Sanguinetti opinó sobre la polémica de las asignaciones familiares: “Es una filosofía de igualar para abajo”

Esta semana salió al debate público una polémica en torno a las asignaciones familiares; la noticia de que el Mides estudiaba la posibilidad de no quitar las asignaciones familiares a las familias que no manden sus hijos a la escuela desató la discusión.  Este viernes, la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, declaró que no está "en la agenda" de su ministerio, ni del gobierno, las modificaciones en las prestaciones.

En una columna en El correo de Viernes, el ex presidente Julio María Sanguinetti realizó un repaso de la historia de esta prestación, y condenó que el Frente Amplio tiene una "filosofía de igualar hacia abajo".

Según escribió, el régimen de asignaciones nació en 1943, junto con la creación del Consejo de Salarios, en el gobierno de Juan José de Amézaga. "La idea fundamental de la asignación era contribuir al desarrollo familiar y a la educación de los hijos. La asignación se concebía como un derecho de los niños, administrada por los padres, pero establecida en su exclusivo beneficio. Por eso se vinculó desde el inicio a la educación: percibir la contribución conllevaba el deber de enviar los niños a la escuela y al liceo", dice.

El sistema funcionó "muy bien", declaró, "hasta ahora, en que se ha puesto en debate luego de que el BPS -computadoras mediante- suspendió miles de prestaciones por incumplimiento de la obligación educativa". La experiencia muestra, aclara, que muchos reaccionan y presentan el certificado de estudios.

"Hace ya un buen tiempo, el MIDES viene sosteniendo que la prestación no debiera tener la contrapartida exigida, por cuanto se trata simplemente de un derecho y que éste no debería suspenderse, ya que la situación del menor será aun peor", prosigue.

"La propuesta del MIDES se inscribe en la filosofía frenteamplista de igualar hacia abajo, diluir responsabilidades y exonerar a los atributarios de la asignación aun de la más elemental de sus obligaciones, como es la de educar a los hijos, que son los verdaderos beneficiarios. Por esa vía es que los regímenes de inspiración marxista terminaron hundidos en la mediocridad, la improductividad y el atraso. El Uruguay ha sido y es otra cosa. Y debe seguir siéndolo", finalizó.