Contenido creado por Martín Otheguy
Cultura

Start making sense

David Byrne triunfó en el Teatro de Verano y puso cabeza abajo todos los clichés del rock

El ex Talking Heads dio el show más refrescante de los últimos años en Montevideo, una celebración de la música como ritual colectivo.

21.03.2018 14:31

Lectura: 4'

2018-03-21T14:31:00-03:00
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El Teatro de Verano está acostumbrado a los shows de agrupaciones cuyos integrantes usan el mismo traje, hacen coreografías y realizan una performance con características teatrales. Pero no está acostumbrado a que el encargado del espectáculo sea David Byrne.

El ex Talking Heads demostró este miércoles en un Teatro de Verano lleno, en su tercera visita al país, que se puede dar un show de rock eludiendo todos los clichés del género, desde la puesta en escena a la comunicación con el público. Fue minimalista en los recursos -necesitó solamente una cortina de cadenas colgantes y unos pocos insumos para sacar provecho al escenario- pero pródigo en la performance para dar uno de esos recitales que dejan una sonrisa estúpida pegada en el rostro hasta mucho después de que termina.

El propio Byrne y su banda de 11 integrantes se dedicaron a divertirse arriba del escenario, poniendo énfasis en lo lúdico y esquivando la rigidez que suele acompañar a los shows de rock y pop. No hubo banderas de Uruguay en el escenario, elogios y lugares comunes sobre el país o solos de los integrantes para que el público aplauda en el momento correcto. Byrne desarmó todas las estructuras y jerarquías que hacen tan predecibles los recitales: la ubicación de los miembros en el escenario según sus instrumentos, su inamovilidad, la presencia dominante del cantante, la seriedad interpretativa, la abundancia de equipos y plataformas entorpeciendo el paso.

"¿Son los Zingaros del pop?", preguntó alguien en la tribuna, al ver salir a los 12 integrantes de la banda en impecable traje plateado, todos de pie y moviéndose con libertad por el escenario liberado gracias a unos arneses que les permitían colgarse con comodidad los instrumentos. La banda de David Byrne fue un pulpo que cambiaba de forma sobre el escenario todo el tiempo, realizando coreografías bien programadas, pequeñas interpretaciones de corte teatral, turnando el protagonismo de sus integrantes, jugando con las luces y las sombras, alimentando la imaginación del público con lo que ocultaba y dejaba entrever la cortina de plata. La horizontalidad, y no la verticalidad de un género usualmente dominado por el ego y las figuras individuales, pareció ser la moraleja del show Byrne.

Como un Hamlet elegante del pop, Byrne comenzó el show con una réplica de un cerebro en su mano y dedicándose a un breve soliloquio que dio paso a "Here", canción de su último álbum (American Utopia). Porque por más trascendencia que le haya dado a su reformulación de la puesta en escena, fue la música la que hizo cabalgar la noche de otoño montevideana. Descubridor eterno de las músicas del mundo, esteta pop, precursor y héroe avant garde, David Byrne dejó salir todo de su mágica caja: las melodías infalibles, el funk, la world music, los ecos punk, la new wave, el afropop. Hasta el público uruguayo bailó buena parte de la noche, desprendido ya de los prejuicios.

Repasó buena parte del último álbum, con dos picos altos en "Everyday is a miracle" o "Everybody's coming to my house", y revisitó algunas de sus colaboraciones más notables de las dos últimas décadas, como la representación casi teatral de "I Should Watch TV", de su disco junto a St. Vincent, que demostró cuánto se puede hacer con muy poco en un escenario. Pero Byrne, feliz, energético y con ganas de bailar toda la noche, no renegó del pasado. Hubo una media docena de canciones de Talking Heads muy bien elegidas, entre las que si bien incluyó hits legendarios ("Burning down the house" y "Once in a life time" encendieron el teatro en una ola radiante de felicidad), no hizo concesiones obvias, como "Psycho killer" o "And she was".

Byrne hizo todo esto mientras deslizaba, con su elegancia usual, su mirada particular sobre el consumo, el mundo moderno y la muerte del espíritu. Logra hacer todo esto en un ritual colectivo dominado por el humor y la felicidad, sin sonar sentencioso, solemne o profeta de nada. Como alguien en las gradas dijo al terminar, para resumir el show: "Se precisan menos Bonos y más David Byrnes".

Por Martín Otheguy

David Byrne American Utopia Tour
Lugar: Teatro de Verano
Fecha: martes 20 de marzo
Artista invitada: Juana Molina