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Sin casete

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Sin casete: Laura Canoura

"Empecé a componer, como siempre pasa, por una motivación: el amor o el desamor", dice Laura Canoura en una nueva entrega de Sin Casete. Por Andrés Torrón.

14.08.2014 10:29

Lectura: 7'

2014-08-14T10:29:00-03:00
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Mientras Laura Canoura prepara el café en la cocina de su casa, noto una pila de casetes al lado de la mesa. Le pregunto si sigue escuchando música en casete y me dice que no, que estaba buscando viejo material de canciones que compuso con Hugo Fattoruso, que por suerte encontró

Desde su época con el grupo Rumbo a inicios de la década de 1980 y más tarde en su carrera como solista que empezó con el disco "Esa tristeza" de 1985, Laura Canoura se transformó en una de las interpretes centrales de la música uruguaya. Hace 20 años realizó un espectáculo en el Teatro Solís junto a Hugo Fattoruso, llamado "Locas Pasiones" que quedó plasmado en un recordado disco.

Mientras planea hacer un disco y un espectáculo con Andrés Bedó basado en la música mediterránea, Laura ensaya con Fattoruso una nueva versión de aquel show en el mismo escenario los próximos 30 y 31 de agosto.

-¿Este nuevo show con Hugo Fattoruso va a repetir el mismo repertorio del anterior, basado en el tango y el bolero?

No. Mantuvimos una tercera parte del viejo repertorio, las canciones que más nos gustaban a los dos. Cuando hicimos el espectáculo con Hugo hace 20 años quedo una relación artística muy fuerte entre nosotros y esa relación se tradujo en la coautoría de canciones que hicimos a distancia. Yo empecé a componer en esa época. Vamos a hacer cuatro o cinco temas de esa etapa, que nunca tocamos en vivo juntos. También elegí tres temas de esa primer época mía de compositora. Hugo aportó tres temas nuevos y hay un tema nuevo compuesto por los dos.

Yo pertenezco a una generación que dio compositores muy importantes y todos estaban a mi alcance cuando elegía un repertorio. Entonces en esa etapa no sentía la necesidad de componer. Gracias al estímulo de Hugo para que yo hiciera letras con sus músicas, ahí se destapó algo en mí como compositora...

-Así que Hugo fue un catalizador muy importante...

Súper importante. Además yo sentía una admiración enorme por él y lo veía como una figura lejanísima. No sé ni como me animé a llamarlo para hacer ese espectáculo. Tuve la suerte de que me dijo que sí. Él tenía la reticencia de que no iba a poder solo, quería que hubiera más músicos arriba del escenario. A mi me parecía increíble que él pensara eso, nada menos él que es una orquesta de una sola persona. Generamos una empatía afectiva a partir de "Locas pasiones". Vos fijate que en aquella época en que no existía casi internet, con él en Estados Unidos y yo acá, nos comunicábamos por fax y nos mandábamos las canciones en casete por courier. Todavía tengo en mis retinas y en mi corazón la primera vez que me llegó una música de Hugo con la letra que yo había escrito. Tuve que ir a buscar el casete a una oficina de DHL y me llevé el walkman, porque no aguantaba llegar a mi casa para escuchar. La emoción de sentir esa música en el ómnibus no me la olvido más. Hugo fue muy estimulante en mi carrera.

-¿Te sentís más intérprete que compositora, o viceversa?

He logrado hacerlas convivir. La compositora es mucho más lenta que la intérprete y de hecho la compositora vive de la intérprete. A mí me gustan mucho las dos cosas. Pero me cuesta mucho ponerme en el eje de ser intérprete de mis propias canciones. Es lo que hago, yo interpreto mis canciones en distintos formatos y con distintos arreglos, pero me doy cuenta que me lleva tiempo colocarme en el mejor lugar con mis propias canciones. Cuando yo compongo soy distinta que cuando interpreto. Cuando interpreto trato de elegir cosas que me provoquen desafíos y a la hora de componer soy mucho más simple.

