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Guía de viajes: Río Negro

09.Dic.2016

Terminamos nuestro recorrido por Río Negro, visitamos su capital, sus colonias de inmigrantes y nos dimos tiempo para conocer y disfrutar al rey del departamento: el Río Uruguay. Esta es la guía de A la Vuelta para conocer Río Negro.

El departamento es muy completo, da para ir y pasar muy bien un fin de semana o más, pero debido a su ubicación, puede servir para ir visitándolo de camino a Argentina, para quienes vayan en auto a través del puente internacional.

Empezamos nuestro recorrido por Fray Bentos y su divina rambla. Nos tomamos unos cuantos mates y caminamos hasta el Club Remeros. Ahí conocimos a Joe Reboledo, competidor olímpico uruguayo que lleva adelante el club a puro esfuerzo. Con él se puede salir a hacer kayak o navegar como lo hicimos nosotros. Su teléfono es: 099 563 390 y mientras disfrutás de un paseo divino, aprendés a remar, te enterás cómo es ir a unos Juegos Olímpicos, cómo es vivir en Fray Bentos y cómo es llevar adelante un club como el que Joe maneja; un paseo sumamente recomendable tanto para una persona, como para una familia o grupos de amigos.

Pero lo más increíble de la capital de Río Negro es el Anglo, un exfrigorífico que empleó a más de un tercio de la población de la ciudad (5.000 obreros) y del que salió alimento para todo el planeta. Un monstruo que después de la Segunda Guerra Mundial no se pudo mantener y apagó sus luces de un segundo a otro: un gigante que quedó en pausa.

La visita se puede hacer corta, pero a nosotros nos llevó varias horas y vale cada segundo. Hay guías todo el tiempo, es arrimarse y disfrutar. Para entender bien lo que fue, no se pierdan los videos con las historias de los exobreros del frigorífico.

Pero para hacernos una idea de la magnitud del Anglo, hay que recorrer todo el barrio. La fábrica era uno de
sus componentes, el principal, pero lo gigante de esa empresa requirió construir decenas de casas, un campo de golf, un club de bochas, canchas de tenis y hasta un estadio de fútbol.

Además se puede visitar la Casa Grande: mansión donde vivió el gerente de la empresa en la época en que todavía funcionaba.

Nosotros lo recorrimos todo y lo contamos acá.

Ya afuera del barrio, pero cerquita, está la heladería Deleite, otro imperdible de la ciudad. Para comer abundante, a buen precio y con sabor casero recomendamos la rotisería La Comercial, o la que queda a media cuadra de ella, en frente al Club Nacional de Basketball. No son bares ni restaurantes pero se come muy rico.

En Fray Bentos también, a unos 7 kilómetros del centro, se encuentra Las Cañas, un balneario que nos sorprendió. Queda cerquita pero es otro mundo: casas divinas, cabañas, hoteles municipales y lugar para acampar (hay para todos los gustos y precios). Parques muy bien cuidados, playa linda, supermercados, parrilleros y todo lo que te imagines. Durante los días lindos y en fines de semana se llena y sobre fin de año no entra una persona más. Hospedaje recomendado: el del BPS, un hotel humilde pero muy prolijo, con aire acondicionado y a un muy buen precio.

Pero para conocer Río Negro no alcanza con su capital. Nuestra primera parada fuera de Fray Bentos fue la colonia San Javier. Un lugar único, un pedacito de Rusia en Uruguay.

El encanto de este pueblo abarca varios aspectos. Lo histórico está super interesante y para entender un poco de qué se trata la colonia, lo ideal es acercarse a la oficina del Departamento de Turismo y hablar con el encargado que se encuentra en el teatro Pobieda.

En cuanto a lo gastronómico, comimos en Rasti Resto Bar, recomendamos fuertemente los Shashlik, unas deliciosas brochettes de cordero marinadas en cebolla, jugo de limón y hierbas. Para picar algo, almorzar a la pasada, merendar o desayunar, el mejor lugar es El Gauchito, hay comida tanto uruguaya como rusa, casera y muy rica. Además Raquel te puede contar todas las historias del pueblo.

En San Javier lo más interesante es charlar con la gente, son sumamente hospitalarios y les encanta contarte lo lindo que tiene la colonia, cómo se da que siendo pocos rusos su cultura siga tan fuerte y demás. Nosotros nos enamoramos de éste pueblo, si querés ver algunas fotos, las subimos acá.

A cuatro kilómetros del pueblo está Puerto Viejo, un camping divino y tranquilo sobre la playa que además es el lugar de desembarque de los 600 rusos que fundaron la colonia. Es muy recomendable hospedarse allí, tanto para conocer la colonia como para descansar o veranear. Las cabañas municipales son baratas y las más lindas de todas las que hemos usado.

Las fotos de Puerto Viejo y Las Cañas son estas.

Desde San Javier seguimos para Nuevo Berlín, un pueblo genial para hacer base y conocer las islas del Río Negro.

Sobre el pueblo hay un hospedaje que está divino y barato, se llama Posada de Don Sebastián, queda en frente a la rambla y es nuestro elegido para hospedarnos.

Lo ideal en el pueblo es salir de mañana en una lancha y conocer tanto lo que refiere a la apicultura, como a la gente que habita las islas. Pescadores artesanales que van a tierra cada un cierto tiempo, pero que viven de un modo muy distinto.

En Nuevo Berlín hay un sendero que es el de La Yeguada. Es lindo para caminarlo y si quieren una guía deben contactarse con Silvia al 099 748 247. Ella también conoce gente que hace paseos en lancha, que te puede llevar a ver la miel y visitar a los isleños.

Acá mostramos una imagen distinta del pueblo.

El último pueblo que visitamos fue la colonia Gartental. Es un lugar que resulta interesante si se charla con las personas que viven allí, pero no tiene ningún atractivo visual, no hay hospedajes ni lugares para comer. Solamente tambos, un ramos generales, la escuela y su iglesia.

Lo particular de esta colonia es que viven solamente descendientes de inmigrantes alemanes, hablan en alemán y mantienen demasiado vigente toda su cultura, a pesar de haber nacido acá, como todos nosotros. Si se quieren acercar es muy simple de llegar, queda en frente a la entrada de San Javier. Los habitantes de Gartental hablan perfecto español y no tienen ningún problema en contar de qué se trata su cooperativa y su modo de vida. 

No fuimos hasta la colonia Ofir, una colonia de la que se habla mucho, de origen ruso pero mucho menos abierto que el resto de las comunidades que visitamos. Tampoco visitamos Young.

Río Negro vale la pena. Si pensás visitarlo descargate esta guía para imprimir.

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