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| ¿Estás entre esas personas que piantan un lagrimón cada vez que ven un Atari, una botella de leche de vidrio o se encuentran en el altillo con los restos del Simon? En nuestro espacio clásico de Qué es de la Vida, abrimos una sección destinada a recordar y repasar la historia de los objetos que marcaron parte de nuestras vidas y desaparecieron con los años. |
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| Érase una vez... el hombre | ||||
| Érase una vez, una serie de dibujos animados que demostró que se puede educar sin ser aburrido.
Los dibujos animados no solamente son el marco para las peleas entre robots gigantes que amenazan con destruir Tokio (una y otra y otra vez) o las historias lacrimales contadas por japoneses (basadas en clásicos de la literatura europea, por supuesto). También están los que intentaban educar. Muchos se quedaban en el intento y eran tan aburridos como las lecciones de esa profesora de geografía cuyos mapas en el pizarrón parecían jugadas de fútbol americano. Pero el rescatado de esta semana aprobó con honores, ya que enseñó y divirtió con gran efectividad. "Érase una vez... el hombre" nació en Francia en 1978, del genio creador de Albert Barillé. En 26 capítulos de 26 minutos cada uno, diseñó el programa de historia más entretenido de todos los tiempos. La forma que encontró Barillé para atrapar a los niños (frente al televisor, no es que los atrapara en un zulo debajo de su casa) fue mediante la utilización de un reparto de personajes que se repetían en cada episodio, sin importar si se trataba de neandertales o de renacentistas. El líder era el Maestro, un hombrecito cuya barba cubría todo su cuerpo. Su intelecto desarrollado le permitió descubrir el fuego, prever el atentado contra Julio César o ser el mismísimo Leonardo Da Vinci. Sin embargo no había quién lo convenciera de afeitarse. Sus compinches eran dos hombres y una mujer. Pedro era el hombre común y el Gordo era su amigo fornido. Flor era la muchacha de quien Pedro se enamoraba en cada reencarnación, como si estuvieran destinados a hacerlo. Y el Gordo en cada época era tercero en discordia, como la Cosa en los Cuatro Fantásticos. Pero todo héroe necesita un villano, y la serie tenía dos: el Tiñoso y el Canijo. El Tiñoso era el más malvado de los personajes de la serie, mientras que el Canijo era su pequeño ayudante. Tenían una relación parecida a la del Duque Igthorn con Sapito. Y visualmente eran similares. Claro que "Érase" es siete años anterior a los Gummies, por lo que los plagiadores serían los de la empresa del Ratón Miguelito. Por último, un personaje muy importante para el desarrollo de la serie era el Reloj, que era ni más ni menos que un robot que marcaba el año en el que se desarrollaban los hechos. La gran cantidad de episodios permitió que se hiciera énfasis en períodos como el Antiguo Egipto, Grecia, el Imperio Romano, los Vikingos, la Edad Media, el Siglo de Oro, la Revolución Francesa, la Belle Époque o los Años Locos. El último capítulo saltaba al futuro, salteando la historia reciente, quizás buscando evitar conflictos con los historiadores de turno. En nuestro país, tan populares como los dibujos animados fueron las revistas de la serie. Cada uno de los 26 ejemplares correspondía a un episodio, y el contenido eran fotogramas de la animación con globitos de historieta que recogían los diálogos. Tiempo después estuvieron los videos a la venta, justo en la época en que la mayoría de los espectadores originales pasaban por esa etapa en la que cualquier cosa que se relacionara con su infancia era ignorada de manera soberana. El éxito de la serie permitió que surgieran otras, centradas en el espacio, el cuerpo humano o las tribus americanas, todas con la participación del Maestro, quien ni siquiera se afeitó para ser el jefe de los glóbulos blancos. Los dejamos con el video de la presentación del programa, en sus dos versiones. Primero la española, que tenía un tema cantado por niños o castrati, y luego la que llegó hasta nuestras tierras, con una música clásica instrumental. Esta última es más acorde al apocalíptico final de la presentación (y la serie), donde varios humanos son incinerados por el despegue de un cohete, que alcanza a abandonar la tierra antes de que ésta explote en mil pedazos. En serio, esos franceses estaban majaretas. Mirá la presentación: - Versión española- Versión que se vió en Latinoamérica |
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