Escritores piden cambiar el nombre al Penal de Libertad

Un grupo de escritores uruguayos comenzó a juntar firmas para solicitar a los candidatos a la Presidencia quitar la palabra "Libertad" del nombre del centro de reclusión conocido como "Penal de Libertad". Según el petitorio, es necesario "limpiar la palabra".

La acción surgió en la cabeza del escritor y conductor radial Pablo Silva Olazábal. En diálogo con Montevideo Portal, explicó que comenzó a pensar en la petición luego de leer el libro "Chajá para todos" (Editorial Estuario) de Eduardo Milán. "Tiene unas prosas poéticas y en una se cuestionaba que 'Uruguay no acaba de lavar la palabra Libertad' en alusión a la cárcel más grande del país, construida en la dictadura", explicó.

El fragmento del libro significó para Silva Olazábal "una oportunidad para hacer un planteo político-estético en el campo simbólico, que es el ámbito natural de la cultura". El siguiente paso fue pensar en compartir la inquietud con otros escritores, en el entendido de que como trabajadores de palabra, podían opinar sobre ese chiste siniestro que es llamar a una cárcel Libertad". 

Las primeras consultas incluyeron a escritores como Mario Delgado Aparaín, Roberto Appratto y Lilián Hirigoyen, con quienes confeccionaron la declaración que ya cuenta con 55 adhesiones.

"Es hermoso que haya una ciudad con ese nombre, es siniestro, por no decir feo en toda la extensión de la palabra, que haya una cárcel con ese nombre", opinó el escritor,  que considera que las discusiones sobre la cultura suelen darse siempre desde "una dimensión económica"  y no desde lo simbólico, un campo que "hace a los sueños, a la imaginación, el que nos enriquece la vida".

Para Silva Olazábal, los escritores pueden, como trabajadores de ese campo, "opinar y reclamar sobre las palabras". En ese sentido, puso como ejemplo que "si 50 o 100 arquitectos reclamaran reformar o quitar el monumento a la bandera, en Tres Cruces, de clara inspiración autoritaria, otro "regalo" de la Dictadura, bueno, habría que oírlos, al menos, ¿no?".

El promotor de la iniciativa se mostró conforme con la recepción que tuvo la campaña: "en dos días se juntaron unas 55 firmas, la última de Enrique Estrázulas". Para el escritor, el nivel de adhesión habla de una sensibilización rápida ante un tema que surgió de repente, que no estaba arriba de la mesa y que "se inscribe en un filo al que no estamos acostumbrados: se pide que se cambie un nombre, nada más y nada menos".

Silva Olazábal explicó además que, si bien "se planteó abrir una juntada de firmas general", los impulsores de la campaña entendían importante motivar el pensamiento de los escritores sobre el tema. "Un escritor me mencionó que llamar Libertad a la cárcel es un giro orwelliano, de 1984", comentó, agregando que "el absurdo es parte del autoritarismo, se ha escrito -y novelado- mucho sobre eso, se ve en todos los regímenes que aplastan al ser humano".

De todas formas, no todos los escritores consultados estuvieron de acuerdo con la propuesta. "Algunos no firmaron porque pensaban que no se debe cambiar nombres históricos porque se corre el riesgo de que se diluya la memoria", consignó Silva Olazábal, que discrepa con esa posición porque "la conciencia histórica es un proceso educativo y social y cultural, que en Uruguay debería profundizarse, y que no puede depender de que se mantenga el nombre -cínico y feo en toda la extensión de esta palabra- de la mayor cárcel del país".

Tras superar las cincuenta firmas, el impulsor de la idea considera que el objetivo "se cumplió ampliamente" y que "ahora tienen la palabra los políticos". En efecto, la petición será enviada a los dos candidatos que pugnan por la Presidencia: Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou.