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Entrevista a Jorge Gandini

Por la positiva

“Uno quiere creer que siempre se cosecha lo que se siembra, pero en esta actividad no necesariamente es así. El trabajo y la dedicación no siempre te aseguran el reconocimiento”, comentó Gandini. Habló sobre la votación que tuvo el Partido Nacional, las posibilidades de acceder al gobierno y del trabajo que les espera de cara al balotaje. Por Ana Jerozolimski.

Jorge Gandini (56), que acaba de ser reelecto diputado con la lista 2014 del Partido Nacional en Montevideo, comenzó a acercarse a la política ya de jovencito, cuando todavía había dictadura militar, activando como miembro de "Por la Patria". Lleva ya 17 campañas electorales. En 1984 fue electo diputado suplente, luego desempeñó una serie de cargos públicos y en 1995 accedió al Senado. En el 2005 volvió a la Cámara de Diputados, donde estará también en el período parlamentario que se inicia el 1.º de marzo del 2015.

Diputado Gandini, me imagino que si le pregunto cómo está, ya pasada la primera vuelta de las elecciones, tendrá que separar entre lo personal, al haber quedado confirmado en la Cámara de Diputados nuevamente, y lo más general del Partido Nacional, que estimo usted esperaba que vote mejor ¿no es así?

Es una mezcla, mi banca en Diputados estaba bastante segura dada mi posición en la lista, que además, como esperábamos, fue la más votada del Partido Nacional en Montevideo y obtuvo cuatro bancas. Mi posición en la lista al Senado, como suplente de Jorge Larrañaga, sólo se concretaría con el triunfo del partido, caso en el que el conductor de nuestro sector ocuparía la vicepresidencia de la República. Mi mayor satisfacción consiste en que nuestro trabajo concreto en Montevideo fue reconocido por la gente, premiando con una gran votación a la lista que integro.
Sin embargo no puedo negar que hubiéramos preferido estar en una posición más cómoda para disputar el gobierno en una segunda vuelta. Suponíamos una caída mayor del Frente Amplio, producto de nuestra percepción en el contacto con la gente en este último año, confirmada por la evolución de las encuestas y particularmente de los resultados que estas pronosticaban en la última semana.

¿Está decepcionado por la situación del partido? O sea... me imagino que cuando pensaban en cierto margen de error en las encuestas, que les vaticinaban en general el 32 %, pensaban hacia arriba, no hacia abajo... Aunque creo que le pega en el palo...

La votación del Partido no me ha decepcionado. Obtuvimos 50.000 votos más que en la elección pasada, y en Montevideo -departamento en el cual trabajo- hemos sumado dos bancas. Por supuesto que las encuestas coincidieron en el error y generaron expectativas que luego fueron defraudadas por la realidad. La eventual decepción no se produce en relación al resultado, sino en relación a las expectativas que los pronósticos nos habían generado. Tanto en los votos esperados para el Partido como en la caída de respaldo que obtendría el Frente Amplio. En estas horas las empresas de opinión pública realizan su autocrítica, lo cual me parece muy saludable. Algo anda mal en su metodología.
Peor que los resultados anunciados en el día previo a la veda, fueron los "boca de urna" que se realizaron durante la jornada del domingo. Sin excepción, las encuestadoras más conocidas comunicaron después del mediodía, por línea interna a todos los partidos, resultados más alejados todavía de los que resultaron conocidos después del escrutinio.
Pero para no escaparme de la pregunta, esperaba un resultado un poco mejor, particularmente en el interior del país.

¿Y ahora qué? Es que para la segunda vuelta, es clave lo que pase con los votos que fueron al Partido Colorado... y allí la decepción es, imagino, muy grande...

