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Medallista

Ejército Nacional condecora al periodista español Julio Alonso

El Ejército Nacional condecoró al periodista español Julio Alonso con la “Medalla 18 de Mayo de 1811”, por su labor altruista y desinteresada, así como su apoyo al personal subalterno y a las familias de los militares uruguayos. Alonso ha trabajado de forma coordinada con las tropas uruguayas desplegadas en Congo y Haití.

13.05.2013 19:47

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2013-05-13T19:47:00-03:00
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Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy

La ceremonia de condecoración tuvo lugar este lunes en el Batallón "Capitán Manuel Artigas" de Infantería Mecanizada Nº 6, liderado por el Teniente Coronel Marcelo Bilbao, quien conoció a Alonso en el país africano y es co responsable de una fructífera labor conjunta.

Julio Alonso es un corresponsal de guerra con una hoja de servicio que incluye casi todos los conflictos de los últimos treinta años, y ese currículum vitae sorprende no sólo por su vastedad, sino por la singularidad del modus operandi de su dueño. En el libro "Territorio Comanche", crónica de la cobertura periodística del conflicto balcánico de la década de 1990, Arturo Pérez - Reverte retrata a Alonso y su equipo como unos sujetos que luego de fumarse unos porros del tamaño de un habano y vaciarse una botella de whisky, se metían de lleno en lo más caliente del conflicto para hacer su trabajo.

Además, no le convence el rol del periodista como mero espectador de los hechos, al menos en zonas de crisis. Por el contrario, alienta a sus colegas a llevar material médico, comida u otros artículos de primera necesidad cuando viajan hacia zonas de guerra o catástrofe. Años atrás, en Sudán, la ONU utilizó a Alonso para "escribir derecho con renglones torcidos". Por ello, el reportero español debió meterse ilegalmente al país para sacar de forma igualmente ilegal a dos ciudadanos, que una vez fuera del país debían testificar sobre las matanzas de Muckjar y Bindisi, lo que puso en problemas al gobierno sudanés. Por esa tarea, Alonso y su cámara, Iván Durán, fueron declarados "Enemigos del Islam."

La relación entre Alonso y Uruguay comenzó con ese curioso encuentro señalado líneas arriba, cuando el reportero propuso a los militares uruguayos trabajar juntos en un proyecto para combatir una práctica tan aberrante como común en el país: la violación. Utilizado como arma para minar la moral del oponente, el abuso sexual es tan frecuente en Congo que recientemente un connotado estadista local aseguró que se trataba de su "deporte nacional". Si bien no hay cifras fidedignas, se estima que unas mil mujeres y niñas son violadas diariamente en el país africano. En julio de 2010, un grupo de guerrilleros se dedicó a violar durante cuatro días a las mujeres de la aldea de Luvungi, sita a menos de diez kilómetros de una base de cascos azules de India, quienes no se enteraron de nada. Para evitar que se repitieran semejantes situaciones, Alonso propuso a los militares uruguayos enclavados en la zona la creación de un sistema de alerta temprana. Se trataría de dotar a cada aldea de un aparato de radio con el que se reportaría diariamente. Ante un pedido de auxilio o ausencia de contacto, una nutrida patrulla se dirigiría de inmediato al lugar.

Pese a la buena voluntad del periodista y el apoyo que el Ejército Uruguayo se comprometió a brindar, la iniciativa no prosperó, ya que desde la ONU se optó por un plan diferente, que consistió en dar a cada aldea un celular, "lo que no sirve, porque en muchas zonas no hay señal, y además un celular se roba, se vende, y entonces se convierte en nada", lamenta Alonso.

La relación entre el periodista y los mílites uruguayos se fue consolidando, y Alonso se puso al hombro tareas de cooperación no ya en el Congo, sino en nuestro país, organizando talleres de capacitación laboral para las esposas de los soldados, así como cursos de inglés para sus niños. También movió hilos para recaudar fondos de ayuda para las dos pequeñas hijas de un cabo del batallón maragato, aquejadas de una severa modalidad de albinismo.

Por ello, y por su "proficua difusión de la labor del Ejército Uruguayo en el mundo", dicha Arma decidió colgarle la mencionada medalla, honor otorgado a militares y civiles, nacionales o extranjeros, en virtud de servicios distinguidos y obras de servicios relevantes.

El de la medallita

"Yo no me merezco esto. La medalla es de la gente que ahora mismo está en el Congo, y la que se está preparando para partir hacia allí, de los que van y de los que vienen. Yo no he sido más que una persona a la que habéis invitado a jugar en un equipo que ya funcionaba muy bien, y vengo de un país donde la cooperación, pese a la crisis, sigue viva, y si no podemos cooperar con dinero tenemos que inventar lo que sea para seguir ayudando", dijo el cronista, quien se congratuló de coincidir con los uniformados uruguayos "en territorios comunes que me han permitido crecer. Yo no he aportado nada a vuestro ejército ni a vuestras misiones de paz, yo he ido siempre a pedir ayuda, y siempre me la habéis dado, incluso cuando había que jugarse bastante. Y cuando en Haití la gente estaba sola hubo un grupo de uruguayos ayudando", recordó.

"En estas filas hay gente con la que he  recorrido Haití o el Congo, y nunca se los he puesto fácil. Os decía 'necesito que me mandéis ingenieros', o 'por favor tomad un aeropuerto' ,o 'llevad estos alimentos' , y los uruguayos habéis sido capaces de estirar el reglamento, especialmente para ayudar a gente que no tiene nada que ver con vosotros, que vive a 10.000 o 15.000 kilómetros de vuestras casas", manifestó, para luego amenazar con una sonrisa: "preparaos porque este reconocimiento me acerca más a vosotros, a seguir pidiéndoos ayuda, y a saber que nunca me vais a fallar".

"En nombre de los niños de Haití, la gente del Congo, o de Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil o Sinaí, hay que agradeceros que hayáis estado en situaciones difíciles. Esta medalla va a pasear por el mundo mientras yo siga pegando botes por las guerras y los conflictos. Me siento un poco más uruguayo que otras veces, me siento aceptado.", dijo conmovido.

Finalmente, exhortó a los soldados presentes en la ceremonia a no abandonar la tarea de cooperación. "La ayuda humanitaria es una herramienta de los ejércitos que es preciso valorar y utilizar", subrayó.

Nada más que la verdad

En cuanto a su responsabilidad en la difusión de las tareas que las tropas uruguayas realizan en misiones de paz , Alonso aseguró que "como periodista no he hecho nada más que ser precisamente periodista, he contado la verdad, lo que he visto, lo que he comprobado estando personalmente en los lugares. No he tenido que hacer ningún esfuerzo de propaganda, ni me han facilitado ningún medio más que el apoyo. El Ejército me ha dejado trabajar contando con ese apoyo, pero nunca me han pedido que escriba o diga nada. De modo que si alguna vez dije algo bueno del ejército uruguayo, será porque realmente lo entendía así. Soy bastante sincero y si hubiera visto algo malo lo hubiera dicho", remarcó.

Finalmente, refiriéndose a la medalla que se le otorgara, insistió en que no la merecía. "Como periodista no me la merezco porque me he limitado a hacer mi trabajo, y como cooperante tampoco, porque en el fondo, los cooperantes sois vosotros, yo sólo estuve a vuestro lado", finalizó.

Por Gerardo Carrasco
  gcarrasco@m.uy