Por Mauricio Rosencof *
A ver si nos entendemos
04.11.2005

Toda esta historia se divide en dos grandes planos. Uno, el que tiene que ver con el planeta, donde no tocamos pito, donde sólo podemos dar testimonio de una opinión. Pero hay otro en el que sí tenemos incidencia, y hay una frase de Artigas que a mí me gusta en pila: nada debemos esperar que no sea de nosotros mismos .

Es una curiosidad para mí el entusiasmo con que vienen los periodistas europeos, que nos han dado clase de democracia durante tanto tiempo -con dos guerras formidables que han desarrollado y otras focalizadas, digamos que son un ejemplo- y preguntan si la conjunción de países y gobiernos afines dentro de América Latina significa un gran cambio. Primero, que no es la primera vez que se da una cosa así ni va a ser la úlitma. Segundo, que es como el poema de Guillén: San Berenito, todo mezclado, todo mezclado , cuando nos hablaban del entendimiento con Argentina o el entendimiento con Lula. El entendimiento con Lula no da como para que pase el arroz la frontera y el entendimiento con Kirchner no da para que las bicicletas sigan yendo. Y además, hay voces de entrañables amigos de este país que están en contra de posibilidades de fuentes de trabajo en dos ciudades muertas, porque producen polución. Lo dice un país que tiene seis o siete y una de ella en Zamora, donde la mojarra ya la hacen panza arriba. Por eso, hay una parte de esta historia donde nosotros sí podemos incidir, donde sí tenemos que incidir y es lo que nosotros podemos hacer con nuestro país, con nuestra gente. No somos un pedazo de tierra con gente arriba, nosotros podemos tener incidencia sobre la gente. Entonces, se planifique lo que se planifique, si no actuamos sobre la gente, sobre nosotros, no hay ningún plan que prospere.

LA REINA DE LA QUEJA

Y les voy a decir a qué apunto. Primero menciono los titulares: Gobierno tiene oposición dentro de su propio partido. Eso es una ley. Tenemos una capacidad de dispersión, de protesta y de queja, que si este país tuviera nombre de murga le pondríamos La Reina de la Queja . Pero está en la condición humana, tenemos que actuar sobre el espíritu de la gente, sobre nuestro espíritu. Edilka García cuenta una historia de los Incas que significa esto. La historia de la Serrana. Hay en el Caribe, en 1500 y pico, un barco que se hunde: un solo sobreviviente de apellido Serrano. Y termina anclando en un cayo donde no había ni un yuyo y era todo arena. Recorre la orilla, consigue palitos, los frota, logra hacer fuego; hay unas tortugas, las da vuelta, luego construye una choza y está sólo. Y muere por tener una compañía, hasta que de pronto, caminando por la orilla, se encuentra con otro náufrago. Tenían un estado tal, que ni bien se ven se dan vuelta e invocan a la Virgen. Eran de la familia e invocaron a la misma virgen. Se dan vuelta, se dan un abrazo, lloran. Ya están juntos y se reparten el trabajo. Pero uno de ellos, una noche, se duerme. No custodia el fuego, que se apaga y da mucho trabajo volverlo a encender. Uno trabaja menos que el otro. Finalmente, se produce un divorcio: esta tortuga es tuya, estos palitos son tuyos, vos te vas a una punta, vos te vas a la otra. Está en la condición humana. Fíjense que cosa curiosa. Hagan una encuesta entre todos nosotros sobre qué es la democracia. Respuesta: es la diversidad . Pero nunca te agregan: es el entendimiento . Por eso yo quiero dejar dos o tres ejemplos de que si no es sobre la base de un entendimiento sobre cuestiones básicas, se proyecte lo que se proyecte, se estructure lo que se estructure, va a la B. Si a mi me plantearan la importancia del desarrollo de las políticas de Estado, es decir tres, cuatro, cinco puntos que sean común denominador para la política de todos los sectores, ¿qué hay subyacente en eso? El entendimiento. Tiene que haber capacidad de tolerancia y entendimiento para sacar adelante media docena de puntos básicos y posibles. Con Carlos Maggi hemos participado en un par de experiencias que demuestran que se puede. Formamos con Maggi una ONG que se llamaba Infancia Patrimonio Nacional (Inpan), donde nos entendíamos en torno a un único punto: la alimentación de los niños, porque si el tema para el 2030 no empieza hoy con la garantía de que los niños se alimenten como es debido, ¿qué inteligencia vas a generar para la tecnificación o para lo que sea, con cerebros que van perdiendo neuronas en la medida que no desayunan? Y ahí nos entendíamos monseñor Del Castillo, Danilo Astori, la Asociación de Bancarios, el contador Zerbino, el general Medina y yo. Me estoy olvidando de nombres, había una diversidad, estábamos todos los pelos, todos los sectores: blancos, colorados, bolches, todo el mundo. Y nos entendíamos en torno a esa cuestión puntual.

