Contenido creado por Lorena Zeballos
Entrevistas

Inexplicable como el mundo

Victoria Césperes: “la vida, para un artista, inevitablemente le da profundidad a su actuación”

De la vida, la muerte y el amor conversamos con la actriz uruguaya, a propósito de “La sangre de los árboles”, obra que protagoniza junto a Juana Viale.

18.01.2017 15:21

Lectura: 8'

2017-01-18T15:21:00-03:00
Compartir en

"Inexplicable y mágica", así define Victoria Césperes La sangre de los árboles, obra que representa junto a su amiga Juana Viale desde hace más de dos años y que vuelve a traer a Uruguay.

¿Es la sangre el único lazo de hermandad? Poco imaginarían Victoria y Juana, dos amigas como cualesquiera otras, que en una charla cerveza de por medio terminarían buscando la respuesta al inicio de todo.

Sin trabajo, sin apuros y con muchas ganas de "hacer", se animaron a plantear un proyecto personal "sin pretensiones".

Tras atravesar un difícil momento a nivel personal, Victoria entendió que el teatro es salud, que la entrega por lo que uno ama es felicidad y que la vida es un camino de aprendizaje.

*


Sos muy amiga de Juana Viale. ¿Cómo arrancan esa búsqueda de un texto para trabajar juntas?

Nosotras vivíamos en Chile. Yo me fui de acá en el 2011 a Buenos Aires, donde viví un año, ahí conocí a Juana. Después me fui a Chile, donde viví casi tres años y arrancó la búsqueda de empezar a hacer un proyecto propio de dos actrices en un país extranjero. Después lo convocamos a Luis Barrales y empezamos el trabajo de investigación que llevó un año y pico.

¿Cómo llegaron a Barrales? Es uno de los dramaturgos chilenos más prestigiosos del teatro contemporáneo.

Nos recomendó un colega chileno que nos habló de él, que era un "seco" como dicen en Chile, que no dirigía mucho pero que era muy muy bueno. Y lo citamos y nos dijo que tenía tiempo porque se había caído un proyecto. Pero nosotras le habíamos llevado un texto que nos había gustado y él nos dijo "Yo dirijo obras mías". Entonces lo pensamos y le dijimos "Bueno, empecemos a trabajar así, sin tiempos" y ahí empezamos a ser productoras Juana y yo, aprender un mundo nuevo. Barrales no había dirigido tanto, porque se sentía más cómodo escribiendo, y fue un antes y un después para él también.

Él suele referirse a esta obra como "visceral". ¿E qué sentido creés que lo dice?

Porque todos pusimos todo de nosotros. Cuando a uno le apasiona algo, pone todo. Esta obra en particular nos antecede. Es mágico. La hemos representado en espacios distintos, pero está tan bien escrita, y nosotras en escena estamos tan conectadas, que ahí siempre llega a la gente. Por ahí creo que es visceral. Es sin pretensiones, le puede gustar al público o no, pero damos todo.

Foto: Gustavo Castagnello

Foto: Gustavo Castagnello

Si llevó tanto tiempo de investigación encontrar el texto ideal, imagino que buscaban llenar un espacio específico.

Sí, obvio. Las dos estábamos viviendo allá, sin trabajo. A nivel personal se había sumado un quiebre en mi vida y estaba sin hacer teatro desde hacía un año y medio, y yo amo el teatro, es una parte fundamental en mi vida. Tenía un vacío y una necesidad de hacer muy grandes. Se sumaba que Juana también estaba en un proceso de búsqueda. Y además ninguna de las dos había trabajado en un proyecto desde el vamos creado por nosotras, siempre fue recibir un texto o un guion ya armado. Nos lo tomamos sin tiempos, sin fechas, investigando mucho y creando. Fue un proceso único e irrepetible por la situación personal, espiritual y las ganas.

Ahora que la obra tiene un buen kilometraje y que pudieron romper la "cuarta pared", ¿Qué respuestas están recibiendo del público?

Es mágico. Hemos tenido la suerte de estar con público distinto y es súper especial la devolución. No es una obra convencional, está todo tan redondo y fue creciendo durante los años. Entonces de todos los públicos surgen muchas emociones. Y emociona desde un lugar no solo desde lo dramático, la emoción también es alegría. Y esta obra tiene una magia única.

"Los amigos son la familia que uno elige", dice el refrán. Y en la obra se busca descubrir cómo se generan los lazos, más allá de la genética. ¿Cómo se compenetraron entre ustedes en la ficción, cuando ya tenían ese lazo establecido en la vida real?

