Contenido creado por Inés Nogueiras
Entrevistas

Buena madera

Entrevista a Fernando Cabrera

“Mientras esté vivo y tenga un instrumento en la mano, voy a experimentar”: Fernando Cabrera habló sobre sus próximos discos y el ciclo de conciertos que ofrecerá este mes.

03.11.2015

Lectura: 13'

2015-11-03T15:41:00-03:00
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Montevideo Portal / Inés Nogueiras
inogueiras@montevideo.com.uy

En pocas semanas estará en la calle un nuevo disco de Fernando Cabrera. Se trata de un álbum grabado en vivo que recoge versiones -o como él las llama, reinterpretaciones- de temas de ''los Eduardos'', Mateo y Darnauchans. Pero Cabrera no se detiene mucho en las distintas estaciones de su trayectoria musical y ya está con la mente puesta en la próxima parada. Sin saber bien con qué fecha de destino, estos días lo encuentran ideando nuevos sonidos y revisando su baúl de canciones sin terminar -tiene más de cien- para editar un nuevo trabajo que, adelantó, será un disco "más de guitarra", a diferencia de sus antecesores Canciones Propias y Viva la patria.

Entre tanto, el músico uruguayo alterna sus cada vez más frecuentes viajes a Argentina -donde tiene ya un numeroso público fiel- con presentaciones en este lado del Río de la Plata. En diálogo con Montevideo Portal, Cabrera habló sobre sus próximos shows, sus proyectos, la evolución de su lenguaje musical y el panorama actual de la música uruguaya que, por el momento, no lo entusiasma demasiado.


Los miércoles de noviembre vas a ofrecer una serie de conciertos íntimos en Paullier Y Guaná. ¿Qué tenés planeado para este ciclo?

En pocas semanas va a salir un nuevo disco mío, que es un disco grabado en vivo en El Galpón hará dos meses, con repertorio de Darnauchans y de Mateo. En algunas de las canciones me acompaña Edú Lombardo, en percusión, guitarra y voces. Entonces en estos recitales voy a hacer eso, algunas cosas mías y canciones de ellos dos.

¿Cómo fue la experiencia de ese recital?

Fueron muchas canciones de cada uno, de distintas etapas de la discografía de ellos, que abarcaba prácticamente un pasaje por todos sus discos. Pero no las respeté fielmente, ni hice covers, eran versiones muy jugadas, muy rehechas. Verdaderas reinterpretaciones.

Ya en Canciones Propias habías hecho eso, incluso con una canción de Darno...

Sí. Fue parecido al trabajo que hice hace años con los autores más criollos nuestros. La actitud es la misma: tomar una canción que me gusta y de algún modo reconstruirla, arreglarla a una manera personal. Me gusta hacer eso. Mi cabeza me dispara siempre otras ideas. Es como que vaya a un fogón o un asado con amigos y me pidan que cante "La Cumparsita"... bueno, yo la voy a hacer un poco diferente, no sé por qué. Es una cosa que ni siquiera es pensada.

¿Los extrañás al Darno y a Mateo? ¿Qué pensás que estarían haciendo en este momento?

Los extraño de muchas maneras. Qué estarían haciendo no sé, los dos eran muy inquietos, muy creativos. En estos años, que voy a menudo a Argentina, no hay nota que me hagan en la que no me pregunten por Mateo. Es absolutamente conocido por todos los músicos de allá y también por los medios, los periodistas, los productores. Entonces a veces pienso que si Mateo viviera hoy seguramente estaría yendo a Argentina, lo estarían tratando como un rey. Recibiría un trato de leyenda. Y en vida fue todo lo contrario, no se le prestaba atención, tuvo una vida muy difícil. Y Darno lo mismo. ¿Qué edad tendría hoy, 62, 61? Podría estar perfectamente cruzando a la Argentina como me pasa a mí, recorriendo todas las provincias.

Los extraño, sí, los extraño como personas, como amigos, como colegas. Pero también los extraño como uruguayo, como integrante de la sociedad uruguaya, por la obra que ellos hacían. Por la música. Se trata de dos casos paradigmáticos -o no tanto porque abundan en Uruguay, o abundaban- de creatividad extrema: ser ingeniosos, no conformarse con las pautas del estándar, del mainstream. Ellos simbolizaban eso al igual que tantos otros, al igual que Maslíah, que Lazaroff, que Zitarrosa y los Olimareños, que Viglietti. Eso extraño: la presencia de ellos en el panorama de la música, porque falta gente así hoy. A la música uruguaya la veo muy poco arriesgada.

¿Qué estás escuchando en la escena local que te interese?

No estoy muy atento, no tengo una actitud de seguimiento, porque también asisto menos a recitales, salgo menos. No sé qué decirte, no hay muchas cosas que me llamen la atención. Hay cantidad, hay profesionalismo, hay grandes ejecutantes en todos lados, en todos los géneros, instrumentistas de todo tipo pero... no sé si me corresponde tampoco decir esto, pero lo veo medio tranquilo el panorama actual, no con el nivel fermental de otras épocas, lo veo todo un poco uniforme.

