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Entrevistas

Yo me llamo Roberto

Entrevista con Roberto Musso

“Algunos te dicen que le gustaba el Cuarteto de antes, y yo pregunto: ¿cuál Cuarteto de antes?”: Roberto Musso nos habla sobre el nuevo disco del Cuarteto de Nos.

17.10.2014 12:37

Lectura: 10'

2014-10-17T12:37:00-03:00
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Por Martín Otheguy

Roberto Musso es un oficinista del rock, lo que está lejos de ser un chiste por su trayectoria como ingeniero de sistemas en Ancap. Mientras muchos creen que la vida del artista consiste en noches de bohemia a la espera de un rayo divino de inspiración, Musso se pasó más de un año trabajando en su oficina personal de 9 a 17 horas en la composición y arreglos de "Habla tu espejo", la última criatura discográfica del Cuarteto de Nos.

El resultado de esa rutina "dificilísima", según él mismo confesó, fue el álbum más personal, serio y "raro" del Cuarteto, que marca un quiebre con la trilogía Raro-Bipolar-Porfiado, álbumes también producidos por Juan Campodónico. No sólo por la música, que dosifica las rimas interminables e incursiona aún más en la experimentación pop, sino especialmente por el enfoque en las letras.

Con la ironía definitivamente archivada, Musso -que compuso todos los temas del disco a excepción de una versión de "Whisky in the Jar", que canta Santiago Tavella- se mete en "Habla tu espejo" en el terreno delicado del Alzheimer de su madre, el nacimiento de su hija o la exploración de su identidad. Lo hace sin cinismo y con los sentimientos expuestos, lo que puede chocar a algunos de los fanáticos del Cuarteto que después de 20 años quieren que la banda vuelva a las trincheras en la Navidad.

Sobre el "nuevo" y "viejo" Cuarteto, los cambios a través de los años, la ausencia de su hermano Riki y la necesidad de renovarse para seguir siendo el Cuarteto charlamos con Roberto Musso.

Después de haber hecho una trilogía con Juan Campodónico, ¿se plantearon antes de grabar este disco el objetivo de no repetirse?

Sí, fue premeditado. Cuando estábamos en plena gira de "Porfiado", en la teoría estaba instalada en la banda la idea de hacer un disco de quiebre. Lo charlamos con Campodónico, que estaba de acuerdo con hacer un disco distinto, incluso desde el sonido. Concluimos que para hacer algo diferente había que cambiar en cada etapa, desde la composición de la canción, como base de la pirámide, a los arreglos y la grabación. Yo intenté darle una óptica diferente, desde quien iba a ser el "yo" de las canciones.

Es un disco también mucho más personal, ¿esto también fue buscado?

En la trilogía había muchas canciones en primera persona en las que no queda claro quién es el que canta. Ahora me resultó interesante, a la hora de escribir, hacerlo desde un lugar más despojado, transparente. Es claro que habla Roberto y de hecho hay una canción llamada así. Y también tiene relación con las cosas que yo estaba viviendo, como por ejemplo ser padre hace poco o tener a mi madre con Alzheimer desde hace años, esa fricción entre una vida que llega y otra que se está apagando. Me resultó interesante trabajar en ese aspecto pero fue muy difícil.

¿Más difícil porque quedabas más expuesto?

Totalmente. Me costó animarme a escribir de esas cosas y fue un proceso larguísimo. Sobre todo en canciones como "21 de setiembre" (que hace alusión al Día del Alzheimer), en que muy cuidadosamente tenés que ver qué palabra ponés, qué frase agregás porque se te puede ir fácilmente para el lugar común.

Foto: difusión

¿Eso hizo también que el disco sea más serio de lo que acostumbra el Cuarteto, comparándolo incluso con los últimos álbumes?

Me había pasado ya en discos anteriores, con canciones como "Cuando sea grande", que hoy la escuchás y no tiene nada de humor ni de ironía. Me parecía que ese estilo movía mucho las emociones de la gente y quería ahondar más en esa veta y ver dónde llegaba.

¿O es parte de crecer y despojarse del cinismo?

Yo nunca pude desentrañar mucho mi vida personal de la artística y siempre me gustó escribir desde el momento de la vida artística que me tocaba vivir. Capaz que hay cosas que vas viendo de forma distinta. Cuando hicimos "Otra navidad en las trincheras" ese era el disco que queríamos hacer y lo que queríamos transmitir y hoy, 20 años después, creo que es sumamente válido escribir desde otro ángulo distinto.

¿El título obedece a esa búsqueda personal?

Nos gustó el tema del espejo, el yo reflejado, porque cerraba con el concepto.

¿Qué lugar sigue ocupando el humor para el Cuarteto?

Está siempre presente como está presente en la vida nuestra. Capaz que en algún momento lo nuestro era exageradamente todo de humor, todo de ironía y hoy me parece que está en una dosis más similar a la que tenemos nosotros como personas. A veces uno está con ganas de reír pero otras está deprimido o llorando. Y me parece que en estos últimos cuatro discos se muestra otra dimensión distinta que teníamos y que se agrega al show en vivo.

El Cuarteto pareció por mucho tiempo un producto demasiado uruguayo para triunfar en el exterior. ¿Qué fue lo que hizo el click?