Se fue enlazando todo. Estábamos en Chile todo el tiempo juntas. Yo no tengo hermanas y siempre lo digo, Juana es mi hermana del alma. Y creo que Luis escribiendo esta obra evidentemente estaba también reflejando lo que veía en la hermandad de nosotras. Por suerte encajamos bien en la parte profesional y nos respetamos mucho. Hemos tenido muchas dificultades porque la hicimos sin ningún tipo de apoyo.

Hace más de un año nos fusionamos con la productora Reverso y le puso formalismo a la parte que no sabemos hacer, pero a pesar de las dificultades somos muy para adelante las dos y cada uno complementa a la otra.

Foto: Gustavo Castagnello

¿Y cómo fue el estreno en Chile? Porque bárbaro, proyecto soñado, entre amigas, con uno de los mejores dramaturgos del momento... Pero eran extranjeras.

Teníamos una fecha de estreno y después el director la cambió... Estrenamos allá pero no era que llenáramos. Estábamos cuatro veces por semana y había que remarla y la hija de Juana repartía los folletos... Juana es conocida allá pero eso no quiere decir que te vayan a ver. El teatro de allá es muy bueno y Luis Barrales es muy respetado, fue mucha gente por él, obviamente. Queríamos que nos fuera bien, pero nunca imaginamos que nos fuera a ir tan bien con el tiempo.

En escena son tres mujeres, ustedes y la chelista. Ese punto de vista femenino, a pesar de que el texto es escrito por un hombre, está muy presente. ¿Verdad?

Totalmente. Ahora estamos con Jacqueline Oroc, que es fantástica, súper sensible. La música es de Ángela Acuña, que trabajó con nosotros todo el proceso y creó la música para la obra. Y tenemos otra chelista también. Todo el equipo es súper femenino... Luis Barrales es la primera vez que trabaja solo con mujeres, buscó a la escenógrafa mujer, la vestuarista, la chelista, nosotras... Estuvo muy bueno. Cada una pudo dar todo desde su lugar.

Antes me decías que el año en que encararon el proyecto hubo un quiebre en tu vida. ¿Por qué te fuiste de Uruguay?

Sí. Quise tener un cambio de vida. Yo soy egresada de la Emad, acá trabajé mucho en teatro, tele, series... Amo mi país y me formé y tuve la suerte de trabajar en todos los teatros de acá. Pero cuando me fui fue como algo personal. Yo estaba casada y me separé... En 2011 me diagnosticaron cáncer de mama y fue una bisagra para tomar todas las decisiones de después. Después de cinco años estoy contando esto. Recién me animo a contarlo. Y ahí quise experimentar vivir en otro país y soltar los miedos. Y lo que vino después fue espectacular, ahora estoy bien de salud y pude seguir desarrollándome, conocí gente maravillosa...

Veo que no tenés miedo a empezar de nuevo...

Soy una persona abierta a los cambios, y eso me ayudó. Perfectamente me veo viviendo acá de vuelta. Pero obvio que el 2011 fue un cambio de todo.

¿Cómo repercutió ese momento en la Victoria que sos en 2017?

Yo cuando tenía 25 años actuaba con grosos de acá del Circular, gente que admiro muchísimo... Y ahora, con 37, la vida... (Reflexiona) Yo viví algo muy fuerte para mí, pero capaz vos viviste algo muy fuerte del mismo nivel. Creo que la vida, para un artista, inevitablemente le da profundidad a su actuación. La experiencia te alimenta a nivel personal y en la profesión. Y la terapia me hizo crecer también (Ríe).

Pienso en Coco Rivero, cuando estrenó Temporada Amarilla pudimos charlar y me contaba que el teatro, en situaciones límite como una enfermedad, te permite decir cosas que no podés expresar de otra forma. ¿Lo sentís así?

Claro que sí. Coco es amigo, opino tal cual. A veces me preguntan por qué me puse a actuar, y yo si no tuviera el teatro, no soy yo. Lo necesito. Es un alimento y me hace feliz. Siento que me transformo en cada función y es una combinación donde vos creés en mí y yo voy a interpretar para que me creas. Es sanador el teatro. Nunca mezclé, no es mi terapia, pero como decía Lebón: "El teatro es salud".

¿Qué metas tenés por cumplir?

Me encantaría hacer cine. Protagonizar una película. El cine me parece un lenguaje fascinante a descubrir. Voy a donde me vaya latiendo el corazón. Mi meta es mantenerme en este equilibrio que estoy encontrando, seguir creciendo.

 

La sangre de los árboles va del 25 al 30 de enero, todos los días, a las 21:30 horas, en la Sala Verdi.

Montevideo Portal | Lorena Zeballos
lorena.zeballos@montevideo.com.uy