Contenido creado por Martín Otheguy
Salud

No hay receta para esto

Las farmacias están vendiendo drogas peligrosas, pero no son la marihuana: análisis

La oxicodona, el zolpidem y las benzodiacepinas, que se venden en forma regulada en las farmacias, son peores que la marihuana en varios de los parámetros para definir las drogas adictivas. Por el químico farmacéutico Bernardo Borkenztain.

20.07.2017 12:02

Lectura: 6'

2017-07-20T12:02:00-03:00
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Indudablemente con la irrupción de la marihuana legal en el mercado se puso en agenda el tema de su pertinencia, si ayuda o no a combatir o evitar adicciones peores, si es eficaz o no como política para enfrentar el narcotráfico, etcétera.

El problema es que, como de cada diez personas que hablan, nueve -y estoy siendo generoso- no son profesionales, el tema se ha manejado en un miasma de inexactitudes que, en el mejor de los casos, tiene origen en los prejuicios que la propia marihuana despierta por haber sido tanto tiempo una droga ilegal.

Porque este es el primer punto que hay que destacar. Cannabis es un género del cual dos especies (indica y sativa) son las utilizadas por sus propiedades psicoactivas. El principio activo más conocido es el tetrahidrocanabinol o THC pero hay otros (1).
    
Lo anterior es exactamente igual que lo que ocurre con la morfina y el Papaver somniferum o la atropina y la hioscina y la Atropa belladona. La única diferencia es que en estos casos los principios activos fueron incorporados tempranamente a los vademécums y hoy nadie pensaría que Sertal o Buscapina sean otra cosa que sinónimo de salvación ante un ataque al hígado. En el caso de la morfina, sí es más espinoso, pero no se conoce nada mejor para el tratamiento de dolores intensos como el de las quemaduras de gran extensión.

¿La diferencia? Simplemente un tema de percepción. Una planta que tiene un principio activo, y se lo ha tratado de manera diferente según su uso.

¿De qué hablamos cuando hablamos de adicción?

Ahora bien, no podemos hablar de los efectos adictivos de las drogas, legales o no, sin detenernos un poco en qué significa este término.

Según la OMS, es el consumo repetido de una o varias sustancias psicoactivas, hasta que el consumidor (adicto) se intoxica periódicamente o de forma continua, siente un deseo compulsivo de consumir la o las sustancias y se muestra decidido a conseguirlas por cualquier medio.

Lo anterior involucra al menos cinco conceptos clave:

INTOXICACIÓN
REFUERZO
TOLERANCIA
DEPENDENCIA
ABSTINENCIA

La importancia de esos cinco parámetros es que la adictividad de la droga debe medirse por ellos (al menos algunos) y no solamente por la concentración de principios activos.

Simplificando mucho:

Intoxicación es el daño que le produce al organismo el consumo habitual de la sustancia en cuestión, en tanto que tolerancia es un efecto de acostumbramiento que hace necesarias dosis cada vez mayores para obtener el miemo efecto. Refuerzo es la tendencia del individuo a consumir una y otra vez la misma droga, en tanto que dependencia es la dificultad del mismo para alejarse del consumo; si bien el primero suele ser psicosomático, la segunda puede tener causas estrictamente farmacológicas y propias de la sustancia como el caso de la nicotina y la heroína, dos de las sustancias más poderosas en sus efectos de generar dependencia física. Por último, abstinencia es un síndrome que aparece en los casos en los que el retiro de la sustancia provoca síntomas severos en el consumidor, como dolor, alucinaciones, etcétera.

Las drogas que pocos ven como drogas

Desde este punto de vista, existen drogas de consumo habitual no medicinal que no están reguladas y que son el alcohol, la nicotina y la cafeína. Nos sirven para ilustrar porque todos las hemos experimentado directa o indirectamente. Las tres generan dependencia en los adictos, pero claramente es más fácil dejar de tomar café que de fumar o de tomar alcohol, los malestares no pasan de una ligera incomodidad pasajera, y no se genera una adicción psicológica de por vida como en el alcohol o la nicotina. Tampoco intoxicación, en cuyo caso la peor de todas es el alcohol; el deterioro físico que produce el abuso del alcohol, en especial a nivel hepático y también psicológico, es mucho peor, y aunque las consecuencias del fumar puedan ser mortales, son indirectas (fumar en sí no es el cáncer, pero el alcohol es el que causa la cirrosis). Sin embargo, la más difícil de abandonar es la nicotina, porque causa las dos dependencias (física y psicológica) de manera intensa.

Elegimos las anteriores para ejemplificar porque no tienen una carga ideológica tan fuerte como la marihuana (aunque sí de moralina, obvio, la yihad gubernamental, a la que adscribo, contra el tabaco o el alcohol son decisiones políticas, pero de otro tenor).

Las otras drogas de las farmacias

Por lo anterior, y ahora tomando medicamentos legales que se utilizan, los analgésicos opiáceos como la OXICODONA (el favorito del Dr.House) son mucho peores que la marihuana en los cinco parámetros, lo mismo que el ZOLPIDEM, un hipnótico muy popular en el país que lo es en al menos dos de ellos, en especial el refuerzo.

En cuanto a las BENZODIACEPINAS, la familia de drogas tan popular a la que pertenecen docenas de medicamentos que tienen diazepam, clonazepam y bromazepan como abanderados, son altamente generadoras de dependencia en sus consumidores, pero en el imaginario popular, al menos, son perfectamente inocuas, lo cual las hace muy peligrosas por la tendencia que tiene la gente a automedicarse con ellas. No solamente no son inocuas, no son fáciles de combinar con otros medicamentos, su titulación debe hacerse por un psiquiatra. Por un BUEN psiquiatra.

Por último, queda la perversión del uso de los medicamentos, que es no el empleo incorrecto de los mismos sino la corrupción de su concepto, que es utilizarlos para lo que no fueron creados, como el uso de los medicamentos para el trastorno de déficit atencional (TDA). El principal es el METILFENIDATO como ayuda para estudiar o en profesionales, personas que no tienen ninguno de los síntomas del TDA, lo que constituye un abuso de la sustancia y tiene un enorme efecto en los cinco parámetros.

Hoy en día el aceite extraído del cannabis está siendo estudiado extensamente por sus propiedades medicinales, pero el gobierno ya ha dicho que no va a autorizar estas aplicaciones, al menos de momento, lo cual es una pena, ya que muchos de los resultados en la lucha contra el dolor son más que interesantes.

De momento, dos conclusiones. Estamos ante una planta más, que ahora ha pasado del ostracismo de la ilegalidad al mundo de la regulación. Eso, al menos, asegura un estándar de calidad; los cortes y las adulteraciones que consumen los pobres son un problema serio de salud.

La segunda, la de siempre: antes de consumir un psicofármaco, consulte un médico, y si lleva un tiempo consumiendo, necesariamente un psiquiatra.

Por Bernardo Borkenztain
borky@montevideo.com.uy

(1) El principal defecto del producto estatal es justamente el bajísimo contenido de este activo en una de las presentaciones (2%) y su ausencia en la otra. Eso la ha hecho un producto de dudoso efecto psicoactivo para consumidores habituales.