Fue "Raro" lo que llamó la atención fuera de fronteras, se alinearon los astros para que ese disco se conociera afuera. A partir de ahí desarrollamos una carrera en el exterior pero hasta el día de hoy se nos ve como muy uruguayos. Obviamente que tener un sonido más internacional influyó, pero si "Raro" no hubiera tenido aquellas canciones no hubiera pasado nada. Lo que sucede fuera de Uruguay es que el show que hacemos tiene canciones de los últimos siete años; hemos tocado algún tema más viejo pero no llaman mucho la atención, son más bien parte de otro patrimonio.

¿Qué control tuvieron sobre el video del tema "No llora", que no tiene ninguno de los rasgos que generalmente identifican al Cuarteto?

Lo que nos pasó es que no pudimos trabajar con gente de acá. Sacamos el disco con Warner Argentina y cualquier video que hiciéramos en Uruguay les salía el doble. De hecho logramos que el disco se realizara acá y el sello se bancó un proceso de casi seis meses de grabación. Y con el video dimos el OK. De todos modos vimos cinco guiones posibles y elegimos el que parecía en teoría más adecuado a la canción. Es un tema súper delicado, sobre todo con las canciones nuestras, porque por un lado no nos gustan los videos literales y por el otro, un video que cuenta una de las posibles interpretaciones de la canción puede dar a entender que trata solamente sobre eso. Este video es un poco más neutro pero en el fondo tiene algo de ese misterio acerca de por qué está esa niña sola, una niña va experimentando con situaciones en la casa hasta que termina en un mundo imaginario de ella. Si lo interpreto de esa forma me gusta mucho.

Viejo Cuarteto, nuevo Cuarteto

¿Te pone mal que haya mucha gente que crea que el Cuarteto perdió su esencia, quizá por no ser tan "incorrecto" como antes?

No me pone mal para nada y lo puedo llegar a entender perfectamente. La idea que tengo yo, porque me ha pasado a mí con bandas que me gustan, es que mucha gente queda anclada con el disco con el que conoció al artista. Con el Cuarteto lo que pasa es que te dicen que le gustaba el Cuarteto de antes, y yo pregunto: ¿cuál Cuarteto de antes? Y ahí hay gente que me dice: el de "Soy una arveja", o el de "Me agarré el pitito con el cierre", "Otra Navidad en las trincheras", o "Raro", y en general lo que sucede es que nombran el primer disco que conocieron. Y un cambio con respecto a eso hay gente que lo banca, que le gusta y hay gente que no, y está en su derecho.

Con el Cuarteto siempre fuimos beatleros, pero los conocimos con "Sgt. Pepper", y después escuchamos sus discos del principio y no tienen nada que ver, parece una banda distinta. Esa evolución -o esas ganas de evolucionar- siempre estuvo en la génesis de la banda.

¿Son conscientes de que mucha gente cree que Riki es un ejemplo de honestidad artística, porque se fue al sentir que el Cuarteto había dejado de hacer la música que a él le parecía que debía hacer?

Sí, sé que hay gente que opina así y está en todo su derecho. Para mí funciona al revés y puedo decir con muchísimo orgullo que nuestro repertorio de canciones no tiene más de cinco o seis años, porque yo no me veo a esta altura de la vida repitiendo "Otra Navidad en las trincheras" o intentando mejorar con alguna fórmula canciones de esa índole. Y de repente hay artistas de los que no conocés ninguna canción que sea distinta a las que hacen desde hace 20 años.

En una entrevista con Gabriel Peveroni para Freeway, Riki dijo que quedarse sin el Cuarteto era lo peor que le había pasado en la vida después de la muerte de su padre. ¿Pensaste en ese momento en hablar con él para volver a traerlo de algún modo al grupo?

Sí, lo hablamos muchísimo en ese momento, en grupo y por separado. Pero ahí no hubo vuelta, Riki tenía una decisión tomada y con toda la razón que podía tener, porque había un montón de cosas que no le estaban cerrando del camino que tomaba la banda. Y nosotros en ese aspecto, como gente que nos conocemos de toda la vida y que es respetuosa de las decisiones artísticas de cada uno -hemos tenido muchas discusiones en estos años, siempre dejando de lado lo personal- vimos que él tenía su decisión.

Y ahora tiene disco nuevo, que capaz que hasta compite en los Graffiti.

Está buenísimo el disco que hizo, estoy súper contento. Está genial que haya podido formar una banda para tocarlo.

Otra cosa que a algunos de los viejos fans les cuesta entender es tu participación en el programa "Yo me llamo", de Canal 12, sobre todo porque vos parodiabas ese tipo de shows en una publicidad. ¿Qué te interesó de participar en eso?

A mí cuando me dijeron primero de la idea, que era hacer de jurado pero de mí mismo -no tenía que fingir ninguna personalidad- me pareció positivo. Si no hubiera sido yo hubiera sido otro (risas).

¿Tuviste algún resquemor de aceptar, por la posibilidad de que te afectara de alguna forma?

No. Obviamente lo hablamos con la banda antes, porque era una decisión que podía tener un impacto, y vimos que era positivo. Es sólo un veredicto sobre la performance de cada uno de los que canta, lo disfruto y me divierte. Si saliera a matarlos, como en la publicidad, no sería yo realmente, porque yo no haría eso.

Por Martín Otheguy