El enojo de José Mujica y Lucía Topolansky con el cuadro Génesis Uruguay, de Julio de Sosa, abrió una controversia sobre el uso de imágenes en el arte y sobre si realmente la pareja podía iniciar un juicio por delito de injurias, teniendo en cuenta que era una representación y no una fotografía lo exhibido. Al no iniciarse el juicio, no sabremos si la Justicia realmente hubiera dado la razón al ex presidente.
Mujica y Topolansky lograron que se retirara el cuadro voluntariamente, luego de que la policía actuara en calidad de auxiliar judicial bajo órdenes de la jueza Blanca Riero y negociara con el artista, lo que sólo logró que la imagen tuviera muchísima más difusión de la inicial.
"Los senadores no tienen propiedad sobre la interpretación del artista. Y como el arte es metáfora no podrían censurar sobre algo que no les corresponde", afirmó ayer el artista Fernando López Lage, por ejemplo.
Lo curioso de este caso es que el artista no pensó el retrato como una obra que denigrara a los representados sino como un homenaje, como queda claro en las implicancias bíblicas. Sin embargo, no es lo mismo que ha sucedido con muchísimos políticos que en los últimos años fueron retratados al desnudo por artistas.
Margaret Thatcher, Hillary Clinton, David Cameron, el ex primer ministro canadiense Stephen Harper, el líder conservador británico Nigel Farage y Donald Trump son algunos de los que han visto cómo artistas usaban su imagen para sus pinturas en estos años.
La neoyorquina Sarah Ferguson, por ejemplo, dedicó una larga serie a Hillary Clinton en la que aparece desnuda y no especialmente bien favorecida. Sin embargo, asegura que es admiradora de Clinton. La artista Lush Sux pintó también en Australia un mural de Hillary con pechos exageradamente grandes y un bikini con los colores de Estados Unidos.
La admiración no es el motor del artista británico Kaya Mar, que usa las figuras desnudas de políticos en sus pinturas a modo de protesta. Ha llegado a perseguir al ex primer ministro británico David Cameron con un cuadro suyo al desnudo, e hizo obras similares sobre los conservadores Nigel Farage y Margaret Thatcher, por ejemplo.
La artista canadiense Margaret Sutherland pintó a Stephen Harper, ex primer ministro de su país, totalmente desnudo (y no muy bien dotado) y lo exhibió en una galería de una biblioteca pública de su país sin que nadie lo retirara ni pidiera que fuera quitado.
En todos estos casos anteriores no se inició ningún tipo de demanda judicial (o hubo amenazas de los implicados), como sucedió en nuestro país, si bien despertaron molestia en algunos espectadores.
No fue el caso de Donald Trump, que protagonizó un episodio similar. La artista Ilma Gore hizo un retrato de Trump desnudo, de rostro lascivo y pene muy pequeño, que fue exhibido en la Maddox Galley de Londres. En Estados Unidos no logró que la exhibieran (adujeron "preocupación por la seguridad") pero sí en el Reino Unido. De acuerdo a The Guardian, Gore recibió amenazas de demandas judiciales por la exhibición del retrato pero logró que la galería lo mantuviera.
Gore fue golpeada en la calle por seguidores de Trump y sufrió amenazas de muerte por parte de anónimos. La artista contó que recibió una llamada de alguien que dijo ser del equipo legal de Trump, pidiendo que el cuadro se retirara o se preparara para acciones legales. El retrato, sin embargo, siguió colgado.
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