Contenido creado por María Noel Dominguez
Coaching de crianza

No va más

Mi hijo no sabe defenderse: cómo actuar en situaciones de agresión

Hay niños que naturalmente son asertivos y solucionan sus problemas de manera verbal, sin embargo otros no logran desarrollar estas estrategias y suelen recibir agresiones verbales o físicas por parte de algunos compañeros.

09.12.2016 08:01

Lectura: 4'

2016-12-09T08:01:00-03:00
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En general son niños que se tienen "poca fé" para defenderse o se sienten más débiles frente a otros. Pueden ser características de carácter o físicas los que los lleven a configurar esa sensación. Es muy importante la actitud de los padres en estos casos, para ayudarlos a resolver los conflictos de maneras diferentes según la edad del niño. A veces se suelen dar consejos que en vez de ayudar, hacen más difícil la situación y más traumática. Ante un nuevo comienzo de clases, conviene estar preparados para saber cómo enfrentar este tipo de situaciones. 

En general estos niños ante una agresión verbal o física, se bloquean o lloran, lo que da lugar a que los compañeros más fuertes tiendan a repetir con ellos este tipo de comportamiento y se conviertan en "carne de cañón". Cuando la situación se produce en forma reiterada, y siempre ante un mismo chico, estamos frente a un caso de bullying.

Los padres, muchas veces indignados por esta situación, le aconsejan que hagan lo mismo, que si les pegaron, peguen, o si los insultaron que insulten, respondiendo de la misma manera y no ayudando a una adecuada resolución, ya que estos niños por sus características de personalidad no podrían llevar esto a cabo y mucho menos se está transmitiendo una lección de coherencia pedagógica, respeto y empatía por los demás. En esta situación aplicaría aquel dicho de "dos males no hacen un bien".
Hay que enseñarles una estrategia diferente de la recibida y mucho más adecuada: la estrategia verbal. Defenderse con la fuerza de la palabra.

Esto va a implicar ensayar y practicar antes en su casa, sacando ese genio reprimido para afuera pero bien encauzado. Ante una amenaza verbal o intento de que alguien quiera pegarle, el niño se va a plantar firme, parado bien derecho y haciendo contacto visual, decidido y decir con tono seguro y firme "No me pegues, no me toques" (por ejemplo). Sin mostrar miedo. Y en su casa reforzar esta conducta para que se sienta seguro y apoyado por sus padres.

Si es víctima de una burla por alguna característica física, como gordura, altura, pecas, etc. se le enseñará que lo que buscan los demás es su reacción frente a dicha burla, por lo tanto no debe reaccionar frente a ella sino ignorarla y reforzar su concepto de sí mismo, por ejemplo mostrándole personalidades famosas que sean de interés y admiración del niño que tengan características como las suyas (cantante, jugador de algún deporte, actor, etc). Así no se sentirá avergonzado por este hecho y recordará esa comparación en ese momento difícil.

Si se trata de que lo dejan de lado y no lo integran a los grupos, tratar de que acuda con algún objeto o juguete interesante que genere interés en los demás de hablar con él. A veces estos mediadores de interés hacen que se pueda integrar de forma más fácil a un grupo. Siempre escucharlo y que sienta que es comprendido por sus padres.

Si son situaciones donde estamos los adultos involucrados (por ejemplo: lugares de veraneo familiar, piscinas donde acude la familia, etc), es más sencillo de manejar el problema porque podemos hacer una intervención directa cuando el niño es chico como para hacerla solo. Pero a medida que van creciendo es mucho mejor dar herramientas para que ellos puedan enfrentar solos este tipo de problemas, y solo intervenir si nos damos cuenta que no puede solo y el daño lo está afectando, ya que este tipo de situaciones si se da en forma reiterada afecta su personalidad; se transforman en seres introvertidos, inseguros.

Cuando se trate de este tipo de problemas con estas características, si es referido al colegio por ejemplo: iremos hasta allí y hablaremos con la maestra y/o autoridades de la institución para que intervenga y evite estos problemas, y si se produce fuera del colegio y nosotros los presenciamos jamás lo toleraremos y si es preciso hablaremos con los padres de estos niños.
Siempre tener en cuenta que los padres somos el mejor ejemplo para los hijos, ellos nos ven actuar y nos imitan, además podemos contarles situaciones donde nos pasaron problemas similares y como hicimos para resolverlas.

En caso que no podamos realizar estas estrategias en forma adecuada y el niño se siga viendo afectado, recurriremos a un profesional para que pueda orientarnos. Reforzar su autoestima es clave para que entienda que todos somos únicos y diferentes, pero no mejores o peores que nadie.

Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta cognitivo conductual
ensil@adinet.com.uy