¿Has analizado el fenómeno de la "cumbia cheta", del que se está hablando en los medios?

No la he escuchado, no puedo opinar. No sé bien qué será. Capaz que escuché en alguna radio o algo y no me di cuenta. Sé que hay un drama muy grande porque un baterista perdió el puesto... lo sé porque están en los medios, los ves en los diarios. Sí vi que hay una polémica, me pregunto cuál será la razón, he visto colegas míos opinar sobre la "cumbia cheta", pero no sé qué será.

Son bandas nuevas de jóvenes, que están teniendo bastante exposición. Recientemente dos de estas bandas tocaron en el Gran Rex...

Bueno, eso los legitima. Si hay mucha gente que los acompaña hay que ser respetuoso con eso.

Hace poco estuviste en el Festival Música de la Tierra en Argentina, tocando en un anfiteatro abierto ante una multitud. ¿Hay diferencias entre lo que diseñás en un repertorio cuando tenés que enfrentarte ante esos auditorios o en un ambiente pequeño, como en Paullier Y Guaná?

No, porque el comportamiento del público es el mismo. Parece mentira, a veces hay miles de personas pero me pongo a hacer mis canciones y se hace un silencio absoluto, no vuela una mosca. Después me aplauden mucho. Es lo mismo estar en un teatro que estar en un bar. En ese festival era un poco más riesgoso, porque era con entrada libre y en un lugar grande, podía haber ido una barrita de mamados, gente que se pone a gritar o personas que se aburren y se ponen a charlar. Pero no pasó eso, fue como estar en el Solís. Y eso me pasa siempre, en todos lados.

Tengo una muy linda relación con el público. Fijate que no voy con una banda, voy con mi guitarra y a veces canto chiquito, hago cosas de matices bajitos. Hay un pacto entre el público y yo. Ellos saben que lo que van a escuchar son canciones que requieren un mínimo de atención y de concentración. No es un baile lo que yo hago, no es una cosa para saltar o "divertirse", ya que está tan de moda esa palabra.

Hoy en día todo se justifica por el eje divertido/no divertido, es la única justificación para las cosas. Lo que planteo rompe con ese eje. Yo no pretendo hacer cosas que sean divertidas. Pueden serlo, también. Es más, tengo canciones que son divertidas, que apelan a la comicidad, pero no es la razón de ser de ese acto que propongo. Y la gente no va a divertirse, va a emocionarse o a disfrutar del acto artístico que es la combinación de una letra, de una poesía, de una música. No vas a saltar o a hacer pogo o a agitar en una tribuna.

Ya hace un par de años que está rodando Viva la patria, tu último disco. ¿Cómo te sentís con esas canciones ahora?

Bien. Es un disco muy diverso y extenso, me gusta porque tiene distintas habitaciones. Distintos colores. Me gusta cómo está tocado, es un camino, una parte del camino. La pasada mía por ese disco me dejó satisfecho.

¿Con el tiempo vas redescubriendo a las canciones, o las pensás distinto a como cuando las grabaste?

No, porque ya están hechas, quedaron así. Son canciones que desde el comienzo tuvieron un alto grado de conformidad de mi parte. Quedé satisfecho con las letras, con mi manera de cantarlas. Y es una estación que quedó en el pasado.

No sos de volver sobre lo hecho, de revisarlo...

No. Reviso en el sentido de que, para armar un repertorio, voy reflotando canciones, algunas que no canto hace 20 años. Pero desde el punto de vista discográfico ya tengo la cabeza en otro lado. Por un lado, en que sale el disco nuevo con versiones de Mateo y Darnauchans, que eso para mí fue otra estación, otro lugar donde pude experimentar otras cosas desde el punto de vista del canto, de la guitarra. Siempre sigo experimentando y me fue muy útil este disco como paso para el siguiente. Pude poner en práctica cosas que voy a desarrollar en mi próximo disco con canciones mías, que es lo que tengo en la cabeza en este momento. Que no sé cuándo será, puede ser el año que viene, no sé... Pero haber hecho este disco me fue muy útil.

Justamente pensaba cuánto te había influido haber hecho Canciones propias, en el que reversionabas ritmos que no habías explorado antes, para Viva la patria. La sonoridad está muy emparentada.

Sí, totalmente. Fue un lugar por el que pasé y fui acumulando. En Canciones propias experimenté ciertos aspectos del canto que en esa época estaban apareciendo en mí, ciertas inquietudes de fraseo, en cómo cantar, qué énfasis darle ya no a cada palabra sino a cada sílaba o a cada letra incluso. Desmenuzar la palabra para trabajar en la expresividad de un modo muy profundo, muy detallista. Entonces esa manera que experimenté en Canciones propias me quedó incorporada y la pude aplicar con más naturalidad en Viva la patria. Y ese proceso sigue.

