Contenido creado por Sergio Pintado
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Teléfono descompuesto

La versión del hombre cuyo celular provocó la ira de Roberto Jones

Leonardo Decarlini, el hombre al que le sonó el celular durante una función de La memoria de Borges, dio su versión de los hechos y lamentó la “exagerada y violenta reacción” del actor. Jones había anunciado su retiro de los escenarios a partir del incidente.

28.09.2015 14:31

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2015-09-28T14:31:00-03:00
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Montevideo Portal

Leonardo Decarlini, el hombre cuyo celular motivó la ira del actor Roberto Jones, difundió este lunes una carta con sus descargos y su versión de los hechos ocurridos en la función de La memoria de Borges en el Carrasco Lawn Tennis.

En la carta, Decarlini asume su responsabilidad por "no conocer el funcionamiento" de su teléfono pero cuestiona la "exagerada y violenta reacción" de Jones, que según el espectador abarcó "la gente de Montevideo, profesionales, egresados de la educación privada y paga, que en el marco de su vituperación, generalizando injustificadamente".

Carta completa:

El pasado sábado 19 de Septiembre asistí al Teatro Antonio Larreta con gran entusiasmo a ver la obra "La memoria de Borges", protagonizada por el actor Roberto Jones y fui objeto de una violenta agresión.

Hasta aquí no parece haber nada extraordinario, salvo el pequeño detalle de que el agresor fue el propio actor.

El mismo, luego de demostrar gran esfuerzo y talento para llevar adelante la compleja y demandante obra, que confieso disfruté, también demostró que tiene importantes problemas de autocontrol y que no pudo aprender de su personaje una de sus mejores cualidades: la caballerosidad.

Ocurrió al terminar la obra que Jones cortó el aplauso del que estaba siendo objeto para volverse furioso contra mí, desde el estrado, increpándome e insultándome agresivamente. Todos los presentes lo vivieron. Los que estaban a mi lado, con quienes pude conversar, manifestaron estar asombrados y horrorizados por tal nivel de violencia. Yo también me sorprendí.

Jones se molestó, con razón, por supuesto, porque mi teléfono celular sonó dos veces en plena función, con los consiguientes efectos perjudiciales que conozco bien y mucho lamento pero no reseñaré porque en estos días se ha hablado mucho de los mismos. Claro que entiendo esa molestia, de parte del actor, y también de los demás presentes. Nadie que me conozca dudará que me produjo un disgusto y vergüenza mayúsculos el hecho, que pretendí -pero no logré- evitar. No necesitaba nada más para sufrir y lamentar lo ocurrido y para disculparme si hubiera podido hacerlo. Lo que ocurrió fue una clara torpeza de mi parte, pero no fue lo que el Sr. Jones decidió arbitrariamente e impulsivamente que era, cuando se lanzó desbocadamente a canalizar su furia en pleno teatro y aún más tarde cuando publicó en su cuenta de facebook palabras totalmente fuera de lugar a las que luego me referiré.

La torpeza de mi parte fue no conocer bien el funcionamiento de mi teléfono portátil, y por tanto no haber tenido en cuenta que aún estando el mismo en "modo silencioso" como lo puse antes de comenzar la función, eso no impediría que sonara una alarma que había quedado activada sin yo recordarlo. Torpeza, sin duda, aunque hay mucha gente que criticó el hecho y me consta que tampoco lo sabe, como se puede apreciar si se leen varios de los comentarios sobre las notas periodísticas sugiriendo justamente lo que yo hice: silenciar el aparato. La única solución definitiva es apagar el teléfono, no silenciarlo. Ahora lo sé. Me consta, porque lo he hablado con muchas personas que usan celular, que un gran porcentaje de quienes asistieron a esa función y que normalmente asisten a otras, silenciaron sus aparatos, como hice yo, en lugar de apagarlos.

Claro que a ellos no les pasó, al menos en esta oportunidad, que hubieran dejado una alarma programada para esa hora y no lo recordaran.

