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La marioneta |
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Si
por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me
regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que
pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. |
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Daría
valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. |
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Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás
duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de
un buen helado de chocolate. |
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Si
Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de
bruces al sol, dejando al descubierto, no solamente mi cuerpo sino
mi alma. |
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Dios mío, si yo tuviera un corazón. Escribiría mi odio sobre el
hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh
sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat
seria la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lagrimas las
rosas, |
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Dios
mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin
decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u
hombre |
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Tantas
cosas he aprendido de ustedes los hombres... |
| He
aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hacia
abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse. |
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Son
tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de
mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta,
infelizmente me estaré muriendo. |
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GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ |
| Colaboración
de María José Pereyra |
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1998-2001
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