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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Mateo 4:12

Padre Mateo Méndez canta "Las 40"

"Debemos tener una de las vocaciones más expuestas, como la del médico. Ellos tocan cuerpos y nosotros tocamos almas"

24.04.2012

Lectura: 20'

2012-04-24T09:14:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO



Se escuchan los acordes finales de "Milonga de pelo largo", un ícono del canto "de protesta" de hace cuarenta años. Cuando la música de Dino se desvanece, emerge la voz del conductor: "Qué linda canción ésta". Los oyentes mañaneros de Radio María conocen ese hablar pausado, de acento grave que comenta noticias del día y las matiza con información de la Iglesia, música y opiniones. Es martes, el programa semanal llega a su fin y el padre Mateo Méndez se despide de la audiencia con la solvencia de un profesional. Es probable que no necesite aclarar que es sacerdote, porque todos los sacerdotes hablan parecido. Pero distinto a los demás, a los que no lo son.

En la radio, como hace treinta años cuando fundó el Movimiento Tacurú o como ahora en Las Piedras con el proyecto Minga, con su tono de cura Mateo habla de la pobreza, de los excluidos, de los desamparados. Es hijo de una lavandera y un tropero, y seguramente allí hay que buscar la punta del hilo que hilvana toda su existencia. "En casa éramos doce hermanos y no sobraba nada, pero siempre había un plato de comida para uno más". Con Tacurú la receta de contención y afecto funcionó como un relojito. En Rivera, con Caqueiro durante nueve años, también. Pero cuando en 2008 quiso extrapolarla a un ámbito donde las reglas las ponían otros, vino la frustración. Su experiencia al frente del instituto que -se supone- debe procurar la rehabilitación de los adolescentes infractores duró apenas seis meses: le ganó la inercia, los viejos vicios.

Volvió cansado, como en el tango, a la casita de los viejos: el trabajo con su propia, probada fórmula. Ahora es párroco de la iglesia de San Isidro en Las Piedras y desde allí dirige Minga, otra apuesta a la inserción de jóvenes de entorno problemático pero que, a diferencia de Tacurú, no da trabajo sino capacitación para trabajar.

Como para reafirmar que mejor que repartir peces, es enseñar a pescar.

1) ¿Por qué dejaste Tacurú en el año 1999 y te fuiste para Rivera?
Primero porque se habían cumplido los plazos que se aconsejan prudentes para que alguien esté en algún lugar trabajando: tres, seis, nueve, como máximo doce años. Yo ya venía pensando que ese era mi último año en Tacurú, porque es bueno que otros continúen, mejoren, corrijan lo que sea necesario en un proyecto. El haberme ido me parece que fue entonces saludable para todos, no es que estuviera mal uno u otros. Es bueno, hace bien a los propios jóvenes.

2) En su momento muchos pensaron que las jerarquías de la Iglesia no estaban de acuerdo con lo que estabas haciendo en Tacurú y por eso te mandaron lejos.
(Se ríe) No, sabés que con la jerarquía, con el arzobispo de Montevideo nunca tuvimos dificultades en la relación. Nunca el arzobispo me llamó y me dijo que no le gustaba algo. No había por qué cuestionar cosas cuando uno está embarcado en un proyecto en el que estás dignificando las vidas. La dignificación de la vida, lo haga quien lo haga, está bien hecho. Con Cotugno, a pesar de que no pertenezco a su diócesis, seguimos manteniendo un buen vínculo porque él es salesiano como yo, fue mi director en mi período de formación... Yo siempre desestimé todo tipo de imposiciones autoritarias en mi ida a Rivera, porque además no es el obispo el que cambia a los salesianos sino el provincial.

3) En aquel momento tenías una exposición importante, eras el cura progresista, el cura de izquierda. Estamos hablando del año 99, con una realidad política diferente a la de hoy. ¿Eso no molestaba entonces?
Mirá, si molestó no me enteré. Y si molestó y me enteré... seguí trabajando. Yo busqué siempre la mejor manera de dignificar la vida de los otros, y eso creo que no le puede molestar a nadie. O no debería molestar.

4) Has dicho que todos tus hermanos -eran doce- tuvieron una inclinación hacia lo social. Pero el único que dedicó su vida a eso fuiste tú, ¿eso es porque sos sacerdote? ¿Si no lo hubieras sido, harías lo que hacés?
Creo que en la toma de decisión por esta vocación influye que es el lugar donde yo entiendo que aquello que aprendimos como gurises encuentra un espacio privilegiado para realizarlo. Estás a full para esto, como pez en el agua. Porque también tuve que hacer el discernimiento vocacional entre la vida consagrada o la vida matrimonial. Tenía los dos valores, elegí uno y dejé otro. Estoy en esto porque me llena la vida, porque es el lugar donde siento que lo que tengo para aportar es valioso, para mí primero y también para los demás. Es un ida y vuelta: en el dar, uno también recibe.