La segunda vuelta es todo un desafío para los que participan en ella. Antes que nada, debe tenerse en cuenta que es otra elección, un mano a mano. Una definición entre dos candidatos presidenciales que ya no tienen partido. Así lo determina nuestra propia legislación. Se votará entre dos fórmulas, cuyas papeletas no tendrán identificación de partido, ni color, ni número, sólo foto de la fórmula en blanco y negro. Cada candidato deberá buscar afuera la confianza de nuevos adherentes y al mismo tiempo retener a los que ya lo votaron.
La búsqueda de acuerdo con otros partidos, para que acompañen el 30 de noviembre; y sobre todo procurando alianzas de más largo plazo para el ejercicio del Gobierno, no asegura la conducta de sus electores. Por eso el desafío requiere nuevas propuestas, diferentes estrategias, una gran movilización, pero sobre todo; la capacidad de superar fronteras partidarias de cada uno de los candidatos.
No debe perderse de vista que para aquellos ciudadanos que en la primera vuelta no acompañaron a ninguno de los dos que disputarán la presidencia, pesa más el rechazo que la simpatía. Es decir, si no los votaron en la primera vuelta, no son sus preferidos, pero de ningún modo votarán en la segunda a quien le ofrezca mayor rechazo de los dos. En ese sentido, creo que Lacalle Pou tiene una de sus fortalezas.

Parecería que la gran falla en los sondeos se refiere a la mayoría parlamentaria, que se daba prácticamente como seguro que el Frente perdería... al final, tienen la mitad en la Cámara de Senadores y la mitad más uno en Diputados... ¿Qué significa esto en términos de diálogo interno, de entendimientos y tensión interna?

Allí radica el aspecto más importante de la decisión que debe tomar el ciudadano. Si el Frente Amplio gana, se impondrá nuevamente un Gobierno de mayorías absolutas, con una bancada legislativa más volcada hacia la izquierda, con menos peso de los sectores moderados, y se conformará un Gobierno de Partido. Ya Vázquez ha adelantado que no dialogará con ningún partido antes del balotaje. Seguramente condicionado por sus sectores más radicales. El triunfo de Lacalle Pou garantizaría un gobierno de entendimientos. Sin mayorías propias se instalaría un gobierno de diálogo, que deberá consensuar sus propuestas programáticas con las de otros sectores políticos y sociales. Es una forma de Gobierno más trabajosa, pero también más a la uruguaya y más inclusiva. De lo contrario habría una mitad más uno, controlada además por sectores minoritarios radicales, que le impondría su visión al Frente Amplio, que luego impondría a la otra mitad -de modo intransigente-, sus posiciones negociadas en la propia interna. Creo que sería avanzar en "peor de lo mismo", un Gobierno del Frente Amplio con mayoría absoluta propia, pero con mayor peso de las minorías más radicales.

¿Cree que es exagerado decir que lo que hace unos días parecía más que posible, victoria de Lacalle Pou en el balotaje, se va alejando?

Creo que lo más adecuado es decir que las posibilidades de acceder al Gobierno están intactas, aunque habrá que ajustar la estrategia y la comunicación para obtener el respaldo de muchos uruguayos que no nos han votado, pero quieren un Uruguay que sea gobernado para todos.

VOCACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO


¿Qué es lo que empuja a seguir adelante, a hacer política, discutir, buscar, promover proyectos, trabajar... cuando en el horizonte no necesariamente hay una situación promisoria? Lo pregunto pensando en que cuando se confirma que ganó tal o cual candidato, del otro lado saben que tendrán que seguir luchándola... pero que la verdadera nueva oportunidad la tendrán recién cinco años más tarde...

Hacer política, promover proyectos y buscar soluciones para la gente es la esencia motivadora de quienes tenemos vocación por la cosa pública y la actividad política. Sin duda ser parte del Gobierno da mayores posibilidades de concretar esos sueños y propuestas, pero la tarea se puede desarrollar también desde la oposición; teniendo clara consciencia que el lugar que da la gente es para representarla en uno de los poderes del estado, el más soberano y representativo de todos.
Me ha tocado hacerlo sin estar en el Parlamento. Desde cualquier lado se puede trabajar por los demás y comprometido con la misma causa. Los resultados no son los mismos, pero para mí no es una opción abandonar el proyecto en la derrota. En todo caso, el legislador tiene tres funciones esenciales: legislar, controlar al Ejecutivo -perteneciendo a la oposición o aún perteneciendo al Gobierno-, y representar. Si no se pierde de vista esta función, la motivación permanece inalterada.

LA VIDA EN CAMPAÑA ELECTORAL

Estos días hemos estado en contacto varias veces, combinando esta entrevista y comentando algunas cosas sobre su trabajo, como diputado, en campaña... Y fue una linda forma de compartir alguna anécdota de lo que significa la campaña electoral... ¿Se anima a compartir alguna también con los lectores todos?

