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Zinatra en Uruguay
Los maravillosos y kitsch años 80 eran buenas épocas para bandas como Poison, Bon Jovi u otros metaleros de postal con problemas con el shampoo y la crema de enjuague. En cualquier otra década sus atuendos ridículos, su cuidado metrosexual y sus peinados en desafío a ley de la gravedad hubieran causado la mayor sensación de ridículo, pero en aquella colorida época, por motivos a estudio, estaban en auge y tenían éxito comercial.

En las radios solían escucharse unas cuantas muestras de este metal ochentoso con tufillo a falso glamour, con multitud de bandas que querían colar un hit aprovechando el cachón. Una de ellas era Zinatra, un grupo holandés que había logrado pegar con el tema "Looking for love". El éxito fue tal que la Philips decidió contratarlos para promocionar su nuevo sistema de sonido "Moving sound" (una suerte de enormes radiograbadores portátiles que se llevaban al hombro), realizando una gira por toda Sudamérica con su canción como tema promocional

La publicidad amplificó el efecto Zinatra hasta el infinito, de tal modo que a fines de los '80 en Uruguay la canción sonaba hasta en las tandas de las novelas. Cuando la Philips trajo a los Zinatra al país, ni ellos mismos debían entender qué sucedía: fueron recibidos con total fanatismo por un público que en realidad no sabía muy bien quiénes eran. Los Zinatra, con todos sus clisés musicales y estéticos a cuestas, atravesaron una emocionada multitud en el aeropuerto y desfilaron en cuanto medio pudieron.
En un Uruguay que había salido de dictadura hace pocos años eran un pequeño escándalo capilar, una rareza que había que mostrar. Estuvieron en Declaegrón y también en Canal 12, con una performance histriónica en la que abundaban los gestos exagerados y los vaqueros tajeados. Lo mejor, sin embargo, llegó cuando la Philips decidió hacer un gran recital gratuito para mostrar a sus embajadores del sonido en vivo.

Con entrada libre en la explanada de Montevideo Shopping, el recital de Zinatra congregó una multitud variada, compuesta por amas de casa, jóvenes groupies, curiosos y algunos frecuentadores del ambiente musical.

El problema fue que Zinatra, quizá presuponiendo que se encontraban ante nativos sudamericanos deslumbrados por la tecnología, hizo el playback más vergonzoso que se recuerde en el país.

Algunos recuerdan que ni siquiera había una batería propiamente dicha, lo que causó al principio una sensación de incredulidad. El público necesitó cinco minutos para reponerse de la impresión. Luego de eso, la audiencia se decidió a hacer valer sus derechos como consumidor de la forma más directa posible: con piedras, botellas y otros objetos contundentes que logren encontrarse en las inmediaciones del shopping (por ejemplo, naranjas, y se puede usar).

Los Zinatra bajaron de escena en una lluvia de verduras y botellas, sin entender que el público estuviera tan indignado por el simple hecho de que hubieran vendido su alma a una empresa multinacional y aceptaran hacer cualquier cosa por dinero. Los holandeses, que hasta ese momento estaban en la gloria, se fueron sin entender nada. Poco más su pudo saber de ellos una vez que finalizó la gira. Justicia cósmica, que le dicen.

Las imágenes que ofrecemos revelan los momentos felices de Zinatra en Uruguay: su actuación en Teledoce, su llegada al aeropuerto y las muestras de fanatismo en pleno centro. Los botellazos, sin embargo, quedarán sólo en la memoria afectiva de quienes concurrieron a esa gloriosa jornada de 1989.