5) Cuando uno hace algo por los demás siempre está haciendo algo por uno mismo, aunque sea llenar esa necesidad de reconocimiento que todos tenemos. ¿Estás de acuerdo?
En el correr de la vida vas como depurando la intencionalidad de lo que hacés. Capaz que cuando era más joven estaba eso de demostrar que uno podía. Ahí te reconfortan los logros y van como armando ese universo interior que te hace sentir bien. Con el tiempo, vas haciendo lo mismo pero llegás a darte cuenta que la satisfacción está en el crecimiento del otro como persona y que vos estás aportando un elemento para ello. Ahí está eso que te hace sentir bien porque el otro está bien y porque vos pudiste aportar a eso. Esa es la recompensa, no buscás otra cosa.

6) Hace trece años te entrevisté y te pregunté si tenías auto. En aquel momento me dijiste que no precisabas. ¿Hoy tenés?
Tengo una Honda 50.

7) Se aburguesó el Padre Mateo.
(Se ríe) La uso los domingos de mañana para ir a la capilla. Uso la locomoción que hay en la comunidad cuando es necesario. Tengo la libertad interior de no atarme a las cosas que entiendo son innecesarias y que muchas veces son anti-signo de lo que uno profesa. Igual que la vestimenta, la alimentación, los lugares que frecuento, los espectáculos a los que voy, en qué gasto...

8) ¿Fuiste a ver a Paul McCartney?
Nooo. Me hubiese gustado, pero no. No estaba dentro de mis preocupaciones ese domingo. Es una cosa que respeto, por supuesto, hubo gente que disfrutó, que se emocionó, que se abrazó, que recordó tiempos idos, que sintió estímulos y ojalá que eso le sirva para ser mejor persona después.

9) El doctor Tabaré Vázquez te ofreció personalmente en el año 2008 la dirección del Interj (Instituto Técnico de Rehabilitación Juvenil). ¿Qué te pidió entonces?
Conociendo la experiencia que teníamos en el trabajo con adolescentes, que hiciéramos un aporte diferente a lo que se venía haciendo. Que intentara corregir en la institución algunas cosas para que el adolescente esté mejor y encuentre en ella un lugar que le ayude a mejorarse a sí mismo para que cuando salga a la sociedad, salga mejor de lo que entró.

10) ¿Fue un fracaso?
A ver... creo que fue una constatación más de lo que es la institución. Con el equipo hicimos lo que pudimos hacer, no lo que quisimos. Diría que habría sido un fracaso si yo hubiese tenido todo y no lo hubiera podido hacer. No tuvimos todo. Tuvimos lo poco que pudimos ir consiguiendo y peleando, porque también era eso: discutir, pelear, enojarnos. Comenzamos con algunas cambios que quedaron como muestra de que se podían hacer las cosas de una forma diferente. Tan es así que cuando nos fuimos, algunos adolescentes de centros de detención nos decían: "¿Y ahora quién nos defiende?" Es decir que el destinatario de nuestro trabajo había entendido cuál era la propuesta.

"Es fundamental el afecto (hacia el menor infractor). Si él no se siente querido, es más de lo mismo. O peor: afuera estaba libre"
Foto: Presidencia

11) ¿De quién o de qué tenían que ser defendidos esos adolescentes?
De quienes estaban al mando de cada uno de los centros.

12) ¿Qué pasaba con ellos?
Yo creo que hay un destrato institucionalizado hacia el adolescente. Hay un desgaste del educador por trabajar tantos años en un lugar de contención. Y puede llegar a haber una enfermedad de desequilibrio emocional. Yo entiendo, porque nos pasó a nosotros, que no más de cinco años y hay que cambiar. Nosotros pasamos seis meses trabajando allí y ya notamos cambios en la personalidad.

13) ¿Qué es lo que provoca esos cambios?
El desgaste, la tensión, la pobreza de los logros, lo perverso del sistema, y porque llegás a darte cuenta de que es una institución, en este sector, que está enferma.

14) O sea que el principal motivo por el que terminaste alejándote fue la imposibilidad de hacer cosas producto de las resistencias internas.
Como que toda cosa nueva encontraba allí una resistencia.

15) ¿El principal problema eran algunos funcionarios?
Sí. Tal cual.

