¿Estás entre esas personas que piantan un lagrimón cada
vez que ven un Atari, una botella de leche de vidrio o se
encuentran en el altillo con los restos del Simon?

En nuestro espacio clásico de Qué es de la Vida, abrimos
una sección destinada a recordar y repasar la historia de
los objetos que marcaron parte de nuestras vidas y
desaparecieron con los años.





 
 
 
  El tiki taka  
  Si no fuera por la existencia del balero, una verdadera arma de destrucción masiva en los años 80, el tiki taka figuraría quizá en el primer puesto entre los juguetes que causaron mayor cantidad de bajas infantiles.
La ansiedad, la furia al no lograr el objetivo e incluso el peso de algunos tiki taka artesanales llevaban a veces a golpes violentos e inesperados en la frágil constitución de los niños.

Consistente en dos bolas (de madera o plástico macizo) unidas por un hilo y una argolla, el simpático divertimento consistía en hacerlas chocar hábil y regularmente sin rebanarse los nudillos. Con la simplicidad de lo clásico (a decir de Mafalda), logró ser más efectivo y adictivo que varios juguetitos tecnológicos. De hecho, es sorprendente pensar cómo un dispositivo cuya construcción no requiere más técnica que la de un cavernícola o un volante uruguayo, lograba llevarnos a un estado alfa de autismo, al practicar durante horas el movimiento repetido.

Lo increíble es que la premisa del juego funcionaba. A no ser por ese tío que empinaba demasiado el codo en las fiestas o el hermano mayor con problemas motrices, cualquiera podía divertirse a medida que adquiría cierta práctica.


El nombre tiki taka no es sólo la onomatopeya del sonido que hacen las bolas al chocar repetidamente: su origen se remonta al euskera, en cuyo idioma una de las acepciones es "jugar a pelota sin fuerza, con cuidado", o para ser más claros "pelotan egin indar barik, suabe". Consejo utilísimo para los que viven en País Vasco, pero no tanto después de sacarse un ojo con la fuerza centrípeta de un tiki taka bien impulsado.

En la década de los ochenta existió al menos un tiki taka de plástico: el tiki taka de los Go-Bots. Los Go-Bots eran la competencia barata de los Transformers, robots que cambiaban de forma. Como los Transformers tardaron en llegar a los televisores uruguayos, los Go-Bots gozaron de toda la popularidad infantil. Uno de sus productos más famosos fue un tiki taka, pero era bastante menos dañino que los clásicos. En lugar de hilos, estaba formado por dos triángulos plásticos, que terminaban en bolas del mismo material. Un juguete que cobró muchas menos víctimas, lógicamente.

Hoy en día el viejo y querido (u odiado, dependiendo de la cantidad de ojos que a uno le continúen funcionando) tiki taka ha desaparecido de la faz de la tierra, ante los juegos de video en los cuales uno conduce un automóvil, atropellando gente y asesinando callejeras. La inocencia de antaño ya no existe, pero uno puede recordarla por un instante adquiriendo un tiki taka en alguno de los sitios de remate por internet. O esperar a que el Playstation 3 traiga un simulador de tiki taka y ahí seguro que la botijada volverá a agitar las bolas para arriba y para abajo, aunque más no sea pulsando repetidamente las teclas X y O.

(La foto pertenece al portal OchentaX)