Loro “enfermero” cuida a paciente con apnea del sueño

Barbara Smith-Schafer, vecina del condado inglés de Lincolnshire de 62 años de edad, padece apnea obstructiva del sueño al menos desde 2009, cuando la enfermedad le fue diagnosticada.

Se trata de una enfermedad relativamente común, que eleva la presión sobre el corazón, y puede provocar graves problemas cardíacos.

Uno de los síntomas más notorios de la dolencia es un fuerte ronquido, sonido que Dominic, el loro gris mascota de Barbara aprendió a imitar a la perfección, cosa que según admite la mujer- le avergonzaba bastante.

Sin embargo, el tiempo le dio a Barbara la oportunidad de cambiar su vergüenza por gratitud, ya que el ave demostró ser capaz de "gracias" más útiles que la imitación de un ronquido.

"Desde que mi enfermedad empeoró, él aprendió a despertarme cuando me quedaba dormida en una posición peligrosa, o simplemente dejaba de respirar", explica en declaraciones a la cadena BBC. En esos momentos, el animal batía vigorosamente las alas, o directamente picoteaba los brazos de su dueña.

Tiempo atrás, cuando Barbara se quedaba dormida repentinamente estando sentada, llegaba a caer de bruces sobre la mesa, lo que le costó cinco fracturas de nariz y una de hombro.

Michael Oko, otorrinolaringólogo y especialista en medicina del sueño del Boston Pilgrim Hospital del condado antes nombrado, advierte que "una de cada cinco personas que roncan sufre de apnea obstructiva del sueño, que de no ser tratada puede degenerar en problemas cardíacos significativos, y en una mala oxigenación del cerebro. Felizmente, para quienes no pueden recibir primeros auxilios de un loro habilidoso, hay tratamientos eficientes y recomendables".

Actualmente, Barbara Schafer posee un equipo de oxigenación colocado junto a su cama, que impide que su respiración se interrumpa mientras duerme, por lo que la ayuda del inteligente pájaro ya no será necesaria.

"Pos supuesto que le estoy muy agradecida a Dominic por estar siempre alerta, pero seguro que no extrañaré las llamadas al servicio de urgencias, o las burlas que él hacía de mis ronquidos, concluye.