Torpeza e infortunio, entonces, eso no se puede discutir. Yo no lo pretendo. Lo acepto y solo puedo lamentarlo, de corazón. De allí a sostener que soy un "mal educado, una persona marginada de las buenas costumbres, un irrespetuoso violador de los derechos de los otros" "que hizo sonar dos veces su máquina producto de su irrefrenable adicción" hay una gran distancia. Demasiada distancia. ¿Y después hablamos de respeto? ¿Después condenamos la violencia? ¿No es acaso violencia lo que demostró el actor? ¿Dónde quedan las razones, el diálogo, en suma, el respeto?

Fue una calamidad que no fui capaz de prever. ¿No puede entender el Sr. Jones, que también existe esa posibilidad? Que no fue algo que yo quise hacer, y que no hice sin el mínimo respeto de la función y de su esfuerzo, como sostuvo irreflexivamente cuando dijo que yo hice sonar el aparato? ¿De dónde sacó el Sr. Jones que yo tengo una irrefrenable adicción al teléfono celular? Tal vez si la tuviera conocería mejor su funcionamiento, pero no la tengo. Uso la tecnología pero todavía sé vivir sin ella.

¿Cree acaso el Sr. Jones que él siempre controla todo su entorno y que lo mismo puede hacer siempre todo asistente a una función de teatro? Somos humanos y si eso le molesta al Sr. Jones, tal vez debería hacer funciones para robots, o actuar en el living de su casa, sin público. Muchos lo lamentaríamos, pero es su decisión, como será la mía y de otros volver a verlo, si es que sigue actuando como hasta ahora.

Si está cansado y ya no tiene la memoria y la energía de otrora, cosa que desde la platea no se observa porque aún actúa de maravillas, y se quiere retirar, hágalo dignamente y no poniendo excusas.

Pero, volviendo a lo anterior, imagino que el Sr. Jones debe tener más claro que yo y que muchos, que el teatro es un arte vivo, que dialoga en sentido general con el público, que es, claro, de carne y hueso, y por lo tanto, más allá de celulares, puede en ocasiones emitir sonidos que no logra evitar aunque lo intente, alguna tos, algún estornudo, algún ruido de la butaca ante un acomodo en la misma, en fin, sonidos que tal vez puedan distraer al actor.

Yo no le falté el respeto al Sr Jones. No lo apuñalé en el corazón, como expresó entre gritos al final de la función. Sabemos que el Sr Jones busca ser profesional y que su obra sea lo más perfecta posible, pero no hay que exagerar Sr Jones. Yo aprecié su trabajo antes y durante su obra. Cometí un error involuntario por falta de conocimiento, no por falta de voluntad o interés.

No pretendo que todos estén de acuerdo conmigo pero es mi opinión que el Sr. Jones, en cambio, sí ha faltado el respeto.

Me lo ha faltado a mí, por someterme a una agresión verbal (y luego escrita) fuera de lugar.

Pero también a otros espectadores sensibles que vivieron su exagerada y violenta reacción con gran desagrado, e incluso al colectivo de la gente de Montevideo, profesionales, egresados de la educación privada y paga, que en el marco de su vituperación, generalizando injustificadamente, incluyó en el descargo.

Y no diga el Sr Jones que no lo dijo. Sería mentir. Todos los que estaban allí lo escucharon. Tal vez el periodista Matías Was, a quien Jones cita en su cuenta de redes sociales, no recogió literalmente lo que dijo, pero sí generalizó en el sentido que antes indiqué. No recuerdo específicamente si Jones habló de Carrasco o no, creo que sí pero no estoy seguro y por eso prefiero no afirmarlo. Pero no se vaya el Sr Jones de lengua de nuevo, como pasó en el Teatro Antonio Larreta, ahora contra el citado periodista, sosteniendo que tiene propósitos velados, que falta a la ética, y varios etcéteras. No es así.

Todos vimos que el Sr Jones se enoja, pierde el control y cree que puede decir lo que se le antoja contra quien sea. Veo en esa actitud que sufre de un problema serio, que no ha sido algo puntual sino que se viene repitiendo. Espero por su bien y el de los demás que lo pueda resolver.

