La selección de bolivia llegó a Jujuy para ser local, apoyada por 20.000 bolivianos que hicieron unos kilómetros para apoyarla y con el peso del partido. Es que después del 1-1 obtenido con Argentina, la responsabilidad de la victoria estaba de su lado, ante un juvenil conjunto costarricense que parecía estar de paseo en el certamen, pero mostró lo contrario.

Fueron los ticos quienes asumieron el protagonismo y se mostraron levemente superiores dentro de un primer tiempo muy malo, donde se saltearon los mediocampos y los delanteros pudieron entrar poco en acción.

Bolivia, en su afán de proponer y atacar, cometió errores y estuvo impreciso, por lo que no logró asistir con frecuencia a su referencia ofensiva, Moreno Martins, así como tampoco al brasileño nacionalizado, Edivaldo Rojas.

Del otro lado, el que generaba más peligro era Diego Madrigal, dentro de un equipo que procuraba atacar moviéndose en bloque pero que carecía del último pase para llegar a pisar el área adversaria con aspiraciones de gol.

Para el complemento, creció a partir del ingreso de Allen Guevara, protagonista de casi todas las situaciones de ofensiva. A los 14’, tras recibir del moreno Campbell, quedó mano a mano con el arquero y tapó Carlos Arias, pero en el rebote la mandó a la red Josué Martínez.

Poco después, otra vez Campbell, figura del segundo tiempo, estrelló un tiro libre en el travesaño, y sobre los 26’ se dio la expulsión de Rivero que desvirtuó un partido que a esa altura mostraba a un elenco boliviano nervioso, que acusó el impacto anímico del gol.

La mano del defensor boliviano para evitar un gol de Mora generó un penal ejecutado por Guevara y contenido por Arias. Se mantenía con vida Bolivia, pero a 15 minutos del final fue bien expulsado Walter Flores y los del altiplano se quedaron con nueve hombres.

Con la obligación de buscar el empate, se fueron al frente y dejaron espacios para el segundo gol, obra de Campbell en un contragolpe ejecutado con el manual.

Costa Rica redondeó una buena victoria que la deja a un empate de la clasificación a cuartos de final. En la última fecha, el lunes, deberá enfrentar a una Argentina obligada, presionada y seguramente plagada de nerviosismo

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