Actualmente, Cabo Polonio es un asentamiento levantado sobre terrenos ajenos, estatales y privados, a impulsos de la explotación lobera primero, de su valor como lugar de descanso, después.

Separado del continente por una formidable extensión de arena que dificulta su acceso, Cabo Polonio mantiene, hasta hoy, un relativo aislamiento.

Con frecuencia se lo evoca como una aldea de pescadores. Pero la historia del asentamiento enseña que el Polonio es el borde del campo, lugar donde los paisanos llegaban a trabajar algunos días del año convocados por la zafra de lobos, prohibida desde hace algunos años.

La población estable alcanza a setenta personas. Una pequeña escuela rural recibe diariamente una decena de niños. Los diferentes servicios vinculados al turismo, la pesca artesanal y los trabajos rurales, la producción artesana y la producción artística son, en ese orden de importancia, la base de su economía.