Una flor para Marta


1919 (Tacuarembó)
2002
 (Montevideo)

 


Semblanza
La reina con tacos altos

Pepi Gonçálvez*
“Il faut sufrir pour être belle” ­hay que sufrir para ser bella­, escuché decir alguna vez. Para Marta Gularte los tacos altos son, simplemente, una extensión de sus privilegiadas piernas. Fueron 50 carnavales en sus 80 fecundos años de vida subida a sus inseparables taco-aguja.
Su mítico dormitorio colmado de trajes de luces y plumas despampanantes tiene un sitio especial para su colección de zapatos. Desafiando el vértigo ella ha sido siempre la mujer que quiso ser. Nada le impidió concretar su vocación de artista. Ni ser negra; ni ser mujer; ni ser pobre ni ser huérfana.

Es al mismo tiempo una creadora y su propia obra. A lo largo de su vida ha sido pionera, estrella, madre, poeta, devota y mito. Ha revertido el orden subida a los 12 centímetros contradiciendo aquello que afirmaba Simone de Beauvoir sobre que las mujeres de tacos no llegan lejos. Solamente se baja de las alturas para entrar, humildemente, a la casa de Dios a rezarle una plegaria.

*Productora audiovisual


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