El protagonista de la curiosa historia fue inscrito en 1979 en el Registro Civil como Edward Yesid Rodríguez, pero a finales de 2009 tuvo un transtorno mental que lo llevó a adoptar una personalidad femenina, incluida su forma de vestir, según publica el diario El Tiempo.
Como ya no se identificaba son su cuerpo masculino, Rodríguez decidió cambiarse de nombre y en septiembre de 2010 adoptó legalmente el de Eonaclaires Titaniamoon Venusedanas Artemissund, una extraña combinación que mezcla lo femenino con lo mitológico.
En medio de su trastorno también le prendió fuego a su vivienda, situación que no pasó a mayores pero fue denunciado por el delito de perturbación a la posesión, tras lo cual fue ingresado en un hospital donde con un tratamiento recuperó su estado de conciencia meses después.
Una vez curado y consciente de los efectos sociales negativos de la identidad adoptada, Eonaclaires intentó recuperar su nombre original pero la Registraduría Nacional del Estado Civil rechazó su petición argumentando que la ley solo permite cambiarlo una vez.
Eonaclaires recurrió entonces a distintas instancias judiciales, incluida la Corte Suprema de Justicia, donde siempre obtuvo respuestas negativas, y finalmente llevó a su caso a la Corte Constitucional, que estudió una tutela del afectado y le dio la razón.
La Corte Constitucional ordenó a la Registraduría expedirle una nueva cédula de identidad a nombre de Edward Yesid Rodríguez justificando su decisión en la salud mental del demandante que en la época del cambio de nombre padecía de esquizofrenia paranoide con un pensamiento marcado por lo ilógico.
EFE
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