Contenido creado por Manuel Serra
Locales

Naides es más que naides, ¿o sí?

Para Natalia Trenchi, tener abanderados implica “poner en el podio a un puñado y dejar en el llano a la mayoría”

La psiquiatra infantil reflexionó sobre la polémica de la elección de los abanderados y lamenta que “seguimos premiando habilidades equivocadas”.

22.07.2018 16:49

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2018-07-22T16:49:00-03:00
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Desde que Inspección de Primaria propuso cambiar la forma de designar los abanderados, pasando de un criterio articulado entre mejores notas y popularidad - se vota entre quiénes tienen mejor desempeño escolar - a uno meramente basado en la popularidad, se despertó la polémica y diferentes actores se refirieron al respecto.

María Julia Múñoz, ministra de Educación y Cultura, se mostró contraria a la idea, a la que considera "una posición muy extrema", y dijo a Montevideo Portal que es importante "premiar la capacidad, la entrega y la dedicación hacia el estudio y el trabajo".

Quien ahora se decidió a dejar su opinión es la psiquiatra de niños y adolescentes Natalia Trenchi, que compartió una reflexión en MujerMujer.

La también médica comenzó explicitando su respeto por la tarea docente y asegurando que su reflexión surge desde ese "lugar de respeto". "Me pidieron insistentemente que hablara de este tema y lo hago desde el profundo respeto que me merecen los docentes y el sistema educativo, desde que empezó hasta ahora. Sólo ellos saben lo que es encarar la titánica tarea de enseñar, educar y formar día a día, contra viento y marea a tantos y tantos niños producto de familias tan diversas", explicó.

"Siempre digo que la escuela humanamente fortalecedora es aquella que recibe a un pequeño niñito más o menos asustado, trabaja con él unos cuantos años y lo devuelve a la sociedad seguro de sí mismo y de los recursos que ha incorporado, motivado para seguir aprendiendo y esforzarse, capaz de pensar por sí mismo y de ser creativo, dispuesto a mejorar el mundo en que vivimos", continuó explicando.

En este sentido, señaló que sucede que este cometido no se cumple en todos los niños. "Todos sabemos que nuestras escuelas y colegios lo logran con algunos, pero no con otros, que egresan convencidos de que no son buenos para estudiar ni para aprender ni para satisfacer las expectativas adultas, desmotivados y a veces hasta enojados con la vida. Seguro que estamos de acuerdo en que mucha energía debe ser puesta en conseguir que cada vez sean menos los que salen en ese estado, ¿verdad?", indicó.

Para la especialista, los criterios por exclusivo rendimiento, así como los basados únicamente en la elección de los compañeros, son malos para los niños, ya que estos últimos también han "generado nuevos dolores".

Y Trenchi va todavía más allá y asegura que cualquier tipo de elección es un "mal negocio", ya que implica "poner en el podio a un puñado y dejar en el llano a la mayoría". Para ella, "lo que necesitamos es convencer a todos de que son valiosos y valorados".

"Y cuando digo todos, me refiero a todos, porque estoy absolutamente segura de que todos lo merecen. ¿Alguien se animaría a decir que un niño de 10, 11 o 12 años no es suficientemente valioso o que no merece la esperanza? Aunque no haya demostrado ser muy bueno en matemáticas, aunque haya sido inquieto y molesto, aunque por timidez nunca haya participado en clase: ¿merece terminar su escolaridad creyendo que ha fracasado? ¿o que vale menos?", sostiene al respecto.

Por otra parte, la psiquiatra destaca que, si bien como adultos sabemos que no significa nada, cuando uno es niño "se cree que ser abanderado es como una especie de etiqueta que se asocia al éxito, a la inteligencia, a lo que debe ser".

A su vez, Trenchi lamenta que "seguimos premiando habilidades equivocadas" y que "no hay avance posible si no valoramos la indisciplina intelectual". "El mundo avanza no por los que repiten lo que ya se sabe sino por los que se atreven a pensar inteligentemente diferente, aunque sean desprolijos y desalineados", apunta.

Otro problema que señala, además, es la presión que en muchos casos ejercen los padres y familiares sobre los niños que es muy perjudicial para ellos, y no solo para quienes no terminen siendo, sino para todos, porque quien sí lo logre "puede quedar preso de un estereotipo que no lo deje ser él mismo".

"Quiero que todos salgan convencidos de que son y serán buenas personas, que se les ha respetado su derecho a no saber, a equivocarse, a ser imperfectos y que se valora su capacidad de superación al ritmo que sea y su esencia única e irrepetible más allá de Sotes y ‘Te felicito. Si no los convencemos cuando son chiquitos, ¿cuándo?", remata la médica.