16) Y no encontraste apoyo para cambiar esa realidad.
Es que no podés trabajar negociando continuamente cosas. No hay que negociar nada. ¿Por qué tengo que estar negociando? Si estamos negociando quiere decir que esto no está bien y que las intenciones que están en la propuesta no están claras y que los proyectos educativos no existen. Muy poco, había un centro o dos que tenían diagramados sus proyectos educativos. Y si no hay proyecto ¿qué hacés con los gurises? ¿Dejás pasar el tiempo? ¿Cómo revertís una situación conflictiva del adolescente? ¿Cómo le ayudás a que reconozca que se equivocó, a que tome conciencia del daño que pudo haber hecho, a que piense en cómo se sienten los otros? ¿Cómo le ayudás a cambiar esa postura muchas veces agresiva, violenta, que vivió en su casa muchas veces, en el barrio? Porque si no, en definitiva, ¿para qué está la institución? ¿Para contener solamente, para encerrarlos hasta que se vayan? ¿Y cómo se van? ¿Mejor o peor?

17) La institución, tal como está concebida, ¿alimenta la espiral de violencia en la que llega el adolescente?
La reproduce. Los motines o desbordes que hay indican que la contención excesiva va generando una acumulación de violencia, que se manifiesta después de esa forma. Que puede estar generada por el adolescente y su actitud, pero también por el adulto, por esa actitud persistente de censura, de privación de salir, de recorte de horarios, de un diálogo que no siempre es cálido y fraterno aunque firme y exigente, sino muchas veces de ofensa y agresión psicológica o verbal. ¿Cómo reconstruís una personalidad que viene fracturada? Con hostilidad no lo lográs.

18) ¿Tuviste vínculo personal con algún adolescente que estuviera allí por delitos pesados y comprobaste en la práctica la validez de tu método?

El 27 de agosto del año que entramos se produce el primer motín estando nosotros. Lo nuestro siempre fue entrar al motín. Y entramos. Fue en el (Hogar) Ser, y no hubo para nada ningún gesto de agresión con nosotros. Eran doce o catorce, no me acuerdo. Estaban destruyendo todo lo que había: puertas, la despensa, había uno subido arriba de la terraza. El diálogo nos llevó cuatro horas, terminamos en una ronda con ellos, cuaderno en mano: "A ver, ¿por qué hicieron esto?" "Porque necesitamos más patio, tiempo para bañarnos, para ir al baño a hacer nuestras necesidades", que estaban haciendo en una botella y en una bolsa de nailon. Entonces, con esas fieras que estaban destruyendo todo, terminamos conversando y poniéndonos de acuerdo, porque no solo hay demandas sino también obligaciones. ¿Qué les exigíamos a ellos? Cuidar las instalaciones, ser obedientes en los horarios, estar atentos para ayudar.

19) ¿Esos pibes después cumplen con su parte? Porque puede suponerse que no están preparados mentalmente para una relación de ese tipo.
¿Y cuándo va a empezar esa relación? En algún momento tiene que empezar. Si esperás momentos ideales para que la relación se dé y no la construís en la convivencia diaria... Si al adolescente lo destratás permanentemente, si en lugar de dormir en una cama lo hace en el suelo, en la humedad, como animales, ¿qué podés pedir a cambio? Cambiá el entorno, dignificale el lugar.

20) ¿Qué pasó en el Ser después de ese motín?
Se generó un vínculo totalmente diferente con ellos. Nos pedían que fuéramos a charlar a la celda, nos pedían que le lleváramos un Evangelio: "Queremos leer el Evangelio contigo". Hay muestras de convivencia con ellos que decían que se podía.

21) ¿Trataste mano a mano con algún internado que hubiera cometido crímenes muy pesados?
Con el equipo tratábamos de ver con quién tenía cada uno mejor vínculo. Entonces ése era el interlocutor en cada caso. Yo era el gerente, más allá de que el día de ese motín terminamos secando los baños con el lampazo y ellos diciendo: "Usted no tiene que estar haciendo esto, usted es el gerente". "Bueno pero yo quiero ayudarlos a dejar bien esto, que ustedes vayan a un lugar que esté prolijo para pasar la noche, ¿por qué yo no puedo ayudar?" La consigna hasta ese momento era "generemos distancia para no generar vínculos". Y si tú no generás vínculos en la tarea educativa difícilmente puedas educar. Tenés que cuidar que no sean vínculos especulativos, para poder lograr algo: "Yo te doy, así te portás bien, no me compliques la tarde y tomá esto". No, no hago transa con ellos porque así no educo.

