Iglesia católica brasileña asumió que parte de ella apoyó golpe de 1964

La Iglesia católica brasileña admitió este miércoles que parte de ella apoyó el golpe militar de hace 50 años en Brasil, al que calificó de un "error histórico".

"Si bien es cierto que en el inicio sectores de la Iglesia apoyaron los movimientos que resultaron en la llamada 'revolución', con el objetivo de combatir el comunismo, también es verdad que la Iglesia no se calló ante la represión", dijo la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) en un comunicado.

Recordó que actuaron tan pronto descubrieron "que los métodos utilizados por quienes detentaban el poder no respetaban la dignidad de la persona humana ni sus derechos".

Según la CNBB, "recordar los tiempos del régimen de excepción (...) nos lleva a percibir el error histórico del golpe, admitir que no todo fue debidamente reparado y alertar a las generaciones post dictadura para que se mantengan activas en la defensa del Estado democrático de Derecho".

La Iglesia católica admitió que se estableció una espiral de violencia en la dictadura (1964-1985), "con la práctica de la tortura, el cercenamiento de la libertad de expresión, la censura a la prensa, destitución de políticos; se instalaron el miedo y el terror".

Consideró que, en nombre de un progreso que no se realizó, algunos fueron expulsados de sus tierras y castigados. "Hasta hoy hay muertos que no pudieron ser sepultados por sus familiares", añadió el comunicado.

La CNBB aseguró que fueron 21 años de "dolor y lágrimas" y agradeció a quienes dieron su vida por la redemocratización del país. Para la Iglesia, la creación de la Comisión de la Verdad en 2012 ayuda a pagar esa deuda histórica, sin revanchismos ni venganza.

La creación de la Comisión de la Verdad por la presidenta Dilma Rousseff, una exguerrillera que fue torturada y encarcelada por el régimen militar, es el mayor paso oficial que Brasil ha dado para esclarecer las violaciones de los derechos humanos.

El golpe tuvo lugar el 31 de marzo de 1964, cuando un grupo de generales se rebeló contra el presidente Joao Goulart. Un día después, el Congreso declaró "vacante" la Presidencia.

Brasil reconoce oficialmente unos 400 muertos y desaparecidos a manos del régimen, contra 30.000 en Argentina -según organismos de derechos humanos- y más de 3.200 en Chile.

(Fuente: AFP)