestación de parte de Uruguay. El 9 hay una nueva audiencia donde los vecinos explican su posición por dos horas y se produce una respuesta uruguaya por el mismo tiempo.

Hay una falla en tu informe

Los representantes argentinos esperan lograr la detención temporal de la construcción de las obras al probar que Uruguay jamás consultó al país vecino, como debería haber hecho según el tratado, sobre la construcción de las plantas.

Argentina cree ahora haber encontrado un punto débil en la argumentación uruguaya, consistente en una contradicción que probaría la violación del tratado por parte de Uruguay. Según este razonamiento, en el informe del ex embajador Felipe Paolillo en el Edificio Libertad nuestro país admite haber faltado a sus obligaciones, de acuerdo a lo que publica el diario argentino Ámbito Financiero.

El párrafo, según recoge el diario El País, es el siguiente: "El Uruguay informó a las autoridades argentinas de los proyectos y la construcción de las obras y proveyó en varias oportunidades la información que las autoridades argentinas le solicitaron. Sin embargo, no lo hizo a través del procedimiento establecido en el Estatuto del Río Uruguay. ¿Por qué? Porque las autoridades de las dos naciones, al más alto nivel acordaron otros procedimientos alternativos, en un caso fueron los Ministerios de Relaciones Exteriores y en el otro caso fueron los propios Presidentes de los dos países".

Argentina considera este párrafo como una admisión oficial y pública sobre la violación del tratado, por lo que lo incorporará como prueba en los argumentos a usar ante La Haya.

Todo se resolverá el 8 y 9 de junio, cuando la Corte Internacional de Justicia resuelva si acata el pedido de medida cautelar.

Campamento permanente

Mientras tanto, los ambientalistas no dan batalla por perdida. Después de haber sido corridos por el frío de su vigilancia permanente al costado de la ruta, regresan -como en el cuento de los tres chanchitos- para construir un par de casas que les permitan hacer guardia todo el tiempo que quieran.

El lugar ya tiene luz eléctrica, según informa el diario El Observador, así como una red de saneamiento y conexión satelital a televisión.

Se espera que una de las casas pueda ser habitada en pocos días, con el objetivo de que los activistas estén alerta las 24 horas del día en caso de tener que retomar los cortes de ruta. Tal cosa podría suceder si consideran que el juicio en La Haya se desarrolla desfavorablemente para sus intereses.