22) ¿Hay casos irrecuperables?
¿Cuántas veces pasaron por la institución esos adolescentes que algunos dicen son irrecuperables? ¿Ahora vemos que son irrecuperables? Cuando entraron por primera vez, ¿eran irrecuperables? ¿O son el producto que la institución está generando a la larga?

23) Insisto: ¿trataste directamente con algún chico que pudiera entrar en esa categoría?
A ver... te podés hacer la pregunta. Y podés decir "este adolescente puede crecer hasta acá". Una vez uno me vino a plantear: "Mi novia tuvo familia". Bueno, lo que hay que hacer es pedir la licencia para salir e ir a verla. El chico pide la licencia y no se la dan. ¿Qué hace? Se fuga, ve a la gurisa y a su niño y vuelve al hogar. ¿Por qué tuvo que hacer eso? Entonces muchas veces la propia institución puede estar generando este tipo de comportamientos. Cuando el adolescente entra a la institución ya está egresando, ¿cuánto tiempo tengo para que salga mejor? ¿Cuál es el proyecto que tengo para plantearle en este proceso que va a hacer junto a nosotros? No puedo esperar que pase el tiempo para que se vaya, y si era muy complicado, "por suerte se fue". Acá juegan de manera fundamental los afectos que se generan entre el adolescente y el educador. Si él no se siente querido, es más de lo mismo. O peor: afuera estaba libre.

24) ¿Te enfrentaste a situaciones de chicos que considerabas que no deberían estar ahí?
Sí. Casos de primarios, que habían cometido faltas leves y van con los infractores. ¿Por qué? Entramos a recorrer el país y nos dimos cuenta que los jueces nos decían, en Tacuarembó concretamente: "No tenemos donde internarlo". De ahí surge la idea de los centros regionales, para que no tuvieran que venir a la capital con el desarraigo consecuente.

25) ¿Qué le decís a la gente que dice que "hay que defender menos los derechos humanos de los delincuentes y preocuparse más por las víctimas"?
Nosotros estamos de parte de las personas honestas, que buscan el bien, pero también nos ocupamos de estos adolescentes que necesitan atención especial, para que no se agudicen las situaciones problemáticas. Nosotros no estamos de acuerdo con que el adolescente mate y robe, por eso nos parece fundamental tener propuestas preventivas, que implican que el adolescente tenga un espacio para poder cambiar conductas. No es el encierro el que va a cambiar conductas, no es la baja de la edad imputabilidad lo que va a cambiar el comportamiento de los adolescentes, nos estamos engañando creyendo que porque los tenemos encerrados está bien. El encierro no los devuelve mejores. Ahora estamos tranquilos porque no está, está encerrado, pero ¿dónde está y cómo va a salir después?

26) ¿Qué diferencia hay entre el padre Mateo hoy y aquel que hace trece años estaba al frente de Tacurú?
Que tengo trece años más (se ríe). Hay ideas que permanecen. Las que han sido circunstanciales, de lugar y de tiempo, cambian. Pero el sustrato, el humus de la persona no. Uno es aquello con lo que se identifica y lo identifican. La defensa del pobre, del más abandonado, del excluido, el estar con ellos, dedicar la vida a ellos, esas cosas se mantienen intactas. El centro de nuestra apuesta es el ser humano, y si ese ser humano está sufriendo, con más razón. Es la propuesta de Jesús.


Foto: Presidencia
"No es la baja de la edad imputabilidad lo que va a cambiar el comportamiento de los adolescentes, nos engañamos creyendo que porque los tenemos encerrados está bien"


27) ¿La idea de Dios ha cambiado a lo largo de tu vida?

Uno va descubriendo a lo largo de la vida un Dios más cercano, más misericordioso, que no castiga sino que ama y perdona.

28) ¿Qué es Dios?
Es esa fuerza, esa energía que te da esa capacidad de descubrir que podés ser un elemento transformador de la realidad. Y él te da los medios para que lo hagas, pero vos tenés que descubrirlos. Los seres humanos debemos descubrir ese potencial que tenemos, porque Dios es bueno, Dios es positivo. Entonces hay un caudal positivo, lo que tenemos que hacer es abrir las compuertas para que se manifieste.

29) ¿Alguna vez tu fe se vio jaqueada?
Todos los días hay un jaque. A veces más encerrado, a veces más abierto. La nuestra no es una fe inamovible, porque toda fe que se sacude y se zarandea tiene la capacidad de crecer. Mi fe se jaquea cuando descubro que en el mundo debiera haber muchas más cosas positivas por el ser humano y digo "qué lástima, se está perdiendo un caudal".