-Vos te destacaste como cantante en un momento en que reinaba la figura del cantautor y ser solo intérprete no estaba bien visto.

Creo que eso sigue siendo así. Que sigue habiendo una presión para que un buen intérprete se convierta en compositor casi enseguida. Como si interpretar no fuera lo suficientemente importante. Hay un sector de la música que considera a los intérpretes como un escalón por debajo de los compositores.

Cuando yo empecé a cantar era parte de un grupo. Entonces con Rumbo estaba todo más acolchonado, no era la solista. A mi me costó mucho pasar a ser solista. Fui aprendiendo sobre la marcha y gracias a la gente con la que trabajé como Las Tres o Jaime Roos

-¿Sentiste esa presión en algún momento?

Si, claro. Por más que yo demoré mucho en empezar a componer y siempre recibí el estímulo de gente que admiro. Yo siento mucho agradecimiento a la intérprete que soy. Gracias a eso vivo, me desarrollo, creo. Pienso que cuando vos trabajás como un intérprete realmente y no como un simple ejecutante te acercás bastante a la composición. Es como pasa en el cine con el editor. El editor puede hacer otra película que la que pensó el director o dar una variante mucho mejor con el material que tiene, lo mismo pasa con el intérprete.

- ¿Y en aquella primera época te sentías menos por no ser compositora?

Yo no era muy consciente de eso. A mí me gustaba cantar, no me importaba qué, cómo, cuándo. Empecé a componer, como siempre pasa, por una motivación: el amor o el desamor. Cuando sentís cosas que te parece que nadie las dijo antes aunque ya las dijo todo el mundo, pero de otra manera. Nunca fui muy consciente de esas categorización hasta que viví un episodio que no te voy a especificar, en el que me enfrenté a una persona que tenía esa opinión: Que yo era solamente una intérprete, un escalón por debajo del compositor. Pero no fue eso lo que me llevó a componer, solo me abrió los ojos sobre ciertas opiniones. Lo que me llevó a componer fue el amor.

-Hay artistas que van cambiando su público según pasan los años, y hay otros que mantienen una misma audiencia que crece con ellos ¿Sentís que tu público ha ido creciendo contigo?

Esa es la pregunta que nos hacemos los músicos siempre. Yo pensaba que el público iba creciendo conmigo. Esa es la primera idea que me surge, pero después tanto en los espectáculos como en las redes sociales me doy cuenta que tengo un público juvenil, sobre todo femenino, que creo se ha identificado con alguna de mis letras. Y me pasó que al hacer el espectáculo sobre Edith Piaf, ya hace muchos años, se acercó un público veterano que de otra manera no se hubiera acercado, que después me siguió en las distintas cosas que hice. A mí me gusta mucho tocar con gente con la que habitualmente no toco, porque me parecen geniales las mezclas de públicos. Cuando el público mío se mezcla en una función con la de un artista más joven, por ejemplo. Eso es bárbaro, estás haciendo conocer a otra gente y viceversa.

- ¿Que cosas sentís que te falta hacer a nivel musical?

Muchas cosas. Para empezar me gustaría viajar más con mis músicas y mis músicos. Algo que me gustaría hacer también es música para niños. No llegó el momento todavía, no bajó la inspiración para eso, pero algún día sé que lo voy a hacer. Y me gusta mucho todo lo que pasa cuando hago cosas con orquestas grandes, como lo que he hecho con la Banda Sinfónica o lo que hice con la Filarmónica y las Galas de Tango. Es muy difícil trabajar por ese lado porque es imprescindible que haya un interés oficial, sino es imposible financiar una orquesta.

Tengo una deuda pendiente también con el blues. Me gusta mucho, me funciona muy bien con el tipo de voz que tengo, he compuesto temas relacionados con el blues. Pero es un proyecto complicado, porque a mí lo que me gustaría es cantar en castellano una serie de canciones que fueron creadas en inglés. Y hay canciones que son maravillosas y después al traducirlas se pierde todo. Hay que elegir con mucho cuidado.

Por Andrés Torrón