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Si lo sabe, cante
Roberto Galán fue el cabecilla de dos envíos televisivos cuyo coqueteo con la bizarrez lo convirtieron en un ícono pop. Uno de ellos tenía el atractivo título de "Yo me quiero casar, ¿y usted?" El ciclo llegó a tener 65 puntos de rating y se le había aparecido a Galán como una visión, mientras leía un aviso en el diario donde un tal Tomasito pedía una esposa.

Allí acuñó el famoso latiguillo "se ha formado una pareja", cada vez que coincidían las voluntades de los participantes. Y no hay quien olvide en la vecina orilla la boda entre dos enanos.

Ese programa no llegó hasta nuestras costas, y podría discutirse que algunas generaciones tuvieron más exposición a Roberto Galán gracias a la imitación que realizaba Mario Sapag. Pero el video que nos convoca esta semana es del otro gran éxito de su carrera.

Si "Yo me quiero casar..." fue la quintaesencia de los programas de citas, "Si lo sabe, cante" fue un referente indiscutido de todos los shows de talentos, desde los niños que cantaban en Videomatch, pasando por el casting de Ojo al Piojo y llegando hasta Cantando por un Sueño.

En condiciones normales, "Si lo sabe, cante" ofrecía a un conductor con arranques dictatoriales, una musicalización que hace que un karaoke parezca la Filarmónica de Praga y un grupo de bailarinas que derrochaban simpatía, belleza y juventud. Lástima que la derrocharon toda.

Para muestra basta un botón. Lo cual no hace justicia con Roberto, porque este es un botón, gigante, colorido y que desafina como los dioses. Se trata de Benigno Escalante, quien volvía al programa luego de haber ganado el miércoles anterior. Luego de ver el video, pregúntense cómo serían los que perdieron en aquella fatídica jornada.

La canción elegida fue "The Final Countdown", de Europe. Una mala elección por parte de Escalante, dada la marcada y profunda dificultad para la pronunciación del idioma inglés.

Una actuación realmente divertida, aumentada por unos pilluelos de internet, que como artistas urbanos "intervinieron" el video. Así, la cuenta regresiva se convirtió en "The Faina Shanda", una oda surrealista al fainá, a los programas de variedades, y a Roberto Galán, por supuesto.