Escuela Artigas: un lazo mucho más que educativo entre Uruguay y Paraguay

Existe aún un colegio público de Uruguay en el exterior. Es la Escuela Artigas, y a los 93 años de su fundación en Asunción, sigue brindando una alternativa educativa a sus alumnos. A través de ellos se mantiene viva la memoria del prócer uruguayo, José Gervasio Artigas, quién pasó cinco años de su exilio cerca de ese predio.

El lugar se extiende a lo largo de tres hectáreas en el interior del Jardín Botánico de Asunción, el vergel que albergó la casa de Artigas en ese periodo, en el marco de un largo exilio que principalmente le mantuvo en Villa Curuguaty, a unos 100 kilómetros de Asunción.

El terreno donde se ubica el colegio, donde se forman cerca de 200 alumnos de entre 4 y 12 años, fue una donación de Paraguay a Uruguay, en gratitud a la devolución que este país hizo de los trofeos de guerra que se había llevado durante la Guerra de la Triple Alianza.

La escuela representa por tanto "un crisol de fraternidad entre Uruguay y Paraguay", explicó la directora del centro, Daniela Devincenzi. Añadió que está dedicado a Artigas, el héroe nacional de Uruguay, fallecido en Paraguay.

El colegio crea vínculos entre ambos países que son mucho más que educativos. Tanto las autoridades uruguayas como las paraguayas están interesadas en que el espacio sea declarado Patrimonio Cultural del Mercosur.

"Engloba a algo más que un país; para los uruguayos es de gran valor y para los paraguayos también porque Artigas vivió aquí. La idea de nuestro general era la patria grande, por eso es un gran pionero de lo que es hoy el Mercosur", comentó la directora.

La escuela, financiada por el Ministerio de Educación de Uruguay, sigue los principios artiguistas formulados por José Pedro Varela, reformador de la educación uruguaya, y también las consignas educativas de ese país que abogan por una "escuela obligatoria, gratuita y laica".

"Nosotros entendemos la educación como un derecho y se apuesta por el desarrollo de grandes habilidades de pensamiento", explicó Devincenzi, quien añadió que "el conocimiento y la creatividad son los grandes pilares del sistema uruguayo".

El colegio fue además el primer centro educativo mixto de Asunción, con las críticas y recelos que eso despertó en la sociedad de la época, comentaron algunos estudiantes.

Los estudiantes aprenden desde pequeños sobre la vida del prócer, algo que a Devicenzi le gusta recalcar, ya que si bien los uruguayos conocen los primeros años de Artigas, los alumnos de este centro aprenden, sobre todo, sus últimos años.

Los propios niños, con sus uniformes blancos con lazos azules que imitan a los uruguayos, se encargan de enseñar a los visitantes los museos que encierra el colegio y que recuerdan la figura del 'Karai Guasu' (Gran Señor), como los guaraníes llamaban a Artigas.

Tanto las galerías al aire libre como las propias salas del museo exhiben en sus paredes fragmentos de la vida de Artigas y, también, hechos anecdóticos que los niños se encargaron de dibujar.

Para la directora de la Escuela, ese acervo refuerza esas máximas de conocimiento y creatividad de la pedagogía uruguaya y sirven también para que los pequeños desarrollen "una capacidad lingüística que sorprenden al visitante", ya que los alumnos actúan como guías de quienes se acercan a visitar esos museos.

Aunque los alumnos de este centro siguen la malla curricular uruguaya, la escuela mantiene con el Estado paraguayo el compromiso de incluir conocimientos del país, como geografía, historia, guaraní.

Devincenzi reconoció que esto obliga a los profesores, en su mayoría uruguayos, a acercarse a la cultura paraguaya, lo que permite a los alumnos completar su formación y ampliar sus conocimientos sobre la región.

En base a EFE