Si uno vive con pasión la actividad política, las campañas electorales son como el día del estreno para el actor. Están repletas de emociones y tensiones, de momentos inolvidables por lo bueno y por lo otro. De cercanías estrechas, de apoyos inesperados y de decepciones esperadas... Es como la vida, pero concentrada en unos meses.
Se duerme poco, se come mal y de todo, se recorren miles de kilómetros. Se reciben aplausos y se cometen errores. Es la cosecha de una larga siembra, en la que se plebiscita ante los ciudadanos -que uno ni conoce-, el premio del reconocimiento y la reelección o el castigo que con legítimo derecho ejercen los ciudadanos cada cinco años. Vivir intensamente una campaña, para algunos de nosotros, es vivir.
Anécdotas, de esta y otras campañas en las que estoy directamente involucrado (desde 1982, ya llevo 17), hay de todo tipo y color, pero las mejores siempre surgen del contacto con la gente en su medio. Desde tener que cenar dos veces la misma noche para no defraudar a un par de anfitriones consecutivos de una misma recorrida, pasando por probar una exquisita torta dulce hecha con los tallarines del mediodía. La más reciente... de la pasada semana, cuando en Piedras Blancas, entrando a la casa de un querido compañero para una última reunión política, su perro me recibió afirmando sus colmillos en mi pierna derecha.

Bueno, no en una anécdota tan fuerte estaba pensando...

Claro...Y no fue muy oportuna la indicación de la doctora que me atendió luego, cuando, con franca mirada de resignación, me indicó una semana de reposo... a la que contesté respetuosamente que la tomaría en diciembre...
Cada encuentro es un abrazo; y detrás de él una muestra de afecto expresado de los modos más diversos. Sin perjuicio de que ya no tengo paredes donde colgar tantos recuerdos, hay algunos amores que matan, o casi.

UNA VIVENCIA URUGUAYA

Uno de los comentarios que me hizo en un mensaje al celular, me pareció especialmente lindo. "Son los días más lindos y uruguayos de mi vida"... Me pareció hermoso... y para nosotros, como uruguayos, está claro a qué se refiere... pero me gustaría, aún así, pedirle que explique, pensando por ejemplo, que extranjeros podrían leer esto... ¿Qué quiere decir 'días uruguayos'? Democracia hay en muchos lados... ¿qué tiene de especial en Uruguay?

Trataré de explicarlo con una anécdota. El último sábado de campaña, con un sol hermoso, cientos de militantes jóvenes de todas las listas de mi Partido bailaban al son del jingle, agitaban sus banderas y repartían listas a lo largo de varias cuadras de la Rambla de Pocitos. Más adelante se intercalaban con grupos frenteamplistas que hacían lo mismo con su propia música. Entre autos y bocinas, otros cientos, caminaban o corrían disfrutando de ese espacio tan montevideano, sin alterar su rutina mientras atravesaban aquella diversidad de ideas y colores. En un momento nos sorprendió la caravana final encabezada por Pedro Bordaberry, repleta de entusiasmo y banderas coloradas. Ni un insulto entre todos, ni entre tantos. Sólo respeto, saludos, deseos de suerte y alguna que otra indiferencia. De repente, sorprendido por la caravana y entreverado en aquella marcha lenta y bulliciosa, transitaba en aquel mismo sentido, el ómnibus turístico. Nunca vi sacar tantas fotos y asomarse tanto a aquellos turistas, sorprendidos seguramente por aquello tan uruguayo y tan civilizado.

Se me eriza la piel de imaginar la escena...

A la rambla y el mate, se le agregaba el color, la pluralidad, el respeto y la convivencia. Estoy seguro que en ninguna parte del mundo conviven las ideas y la diversidad con tanta intensidad, pasión y respeto.
Estas cosas solo son superadas por el día de la Elección. Es un domingo distinto. Yo lo empiezo muy temprano, a la misma hora que miles y miles de uruguayos que salen a cumplir su tarea en el día de la democracia. Miembros de mesa, custodios militares y policiales de circuitos, militantes partidarios investidos como delegados, y otros muchos que pasan con sus autos embanderados o sus banderas al hombro, camino a sus clubes o comités; hacen de esa mañana un principio de jornada excepcional. Y así transcurre todo ese día. Con gente haciendo filas para votar, con ancianos acompañados de sus nietos, y jóvenes que ejercen su derecho por primera vez, con embotellamientos vehiculares interminables de gente que va camino a decidir cómo quiere que sea su país. Por eso te decía en mi mensaje, que la democracia en Uruguay no se cuenta, se vive.