30) Cuando la Iglesia canoniza a alguien tiene en cuenta, entre otras cosas, los milagros que pueden haberse producido por su intercesión. ¿Existen los milagros?
Yo creo que sí. Son aquellos signos que aparecen en la vida de los seres humanos para que descubran en sí mismos la capacidad de trascendencia que tienen. Tenemos la capacidad de trascender, de decir "no todo está acá, no todo es esto". Estos signos nos están diciendo que hay una realidad más allá de las cosas que vemos y tocamos. Jesús dice: "Felices los que creen sin haber visto". Un milagro es un signo que me habla de que ahí puede haber una realidad diferente en la vida de la gente. Cuando sos capaz de perdonar a otro y hacer feliz a otro, realmente sos feliz. Éste es un signo. San Juan no habla de milagros, habla de los signos de Jesús.

31) Los creyentes muchas veces atribuyen a un milagro por ejemplo la cura, sin intervención de la ciencia, de una persona que estaba desahuciada. ¿Por qué Dios haría un milagro en ese caso y en otros similares no?
¿Por qué Jesús no curó a todos los enfermos de Galilea? Era un hombre, pero tenía la potestad de hacer milagros, de transformar el agua en vino, de multiplicar los panes y los peces. Pero la finalidad de Dios no es hacer milagros. El máximo milagro que puede llegar a hacer es que el hombre asuma su responsabilidad de transformar el mundo y hacerlo más habitable. Todo ser humano puede hacer el milagro del cambio y ésta no es una expresión meramente religiosa, ha habido gente en el mundo que ha transformado la realidad en la que vive sin ser creyente. No es el que practica una religión el que está más cerca de Dios. El hombre que ama, que construye, que alimenta la esperanza está dando signos propios de Dios aunque no vaya a la iglesia ni practique ningún culto.

32) ¿A Jesús lo crucificaron por gil?
Es una expresión que yo no usaría en público, aunque la use en privado.

33) ¿La usás en privado?
Por supuesto, y me enojo con él, pero en privado. No tengo por qué hacerlo público. Los trapitos sucios los lavo en casa.

34) ¿Qué le cuestionás a Jesús?
Que a veces hay cosas que uno pone mucho esfuerzo en hacerlas y no lo logra. Y le digo: "¿Qué pasa contigo? ¿Qué es lo que querés?" Pero se lo digo a él, nosotros nos entendemos. Pero no puedo andar diciendo todo el tiempo que cuando las cosas se complican yo agarro un cuadro de la Virgen y lo pongo contra la pared, en penitencia. Ahora estamos pintando el techo de la parroquia y hay una imagen de ella, entonces le digo: "Yo voy a hacer todo lo que pueda eh, pero vos dame una mano porque mirá que esto no está fácil. ¿No sos madre y auxiliadora? Dame una mano, ¿si no dónde quedan los títulos? Estamos precisando lo económico, y no es para mí la iglesia, es para todos tus hijos". No puedo andar contando esto porque me dicen que soy un irreverente, un cura hereje.



Foto: Manuel Lino
"Me enojo con Jesús, pero en privado. No tengo por qué hacerlo público. Los trapitos sucios los lavo en casa"

35) ¿Qué harías si viene una chica a pedirte ayuda porque está embarazada y va a abortar de cualquier manera?
¿Dónde está lo bueno del aborto? ¿Qué problema soluciona?

36) Ella va a abortar de cualquier manera. Sin tu ayuda lo va a hacer sola.
Le digo que no aborte, que ella no es dueña de la criatura. La criatura está por fuera de la madre, no es parte de ella. ¿Cómo puedo yo disponer de un ser que es diferente a mí, por más que yo sea quien lo alimente y le dé la posibilidad de crecer? ¿Quién me da la potestad de disponer de la vida de otro?

37) ¿Te enamoraste alguna vez?
Sí, por supuesto. Es lo que te decía hoy: tuve que optar. Uno se va descubriendo y haciéndose planteos, si yo no me hubiese planteado esta opción andaría por ahí, por el mundo.

38) Después de ser sacerdote, ¿la vida te tentó?
Todos los días. Esto no es un preservativo, uno está expuesto. Debemos tener una de las vocaciones o profesiones más expuestas, como la del médico. Ellos tocan cuerpos y nosotros tocamos almas, por decirlo de alguna manera. Estamos expuestos permanentemente.

39) ¿Te preocupa la muerte?
No. Voy a un lugar mejor.

40) ¿Estás seguro de eso?
Sí, por supuesto. No solamente estoy seguro, sino que trato de hacer que otros también estén seguros. Yo al menos creo que voy... (se ríe).

Gerardo Tagliaferro / Montevideo Portal