Contenido creado por Manuel Serra
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This charming man

Crónica del toque de Morrisey en el Teatro de Verano.

Tocó Morrisey en el Teatro de Verano y por primera vez en nuestro país. Lée la crónica de Leonardo Silveira y mirá nuestra galería.

18.12.2015 17:07

Lectura: 5'

2015-12-18T17:07:00-03:00
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El mal tiempo no podía estropear la fiesta; Moz y la lluvia se llevan bien, tienen la melancolía en común, por eso el temor se disipó a media tarde y la noche estrellada dominó el cielo del Teatro de Verano para recibirlo por primera vez en Uruguay.

Para los seguidores de la mítica banda The Smiths, este 2015 será un año inolvidable. En pocos meses tuvimos oportunidad de vivir los shows de Johnny Marr -quien tocó por 2. ª vez en Uruguay- y ahora la esperada presencia de Steven Patrick Morrissey; Moz para muchos, Morrissey para todos. Algo que para los que escuchábamos los Smiths a fines de los años 80, y luego de su separación, era un sueño casi imposible.

Varias veces picó cerca -estuvo en Brasil y Argentina- pero a veces por agenda, otras por salud, se saltaba al Uruguay. Esta vez la gira sudamericana nos incluyó como la penúltima fecha (quizás porque Johnny haya estado dos veces, le movió la curiosidad de visitarnos).

Morrissey llega en un gran momento artístico, en plena actividad, consolidado, con un nuevo disco editado en 2014, World peace is none of your business.

A las 9 en punto de la noche -como estaba marcado-, con el Teatro de Verano terminando de llenarse, se apagaron las luces y se encendió la pantalla gigante detrás del escenario con un clip de Ramones que continuó con un mix de varios artistas pasando por Tina Turner, Charles Aznavour, hasta los infaltables New York Dolls -banda fetiche de Moz- haciendo una especie de introspectiva musical por su vida, intentando meternos en su estado de conciencia y elevando la expectativa. Casi media hora después irrumpe en escena azotando el aire con el cable del micrófono en suave cadencia al ritmo de "Suede Head", un clásico de su álbum "Viva Hate" de 1988, con un sonido impecable, contundente, que no sufrió el mínimo defecto en toda la noche. El encantador con su carisma comenzaba cantando "Why do you come here" (por qué habían venido). Sin gran parafernalia escenográfica, con buenos climas lumínicos, con gran clase y manejo de la escena, Moz fue brillando en cada interpretación; dos canciones que hicieron poner la piel de gallina a muchos: "How son is now?" en una versión endemoniada que electrificó a todo el teatro y "Every day is like Sunday", con ese "cuando, cuando, cuando". Siempre apoyado en su categórica y prolija banda de músicos, que aprovechando que el show era un teatro abierto optaron por un look a medio camino entre sport con camisetas, zapatos y pantalones formales con tiradores... Uno de los integrantes de la banda que sobresale en escena es Gustavo Manzur, un multiinstrumentista estadounidense de padres colombianos que tomó la escena en un par de oportunidades para cantar en español y dejarnos el mensaje militante de paz mundial.

Sabido es que Morrissey desde siempre arremetió contra la monarquía, la ex primer ministra Margaret Thatcher, la defensa de los animales, el consumo de carne y sus presentaciones muestran su convicción y la impronta militante a las causas que defiende, por eso luego de una sentida "Meat is murder", marcada con imágenes de ovejas y vacas en los mataderos, canción homónima del mejor disco The Smiths (1985), que al finalizar con la escena iluminada de rojo enciende la pantalla gigante solo con el texto: "¿Cuál es tu excusa ahora? Carne es asesinato"; para un país como el nuestro fue una especie de fino sopapo que nos puso a pensar.

Pero el show continuaba y a esa altura el público estaba totalmente rendido al encanto y sensualidad; "First of the gang to die" hizo cantar a todos. Luego llegaría la parte más romántica, con "Let me kiss you", la clásica sacada de camisa y revoleo al público, con el que siempre hay un contacto cercano en sus presentaciones pero que esta vez la fosa del teatro de verano no permitió. Para enmendar eso, hizo volar dos camisas al público. Para terminar con algunas de las canciones de su último disco -para él, su mejor obra hasta ahora- y cerrar con "The Queen is dead", enorme himno de Smiths que titula ese disco de 1986, y una instantánea congelada en la pantalla con la reina Isabel levantando los dos dedos medios de ambas manos en actitud poco protocolar.

Una vez más, queda demostrado que las grandes estrellas, los artistas clave, no necesitan nada más que música para conmover, y Morrissey es un showman encantador, un provocador molesto para el sistema pero inserto en él, que en cada presentación afianza su magia con un aplastante poder lírico y musical.

Leonardo Silveira