Contenido creado por Gerardo Carrasco
Espectáculos

Recuérdame mi mejor vez

Homenaje a Darnauchans

“Todos llevamos al Darno disuelto en nuestra carne y en nuestra sangre”, sentenció el escritor Mario Delgado Aparaín, durante el espectáculo “Plaza Trovada”, realizado en homenaje a Eduardo Darnauchans. El evento se realizó en un tradicional bar de Ciudad Vieja.

08.03.2009 05:28

Lectura: 4'

2009-03-08T05:28:00-03:00
Compartir en

Montevideo Portal

Al cumplirse dos años del fallecimiento de músico, compositor y –sobre todo- trovador Eduardo Darnauchans, un numeroso colectivo artístico organizó un espectáculo homenaje, con la manifiesta intención de apostar a las emociones y recuerdos, manteniendo a prudencial distancia el bronce, la pompa o los abordajes académicos.

El conjunto de artistas convocados para la ocasión fue heterogéneo tanto en edades, actividades y talentos. El único punto común a todos los participantes consistía en la existencia de algún tipo de relación –personal y/o artística- con el Darno y su obra.

“Plaza Trovada” debía realizarse a partir del atardecer del sábado en un predio al aire libre ubicado en Piedras y Maciel, conocido popularmente como Plaza Darnauchans. Sin embargo, el clima inestable obligó a un traslado urgente hasta el Bar Lorenzo, sito en la esquina de Washington y Maciel. Dicho bar –según varios de los más veteranos participantes- fue visitado en más de una ocasión por Darnauchans, mérito nada particular dada la vasta cultura bolichera del homenajeado.

En la ocasión, estuvieron presentes escritores de la talla de Washington Benavides, Víctor Cunha y Mario Delgado Aparaín. Esté último trazo una viva semblanza de su relación con el músico, asegurando que a Darnauchans “todos lo llevamos disuelto en nuestra sangre y nuestra carne”. Delgado recordó el perenne sentido del humor del trovador, y felicitó a los organizadores por haber planificado el evento “en un ambiente informal y no en la academia”.

El novelista recordó que Darnauchans fue uno de los primeros lectores, críticos y colaboradores durante la redacción de su relato “La balada de Johnny Sosa”. Allí, señaló el escritor, se cuenta la historia de un cantante negro de pueblo chico que “interpreta a Elvis sin saber inglés, y no sonríe jamás, pero no por melancolía, sino porque le faltan todos los dientes”. Delgado refirió que al enterarse de este último detalle, Darnauchans aseguró que “un cantante sin dientes debe tener serias dificultades para pronunciar la u oscura”.

“Nunca llegué a saber qué cosa era la u oscura, pero quedó en el libro” comentó el escritor, quien recordó asimismo la “curiosa metamorfosis de Darno al atardecer”. Según refirió, en esa hora de la penumbra del cuervo, “Darno empilchaba distinto, transformaba su aspecto, era hermoso verlo”.

Posteriormente, Mario Delgado enfatizó la importancia que Darnauchans daba a “tener un mínimo control del microcosmos” de la creación artística. En ese sentido, la Sansueña del trovador montevideano será como el Macondo de García Márquez o la Santa María de Onetti. Aludiendo a esa responsabilidad acerca del universo creado por el arte, Delgado opinó que “tenemos que seguir construyendo la aldea que tenemos todos”.

Otros recordaron también al poeta, como Victor Cunha y Atilio Duncan Pérez da Cunha, más conocido como “Macunaíma“, este último, sin ocultar su emoción, leyó un sentido texto de homenaje a su “hermano” Darno. A su turno, el también poeta Willy Baltar compartió con la concurrencia pasajes de cartas intercambiadas con Darnauchans a lo largo de varios años.

Gonzalo Curbelo, vocalista de la banda La hermana menor, recordó brevemente su colaboración en tareas periodísticas con Darnauchans, antes de acometer en voz y guitarra una intensa versión de El ángel azul, secundado en acordeón por su adlátere Iván Krisman.

Una visión diferente del trovador fue proporcionada por el poeta tacuaremboense Carlos Rosas, quien evocó a un “Darnauchans diurno y solar” en contraposición a la imagen nocturna mencionada a menudo. Recordó asimismo enriquecedoras charlas sostenidas con el músico “acerca de la sustancia de las palabras”, y valoró la generosidad y buena disposición de Darno a la hora de prestar oído y apoyo a los más jóvenes, “en una época de adultos depredadores”.

La sucesión de cantores, músicos y recitadores se prolongó hasta bien entrada la noche, tal como se aprecia en las imágenes adjuntas. Luego, participantes y asistentes se fueron marchando, en bulliciosos grupos o solitarias cavilaciones. Sólo algunos decidieron quedarse todavía, a tomarse otra penúltima en homenaje a quien cruzara ya la oscura puerta.

Montevideo Portal