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14.07.2011 11:18

Ni fundamentalismos ambientales, ni privilegios feudales

Hoy jueves se está procesando lo que se ha dado en llamar la "triple interpelación" a los Ministros de Industria Energía y Minería; de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente; y de Turismo y Deporte. Julio Bango

 El motivo: el proyecto minero conocido como Aratirí, que en caso de concretarse supondría la instalación de una mina a cielo abierto para la extracción de hierro. El emprendimiento estaría ubicado en la región de Valentines, pero dado que no sólo se trata de la localización del hierro que se extrae, sino también de la logística asociada al emprendimiento, el mismo ha de involucrar territorios de los Departamentos de Treinta y Tres, Rocha, Florida, Durazno, Lavalleja y eventualmente de Cerro Largo.

La decisión de interpelar a los tres ministros por este tema -que no votamos por estar motivada por la búsqueda de rédito político, ya que si se quiere información y no pedir responsabilidades políticas, hay otros mecanismos a transitar, por ejemplo la comisión general- nos da en definitiva la oportunidad de que no sólo se informe a la opinión pública si no que podamos cotejar cuáles son los modelos de desarrollo productivo del país que tenemos los distintos partidos políticos.

Para los socialistas en particular, es una gran oportunidad para discutir si la explotación minera a cielo abierto y el desarrollo de emprendimientos en torno a ella, es o no una de las vías posibles para lo que nosotros entendemos que debe ser la imprescindible diversificación de la matriz productiva del Uruguay.

Adelantamos nuestra opinión afirmativa al respecto. Sólo existe una condición, y esta condición no es exclusiva para este emprendimiento o para la minería en particular, lo es para todos los emprendimientos importantes que se realicen en el país. Esa condición es que cada emprendimiento -presentes y futuros- deberá asegurar la sustentabilidad ambiental, es decir, que el impacto que genere sobre el medio ambiente no ponga en riesgo el ecosistema, ni genere efectos negativos en la dinámica social de las comunidades que se localicen territorialmente en la zona de influencia del proyecto.

Para nosotros, la historia del desarrollo productivo y del progreso humano, es entre otras cosas el fruto de una acción de apropiación del hombre sobre la naturaleza y su correspondiente modificación, por lo que no es posible pensar en ninguna actividad humana que no tenga impactos inmediatos o mediatos sobre el ecosistema.

La cuestión está en que la sociedad pueda definir colectivamente cuáles son las acciones que habrá de realizar porque ellas le asegurarán avanzar en el camino del mejoramiento de la calidad de vida, controlando y mitigando el impacto ambiental que dicha actividad genere, haciéndola entonces compatible con dicho desarrollo, porque claro está, en la sustentabilidad ambiental también se juega buena parte de la calidad de vida del colectivo social.

Por esta razón y dentro de las múltiples facetas que implica la discusión de un proyecto de las características de Aratirí; el primer posicionamiento que hay que tener es el de "cabeza abierta", nutriéndonos de toda la información posible para poder definir si estamos en condiciones de aprovechar lo que sin dudas representaría una oportunidad de cambio y desarrollo productivo que impactaría positivamente en una zona postergada históricamente en el país como es el noreste, sino que impactaría decisiva y positivamente en el modelo de desarrollo del país en su conjunto.

Es por esta razón que la discusión sobre el impacto ambiental que el emprendimiento pueda tener, no caben a nuestro juicio los "a priori" alarmistas, que no son otra cosa que hijos o del fundamentalismo o del conservadurismo.

Al momento se han se planteado reparos desde organizaciones de defensa del medio ambiente que parecen desconfiar de la firme decisión del gobierno de exigir para este y cual -emprendimiento relevante las garantías ambientales correspondientes, con base a la legislación existente en el país.

Por otra parte, y desde la derecha política se utiliza también el discurso de la defensa del medio ambiente y la legítima preocupación que el emprendimiento genera, para reforzar su alianza con los sectores vinculados a la actividad ganadera; pero no cualquiera, sino la ganadería extensiva que utiliza miles de hectáreas y pocos trabajadores, y a los que les paga menos de 6000 pesos mensuales, entablando relaciones laborales dignas del régimen feudal, haciendo caso omiso de los derechos adquiridos por los trabajadores. Para ellos, este emprendimiento representa una amenaza a sus intereses resguardados y amparados durante más de cien años de historia.

Como puede observarse, son muchos los temas y aspectos que la iniciativa minera convoca y muchos los intereses en juego.

Vamos a trabajar duro porque los que primen no sean los intereses empresariales ni corporativos, sino los que afirmen la senda del desarrollo productivo con justicia social, con mejor calidad de vida para todas las personas, que felizmente es el que el país ha comenzado a transitar en los últimos años.

 

 

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