Contenido creado por Julia Peraza
Pantallazo
De ellos dos

Conversamos con el equipo de la película brasileño-uruguaya “La mujer del padre”

El filme llegó a nuestros cines este 25 de mayo, luego de haber participado en los festivales de Berlín, Río de Janeiro y San Pablo.

24.05.2017 17:50

Lectura: 5'

2017-05-24T17:50:00-03:00
Compartir en

Nalu (Maria Galant), una adolescente en pleno despertar sexual, vive con su padre ciego Ruben (Marat Descartes) cerca de la frontera entre Brasil y Uruguay. Su relación comienza a sufrir cambios y la intimidad que construyen se transforma en celos ante la aparición de Rosario (Verónica Perrotta), una profesora uruguaya.

La mujer del padre aborda esta formación de vínculos de forma sensible, con un notable manejo de los espacios, que se erigen como un personaje más, mientras expone un panorama de lo que significa ser mujer en algunas zonas del Brasil rural.

Se trata de una coproducción uruguayo-brasileña, donde participaron reconocidos actores nacionales, entre los que se incluyen Verónica Perrotta y Jorge Esmoris. "Todo nació cuando conocí a Cris [Oliveira] en un festival. Todavía no existía el proyecto, pero teníamos un conocido en común y seguimos en contacto. A ella le gustaba mucho el cine uruguayo, hubo afinidad artística y estética", dijo a Montevideo Portal Diego Fernández Pujol, productor de la película en Uruguay.

Los comienzos

La idea original de la película surgió a partir de un cortometraje que Cristiane Oliveira filmó en 2004, Messalina, que trata sobre una chica ciega. "Durante la filmación de esa película me involucré mucho con las personas ciegas y conocí la realidad de la angustia de perder sus imágenes, contó la directora.

Esto se conectó con la voluntad de Oliveira de trabajar la relación padre e hija, algo que partió de su experiencia personal, ya que comenzó a recuperar un vínculo con su padre cuando tenía 16 años. "Fue un momento de generar proximidad, intimidad y confianza muy tarde en mi vida. Estos temas que se conectaron para empezar la historia, y me parecía desde el principio que el aislamiento sería una buena forma de crear una tensión mayor en esta relación", explicó.

La intención de situar la historia en la adolescencia de la protagonista también estuvo desde un principio. Para la directora, la relación entre un ciego y alguien que describe el mundo para él implica mucha confianza: "Ese nivel de proximidad me parece similar al que quiere tener una hija con su padre y ella toma conciencia por la adolescencia porque es una fase de formación de su identidad como mujer, y la figura paterna siempre es importante para esa construcción".

Además, agregó que constituye una etapa de muchas elecciones, principalmente para una chica en una sociedad patriarcal. "Me pareció una edad perfecta para tratar muchos temas que me interesaban, sobre alguien que viene de esa cultura gaucha que tiene una figura masculina muy fuerte", sintetizó.

Mi casa está en la frontera

La idea de rodar en la zona limítrofe siempre estuvo en la cabeza de la directora, nacida en Porto Alegre: "Me pareció natural que transcurriera en la frontera con Uruguay porque ahí hay muchos cambios culturales, las fronteras son más fluidas y hay muchas casas en situación de aislamiento".

 "La distancia de la casa y el pueblo era algo que nos interesaba mostrar, porque es real y porque habla mucho de la condición del personaje del padre. La hija está en movimiento, agarra su bicicleta y anda por todos lados, su padre está aislado en ese lugar y empieza a cambiar cuando se da cuenta de la vida y del movimiento que hace la hija", contó.

Torquato Severo, el pueblo elegido para filmar, cuenta con condiciones de acceso muy difíciles. La producción de la película debió arreglar la ruta de ingreso, ya que cuando llueve los vehículos no pueden pasar. Según contó la directora, estos cambios fueron posibles porque la comunidad local los recibió muy bien: "Unas 40 personas del pueblo participaron de la película como extras, conductores, cocineros, ayudantes de set. Es una cultura con poco espacio para la mujer, y muchas mujeres trabajaron por primera vez en su vida en nuestra película".

Un actor se prepara

La participación de intérpretes uruguayos en la película siempre estuvo presente. "Ya el guion planteaba que había personajes uruguayos porque la historia, desde el origen, transcurrió en la frontera", contó Pujol.

 Entre ellos, el rol de Verónica Perrotta fue el que cobró más protagonismo. "Rosario es alguien que viene con una mirada de afuera para interferir e introducir nuevos colores", describe la realizadora. "En la primera versión había una ida a un espectáculo de candombe uruguayo. Después vimos que no era necesario; esa vida podía estar en Verónica", añadió.

El personaje de Nalu fue interpretado por la brasileña María Galant, y se trató de su primer trabajo en cine. La actriz acaba de cumplir 18, pero ingresó al rodaje con 16 años. "Cuando conversé con Cris sobre el personaje pensé que iba a ser muy difícil para mí. Mi vida es muy fácil comparada con la de ella. Me llevo bien con mis padres, tengo una vida familiar estable", dijo. En ese sentido, relató que recibió la ayuda de muchos integrantes del equipo, y que tanto Perrotta como Marat Descartes la aconsejaron en su actuación.  

Julia Peraza/Montevideo Portal