Ahora permítanme ir a otras expresiones del Sr. Jones sobre el suceso. En su cuenta de redes sociales escribió textualmente, además de lo antes citado y otras cuestiones que creo no merecen comentarios, lo siguiente:

"No se puede hacer teatro así. No se puede más convivir así. Se violan las reglas indispensables y las buenas costumbres y quienes lo hacen no reciben jamás la mas mínima advertencia, ni hay ninguna consecuencia de sus actos. Salvo el enojo y el justo reproche del perjudicado, que naturalmente, como siempre, cae en saco roto".

"Una minoría de marginados sociales nos dominan e imponen sus malas costumbres. El miedo y el cómplice silencio de la mayoría lo permite".

"Yo no me callo. Pero me canso. Me cansé. Mi función social no es rezongar psicópatas".

¿A alguien en su sano juicio le parece que una desafortunada torpeza que intentó ser evitada, un hecho involuntario, como acabo de explicar, merece realmente los disparates que el Sr Jones ha escrito?

Podría analizar más a fondo lo transcripto, porque es una joyita de dislates, pero confío en que los lectores lo harán por sí mismos.

Sólo dos cosas:

Una: Jones habla del "justo reproche del perjudicado". Me parece bastante grave, y este es uno de los puntos centrales que animan este escrito, que el Sr Jones no se dé cuenta que su reproche no fue justo, al contrario fue inadecuado. El tono, las palabras, la duración, el insulto, constituyeron más que un reproche: una verdadera agresión. Cualquier persona civilizada, es decir, toda la sala, lo advirtió. Podemos hablar de los celulares en las salas y de cómo prevenir esas circunstancias negativas para toda obra, Sr Jones, pero hacerlo civilizadamente.

Dos: pregunto, ¿Sabe el Sr. Jones lo que es un psicópata? A juzgar por lo que escribió no lo sabe y le recomiendo lo averigüe y consulte por si acaso con un profesional de su confianza.

Y por último también le diría que algunas veces sí haría bien en callarse.

Yo mismo lo pensé mucho antes de escribir esta nota que corre alto riesgo de, utilizando su expresión, caer en saco roto. O peor, convertirse en la comidilla de muchos que gozan con el mal ajeno.

A la gente de espíritu pobre le encantan los escándalos, sobre todo cuando no está ella involucrada, y les gusta criticar aunque sea de cosas que no conocen bien.

Yo quise dar la cara, con todos los riesgos que eso implica en este caso, porque no soy cobarde, para reconocer mi pesar por lo ocurrido, para aclarar lo sucedido y así rectificar las versiones erróneas que están corriendo, y sobre todo para hacerle ver al Sr Jones su propio error, que en mi opinión es más grave que el error del que él se agravia. Hay demasiada violencia en esta sociedad Sr Jones, y no es bueno que una persona pública como usted la instigue. Sí que se puede enojar, claro. Usted también es humano. Pero no tiene porqué gritarme durante más de tres minutos, y decirme que lo "miro con cara de imbécil" solo porque lo miro sin poder hablarle. Y lo miro sin poder hablarle porque usted grita enardecido y yo no deseo hacer lo mismo, además de porque estoy sorprendido e incrédulo de lo que está pasando. ¿Usted entiende eso?

Usted se está aprovechando de su especial posición en el escenario para arremeter verbalmente contra mi persona. No es una conversación entre dos personas. Eso hace mucho más grave su actitud. Piénselo tranquilo.

Pero en definitiva ahora, por escrito, le estoy contestando lo que no pude decirle en ese momento, cuando usted me insultaba, cuando me trataba de imbécil. Verá que, a diferencia de usted, yo trato de hacerlo con respeto. En lo sucesivo vea si puede aprender de Borges, del que usted parece tener muy poco. Usted es un muy buen actor Jones, todos lo sabemos, y no merece protagonizar el tipo de espectáculo que ocurrió al terminar su obra, que terminó desluciendo su trabajo. No tanto la distracción que lo molestó. Sí su reacción final destemplada. Ni lo merecemos, por cierto, nosotros, los espectadores.

Buena suerte, Sr. Jones.

Leonardo Decarlini

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