Tal cual... divino...
No todo son flores ni todo es idílico, están los fanáticos, los que odian, y los que no toleran. Pero las grandes mayorías, de todos los partidos, siguen siendo muy uruguayas.

¿Cómo era la interna... no la política, sino la de su familia durante la campaña?

Por suerte allí la interna está resuelta. Todos me votan, todos acompañan. Tengo tres hijas, la mayor, abraza una vocación similar a la del padre, es asistente social; pero militante infaltable de todas las campañas. Las otras dos, militantes activas de la Juventud, seguramente no van a seguir el camino de su padre, pero están comprometidas y viven intensamente estas etapas. Me tienen atrapado... es el único momento en el que no les puedo decir que lo primero es estudiar. Por suerte todas acompañan y son parte. Aunque para mi esposa y toda la familia, acompañar es una comprensión y un apoyo de cada día durante los cinco años.

Creo que a menudo, el ciudadano promedio tiene del político una imagen de hombre fuerte, a veces demasiado, con mucho poder en sus manos. Y llega la campaña y el político depende del ciudadano... y también pasará momentos de nervios preguntándose incluso si resultará o no electo... En lo personal, seguro que eso debe preocupar... pero es una buena lección de humildad, cada tanto, tener que esperar la aprobación popular ¿verdad?
Con esta última parte, estoy de acuerdo. Me ha tocado ganar y perder; renovar y perder la banca. Llegar, pero ver a queridos y merecedores compañeros quedar en la orilla.
Sobre lo primero, ni muy fuerte ni mucho poder. El destino de cada uno va muchas veces atado al destino del colectivo. Somos parte de un equipo al que si le va bien, a todos les va bien. Sobre todo a quienes tienen una actividad destacada y conocida. Pero si al equipo le va mal, todos pagan el precio del castigo ciudadano, aunque no sean personalmente responsables por sus actos o su dedicación.
Por eso el primer día en que te sentás en una banca de este maravilloso Palacio Legislativo, tienes que sentirte más responsable que privilegiado. Y después de asumir tu pequeñez en aquella inmensidad republicana, proponerte no olvidar para qué llegaste.

La otra cara de la moneda, es que bien sabemos que no siempre el que queda es necesariamente el más capaz o el mejor... y lo seguro es que hay gente muy valiosa, que pierde su banca...

Uno quiere creer que siempre se cosecha lo que se siembra, pero en esta actividad no necesariamente es así. El trabajo y la dedicación no siempre te aseguran el reconocimiento. Uno de los desafíos de estos tiempos para el político, es no sólo serlo, sino además parecerlo. No es fácil que la gente -que luego vota, elige, y de algún modo emite su veredicto-, conozca lo que hizo o dejó de hacer cada uno de sus representantes en el período.
Y como los medios son una parte importante del proceso, ir contra la corriente no siempre es la decisión más conveniente, aunque sea la más correcta. Por eso no siempre pasan los mejores. Aunque el concepto de "mejor" en una democracia representativa, siempre es muy subjetivo. Para mí, el mejor Parlamento es el que más se parece a su gente, y la gente se hace representar por lo que siente más cerca.

Y AL BALOTAJE...

¿Se anima a vaticinar qué pasará el 30 de noviembre? ¿O, lamentablemente para su partido, ya no parece haber realmente dos opciones?

En este país vaticinan los encuestadores y los meteorólogos, y generalmente se equivocan. Yo sólo puedo decir que el proceso para elegir presidente termina ese día. Y hasta ese día trabajaré para que el país tenga a Lacalle Pou como presidente y a Jorge Larrañaga como vicepresidente. No voy a negar que tenemos un camino difícil y, por eso mismo, tan atractivo como desafiante. Los que abrazamos la política como opción de vida, no estamos para aceptar ni adaptarnos a la realidad. Siempre queremos cambiarla. Porque está mal o para mejorarla. Yo sólo sé lo que deseo. Como decía Wilson, la lucha empieza todos los días. Para mí la lucha volvió a empezar ayer, y sigo convencido que nuestra opción es la mejor.