Pasa lo mismo con la guitarra: yo no toco igual ahora que hace cinco años o que hace diez o que hace treinta. Parece que fuera otro guitarrista. El que me escuchó tocar la guitarra en mis comienzos, con MonTRESvideo o Baldío, en los años 77- 80, si me escucha hoy puede pensar que se trata de otro guitarrista. No porque toque mejor ni peor, toco completamente distinto. Hubo un proceso de decantación, de cómo aplicar ciertas ideas al instrumento. Y eso va a seguir siendo así, mientras esté vivo y tenga un instrumento en la mano voy a experimentar.

¿Cómo describirías entonces, hoy, tu lenguaje musical?

Estoy jugando con lo que se imagina el oyente. Si tiro una pequeña pauta, una pequeña sugerencia, vos como oyente, como melómana, formás en tu cabeza las notas que faltan. Porque hay una idea de cuál es el acorde. No hace falta tocar las seis cuerdas de la guitarra raca-raca-raca. Puedo tocar nada más que la fundamental y, según lo que esté cantando, vos ya te armás el acorde en ese momento.

Esa forma de tocar la guitarra, para decirlo de alguna manera, es más orquestal. Si bien una guitarra es un instrumento pequeño, no equiparable a una orquesta, sirve como ejemplo. ¿Por qué? Porque en una orquesta grande, una sinfónica, no están tocando todos al mismo tiempo. De repente hay un tutti, pero después todos se callan y queda solo un oboe, por ejemplo, y de pronto vuelven todos los contrabajos... Hay un permanente juego de interacción, de entradas y salidas, de matices. A veces se toca pianissimo y a veces fortissimo, se da todo lo que el instrumento da. Todos esos parámetros he tratado de aplicarlos a la guitarra: los matices, usar a veces muchas notas, a veces pocas. Y a veces ninguna, porque el silencio también existe. Por eso digo que trato de tocar de un modo orquestal, y pido que no se entienda mal porque puede sonar arrogante o exagerado, pero es eso: trasladar esas ideas a la guitarra.

Aun así Canciones propias, pero sobre todo Viva la patria, son muy musicales, muy diversos en la musicalidad. ¿Eso lo vas a continuar?

No, el próximo disco no va a ser así. No va a ser arreglado con muchos instrumentos. Va a ser un disco más de guitarra, o de varias guitarras sobregrabadas, pero por mí mismo, lo mismo que las voces. Va a ser un disco más como Mateo solo bien se lame. Capaz que para un tema invito a alguien, porque puedo precisar una percusión o una flauta, y ahí llamaré a eventuales invitados. Pero va a ser un disco de desarrollo más que nada de la guitarra y la voz.

Y en cuanto a los temas, ¿hay un hilo conductor que te esté inspirando en este momento?

No, porque puede haber un tema que tenga diez años, otro que puedo terminar la semana que viene. No soy de la idea de hacer discos conceptuales. Lo que yo hago son canciones y las canciones son todas independientes, son pequeñas obritas, no tienen por qué estar vinculadas con otras. Cada una es un mundo. Simplemente cuando se me juntan una cantidad adecuada de canciones que considero que están bien, que pasan el examen, hago un disco.

En eso estoy ahora, juntando las canciones que más me gustan de las que tengo acumuladas en casa. Siempre tengo una cantidad de canciones que sigo trabajando con los años, tengo una especie de ahorro... es como tener un baúl con una cantidad de cosas. Son muchas, capaz que tengo cien canciones. Y cuando se me acerca un disco empiezo a sacar a ver cuál está en mejores condiciones.

¿Y qué define eso de que "se te acerca un disco"?

Las ganas. He ido variando en eso. Participan muchos factores: las ganas, el entusiasmo, no hacerlo a la fuerza. También un poco el flujo de la apetencia del público, porque no podés sacar un disco cada seis meses. Y según cómo esté mi vida, si no estoy ocupado en otras cosas. No es como en mi juventud que sacaba un disco por año; un ritmo enloquecedor que ahora no me parece razonable ni natural, pero que fue así. Tenía un gran caudal de creatividad y capaz que también de vanidad, quería mostrar y mostrar. Es una cosa natural del ser humano, a esa edad. Te querés legitimar, querés marcar presencia. Hoy esa necesidad no la tengo en absoluto, no tengo que marcar presencia ni demostrarle nada a nadie. Podría no sacar un disco más en mi vida, que creo que mi trabajo está hecho. Si lo sigo haciendo es por gusto, por pasión. Y porque se me siguen ocurriendo ideas. Pero creo que ya he dejado algo hecho.



*Feranando Cabrera se presenta en el Ciclo de Recitales Deluxe, en Paullier Y Guaná, todos los miércoles de noviembre a las 21 h. Reservas 2409 8016 (capacidad limitada).

Montevideo Portal / Inés Nogueiras
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