CONSTRUYENDO EL URUGUAY

Como recientemente nos entendimos en esa experiencia de Construyendo el Uruguay , donde podíamos sentarnos con gusto, con entusiasmo a pensar cosas para el Uruguay. Y de ahí sale algo con lo que quiero cerrar. De Posadas, Maggi, el Quique Baliño, Gonzalo Aguirre y Danilo Astori. Nos reunieron, comparecimos, no había ninguna aspiración de gobierno o de cargo. Había aspiración y ganas de lograr eso que está subyacente en lo que tienen que ser las políticas de Estado: entendimiento. Y yo ahí jeringaba con un único tema que me parecía fundamental y es que nuestros padres y nuestros abuelos vinieron de una guerra, de una pre-guerra, de una post guerra, y entonces había un terrenito y junto a la boca del sapo plantaban los cebollines o los repollos. Y esa cultura nosotros no la tenemos. Nosotros no tuvimos ese tipo de guerra, pero tuvimos la del 2002 que fue una guerra bravísima. Ahí empezó a haber un 50% de uruguayos por debajo del índice de pobreza. Entonces, ¿qué es lo que había que hacer? Inculcar una nueva cultura. Había esfuerzos de alguna ONG, había esfuerzo de gente de los barrios que iba a la Facultad de Agronomía a pedir que le enseñaran a plantar, porque por lo menos algo básico podían tener a domicilio. Y nosotros jeringamos en todas las comparecencias con lograr que en vez de aprender la germinación con un poroto entre algodones en las escuelas, que vengan los profesores y los estudiantes de la Facultad de Agronomía y que enseñen cultivo de tierra. Y que tengan zanahoria y que tengan papa. Inclusive hasta hicieron un cálculo: si la mitad de los niños del país hacen deberes a domicilio y plantan dos metros cuadrados de papa que dan dos cosechas, tenemos un millón cuatrocientos mil kilos de papa al año, es decir cuarenta mil bolsas. Entonces, desde el lugar que tenemos, de este empleo eventual que tenemos y en tránsito, impulsamos eso. Y hubo un entendimiento y un entusiasmo con la gente de Agronomía, con la gente de la ANEP, con la gente del Codicen y acabo de firmar un acuerdo. Arrancamos con treinta escuelas y el año que viene serán 200 y ya se empieza a decir que queremos que toda la enseñanza empiece a cultivar. Vamos a terminar instituyendo el día del menestrún, le guste a alguno o no le guste. ¿Por qué? Porque ese cultivo, que lo llevan a domicilio, es también construir un Uruguay para el 2030. Que se desarrolle la banda ancha o la banda media. Que se desarrollen todas esas cosas de las que ustedes saben, los planes que quieran, pero si no logramos desarrollar en nuestra generación, para nuestros hijos y para nuestros nietos, un sentimiento de entendimiento, ningún proyecto va a prosperar. Tratemos de que todos estemos en el mismo barco. Se encare el proyecto que se encare -porque todas las propuestas son excelentes- la única dificultad que tenemos es que no hemos logrado todavía desarrollar lo que desde el Centro de Estudios Estratégicos 1815 de Seregni, se pregonó: lograr políticas de Estado y políticas de entendimiento. Que es lo que subyace dentro o debajo las políticas de Estado.

Síntesis de su exposición en el seminario de Cofaca
Mauricio Rosencof es escritor, director de Cultura de la IMM


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