Contenido creado por Martín Otheguy
Música sin enemigos

Belleza, electrónica y política

Nicolás Jaar, que se presenta este viernes en La Trastienda, bajo la mirada de Andrés Torrón

¿Quién es el chileno-estadounidense Nicolás Jaar, que se presenta este viernes en La Trastienda? Andrés Torrón nos abre la puerta a su mundo.

Lectura: 6'

2017-02-02T10:24:00-03:00
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Este viernes 3 de febrero Nicolás Jaar se presenta en La Trastienda de Montevideo a partir de las 21 hora,s como parte de su "América Tour". ¿Qué hizo de Jaar uno de los exponentes más originales de la música actual? Andrés Torrón, que ya nos había hablado de él en 2015,  a fines del año pasado hizo su análisis sobre una obra que demuestra que la música puede seguir sorprendiéndonos.


Es casi un lugar común, pero es bien cierto que la mezcla de culturas distintas ha dado siempre frutos positivos en lo artístico. Todo lo que de alguna manera englobamos en el concepto de música popular nace de combinaciones muy diversas que como se han ido estandarizando parece que siempre hubieran estado ahí.

Y gran parte de esas mezclas que han enriquecido tanto la música del mundo tienen orígenes muy terribles. El traslado forzado de millones de africanos a América es el ejemplo más obvio. Pero yendo más acá en el tiempo el fenómeno del exilio latinoamericano ocurrido en la década de 1970, debido a la represión de las distintas dictaduras, motivó también ramificaciones y cambios en la cultura artística global.

Un fenómeno muy interesante es el de artistas que nacidos en países europeos o en Estados Unidos debido al exilio de sus padres latinoamericanos, tuvieron acceso directo a la cultura del países de origen de sus progenitores y la de su lugar de nacimiento, mezclando ambas fuentes de manera natural.

Entre los muchos ejemplos posibles está el del músico estadounidense de origen chileno Nicolas Jaar

Jaar nació en 1990 en Nueva York y es hijo del artista multidisciplinario chileno Alfredo Jaar, radicado en Estados Unidos.

Nicolas volvió a Chile durante parte de su niñez. Comenzó a hacer música siendo adolescente, teniendo entre sus influencias a otro músico de doble nacionalidad, el chileno-alemán Ricardo Villalobos, figura fundamental de la música electrónica de los 90's y creador del minimal techno. Es muy aventurado decir que el techno minimal tiene raíces chilenas, pero quizás no sea tan raro pensar que el minimalismo de Violeta Parra estaba en el subconsciente de esos artistas de doble nacionalidad.

La música de Jaar es una mezcla de una cantidad enorme de cosas, como bien puede escucharse en varios Ep's editados desde 2009 y en su primer álbum Space is Only Noise editado en 2011, cuando el músico tenía apenas 21 años.

Jaar pasa del minimal techno a obras abstractas casi impresionistas, hace collages con todo tipo de sonidos o puede sonar casi pop en ese álbum, siendo siempre increíblemente fresco y original. El disco fue una enorme sorpresa y fue elegido por varias publicaciones como el mejor de ese año.

Todo podía haber quedado, como a veces sucede, en una sola gran obra. Pero Jaar siguió haciendo música distinta, creativa y original en todo este tiempo.

Desde 2011 formó el dúo Darkside junto al multinistrumentista Dave Harrington. El dúo mostró alguna de las facetas del álbum debut de Jaar, con un toque más pop y roquero, mucho más rítmico. Darkside editó hasta ahora un único álbum titulado Psychic en 2013.

En 2015 el músico editó a través de su sello Other People dos Ep's llamados Nymphs II y III, y Pomegranates, un álbum digital que intenta ser la banda de sonido "alternativa" de la película soviética de 1969 El color de las granadas de Sergei Parajanov. Es una obra bellísima y bastante abstracta, mucho más basada en las texturas de sonido que en desarrollos armónicos o melódicos.

Hace una semana salió Sirens, que vendría a ser el segundo álbum "oficial" de Jaar, luego de Space is Only Noise.

Sirens tiene solos seis composiciones, pero muchas de esas composiciones son obras de largo y cambiante desarrollo. Salvo los temas "Leaves" e "History Lesson" de duración pop estándar, los demás no bajan de seis minutos. "Killing Time", el tema que abre el disco, tiene 11 minutos y sus muchos cambios incluyen un largo pasaje de silencio solo cortado por el sonido de banderas ondeando al viento. Musicalmente, Sirens sigue la línea de su antecesor, usando una cantidad de elementos de la música electrónica que lo hacen imposible encasillar en un género. Hay momentos abstractos, temas que podrían ser considerados cercanos al rock, momentos bailables, minimalismo y complejidad.

Prestando atención solo a la música uno puede decir que Sirens es una obra excelente, de una gran belleza y variedad, que no solo mantiene la calidad de su obra anterior, sino que la supera.

Pero, además, hay otro giro muy interesante, que tiene que ver con lo conceptual y que no solo está presente en lo letristico. Hay un trasfondo político e ideológico, que reflexiona tanto sobre el momento actual, como con las consecuencias que tiene la historia reciente en Estados Unidos, en Chile y en el mundo.

"Killing Time" ("Matando el tiempo") con su apuesta al silencio, a los sonidos de vidrios rotos y al casi imperceptible ondear de banderas mencionado, reflexiona sobre los choques culturales y los prejuicios raciales, refiriéndose en parte al sonado caso de Ahmed Mohamed, el niño estadounidense de origen sudanés arrestado en Texas por construir un reloj que confundieron con una bomba.

"No" es el tema más bailable del álbum, con rastros de cumbia andina, pero su estribillo en español que dice "Ya dijimos no, pero el sí está en todo", puede leerse de muchas maneras. Una es la del plebiscito contra Pinochet de 1989 y como las cosas no cambiaron demasiado, pese a la supuesta victoria contra la dictadura. El mensaje se hace más explicito con la muletilla que repite "Y nada cambia", y "No hay que ver el futuro para saber lo que va a pasar".

"History Lesson", el tema que cierra el álbum, es el más "normal" del disco y su onda doo woop recuerda en parte a las canciones paródicas de Frank Zappa. La letra es una lección de historia muy sencilla que cuenta cómo hemos arruinado todo, hemos repetido los errores una y otra vez y seguiremos haciéndolo.

Como se dijo, ese plus conceptual que impregna el disco, que es bastante negro y que tiene más de una lectura, no es un input necesario para disfrutar su música.

Jaar sigue mostrando que las cosas nunca están quietas y que la música puede seguir sorprendiéndonos de muchas maneras distintas.

Por Andrés Torrón