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El bobsleigh de Jamaica
Pensar en un equipo de bobsleigh jamaiquino es como imaginar a un boliviano compitiendo en las regatas a vela en los Juegos Olímpicos, a un habitante de Alaska jugando al beach volley o a un congoleño haciendo esquí sobre nieve. No es que sea imposible, pero al menos plantea una paradoja.

El bobsleigh es un deporte olímpico de invierno que consiste en descender a altas velocidades en trineo, por lo que se precisa una pista de nieve y hielo. El origen del deporte, que comenzó en los Alpes suizos a fines del Siglo XIX, lo demuestra.

Por lo tanto, imaginar a los calurosos jamaiquinos (acostumbrados al sol, el reggae y el clima tropical) disputando con los mejores del mundo un deporte sobre la nieve es básicamente un oxímoron andante... deslizante, para ser más precisos.

A pesar de ellos, los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988, disputados en Calgary, tuvieron como animadores a un grupo de entusiastas jamaiquinos dispuestos a subirse a un trineo y bajar a 150 kilómetros por hora.

La responsabilidad fue de un grupo de estadounidenses que vio, de vacaciones en Jamaica, el entusiasmo que tenían algunos de sus pobladores con unas carreras de trineo sobre la tierra. Se decidieron a preparar un equipo de bobsleigh para los Juegos Olímpicos de Invierno de 1988 en Calgary, Canadá, y lograron la proeza de introducir a la delegación con rastas en la competencia.

En esa primera ocasión el equipo tuvo suerte de no terminar gravemente lesionado, teniendo en cuenta que la velocidad del trineo casi alcanza los 150 kilómetros por hora. Cada curva del temblequeante trineo hacía prever el desastre, mientras los jamaiquinos se aferraban lo mejor que podían al vehículo.

Después de un minuto de competencia sucedió lo previsible: el trineo se dio vuelta y dejó a los valientes participantes con unos cuantos machucones. Jamaica quedó última, pero su delegación se convirtió en una de las sensaciones de los Juegos, con el apoyo incondicional del público.

El entusiasmo fue tal que motivó la realización de una película de 1993, "Cool runnings", que narraba la odisea de los jamaiquinos que fueron espías en el frío.

Para orgullo del país caribeño, los competidores no se dejaron amilanar por el fracaso. Mejoraron mucho, siguieron participando en los Juegos y para 1994 habían logrado terminar en el puesto 14, por delante de algunos equipos estadounidenses,