Bélgica: un pueblito se queda sin su último bar, y el cura arma uno dentro de la iglesia

La pequeña localidad de Brielen, en el oeste de Bélgica, recibió recientemente un duro golpe. El cierre del último bar que quedaba en el lugar privó a sus poco más de 700 habitantes de un sitio donde mojar el gaznate en compañía de sus vecinos.

Ante semejante situación, el cura del pueblo decidió tomar cartas en el asunto. Tras consultar a sus superiores en la jerarquía eclesiástica, obtuvo la autorización para que una parte del templo funcionara como pub.

Las reglas del insólito boliche son claras: sólo se bebe después de la misa, no se puede cantar y tampoco bailar.
Según informa Deutsche Welle, los lugareños recibieron con beneplácito la idea. "Esto ayuda a recuperar la vida del pueblo", afirma una de las parroquianas del pub, que permanece abierto en las noches hasta las 01.00.

In Belgium, when a church takes the role of a pub: pic.twitter.com/V3xIfxzrdy

— dwnews (@dwnews) 6 de marzo de 2017